La desesperación de mi abuela al llegar al colegio, eso era lo más vergonzoso. La directora la miraba enojada, mientras que yo esperaba afuera en el patio nuevamente. Pronto volví a ver a David pasar con un grupo de amigos, se reían a carcajadas. Aunque no le di importancia estaba preocupada por lo que me estaba pasando, ¿acaso algo en mi estaba muriendo? Sí, pero cada vez estaba más cerca. Más cerca de perder todo, mi abuela salió de la dirección y la directora detrás de ella.
-tomaremos medidas drásticas al respecto –me miro seria.
-¿Qué pasara? –dije asustada.
-es mejor que dejes de juntarte con Gonzalo.
-es por tu propio bien.
-¡No! El es mi amigo – comencé a llorar.
-pero no es buena influencia – dijo mi abuela.
-haber – toco mi hombro – mejor que vallas a casa y te tranquilices así podes analizar mejor las cosas.
-mire enojada a la directora –
-vamos.
Mire enojada a la directora como si me estuviera matando, no podía soportar el hecho de alejarme de Gonzalo. Aunque lo peor es que no me daba cuenta que cada vez perdía más la confianza de todos. Subí apurada al salón, agarre mis cosas y todos me miraban extrañados. No podía soportarlo, era una sensación extrañada como si tan solo por estar o defender alguien que supuestamente esta solo te hiciera ver como una porquería. Escuchaba dentro de mí una voz que me decía lo que estaba mal, pero no quería escucharla. Como si las palabras pasaran de largo, como si no pudiera ver, escuchar. Simplemente estaba segada por sus palabras, por este sentimiento de lastima.
-¿entonces te vas? –me miro con sus ojos llenos de lagrimas.
Cada vez que sentía compasión por él, la espina que sostenía mi pecho se clavaba más hondo. Me acerque nuevamente y lo abrace.
-solo porque me lo dijo la directora –intente tranquilizarlo.
-¿seguiremos siendo amigos?
-claro que sí.
La espina roso mi pecho dándome una puntada muy dolorosa, como anunciándome la tormenta que se acercaba. Baje apurada y me fui con mi abuela.
-¿¡qué pasa con ese chico!? –Me mira enojada – te lo dije, no es buena influencia para vos.
-¡no mama!
-sí, te prohíbo que te juntes con ese chico.
-no...
Corrí a encerrarme en mi cuarto, y me tire en mi cama a llorar. No quería creer que él es malo, ¿pero entonces por qué te lastima? Quede dormida pensando en lo que había pasado, no quería. No podía verlo, no podía escuchar lo que me decían. Era como si me pusieran una bolsa en la cabeza y me apuntara con un arma. A la mañana siguiente me levante, me puse el uniforme y llegue lo mas antes posible al colegio. Lo horrible fue ver a la directora esperándonos, decidió cambiarnos de lugar.
-Gonzalo vos en esta punta –señala el asiento más lejano al mío – y ____ te sentaras con David, creo que ellos serán una buena influencia para ti.
Me acerque lentamente al asiento donde estaba David, el me miraba con una sonrisa. Los chicos de atrás se reían, hacían que me sienta incomoda.
-hola - desocupo el asiento donde estaba su mochila.
-emmm... hola –comencé a temblar.
-¿Cómo estás? –sonríe.
-...
-oh, ¿Cómo te llamas? –me mira sorprendido.
-____.
-qué hermoso nombre.
Por una vez en mi vida me sonroje, comencé a intentar relajarme. Quizás no debía pensar como lo hago, quizás dejar que me excluyan no era no que debía hacer. Comencé a pensar en las personas que conocí antes de Gonzalo...
-gracias.
-está bien, me retiro –se va la directora.
La profesora siguió hablando, no podía entender el tema que estaba explicando. Debo dejar estos nervios, ya llegue a este punto.
-¿David?
-oh, decime Phoenix –sonrió – si te parece, así me dicen.
-ok, Phoenix – sonreí- ¿entiendes lo que dice la profesora?
-claro, yo te explico.
David comenzó a explicarme, en cada cosa que decía me hacia reír. Paso un rato hasta que recordé la presencia de Gonzalo, nos miraba muy enojado. Sentí que cada vez estaba más cerca de la verdad, pero no le di importancia y seguí escuchando a David.
-no deberías juntarte con ese chico.
-¿Qué?
-es malo, yo fui su amigo.
-¿de verdad?
-claro, realmente la forma desastrosa en la que arruina a la gente es terrible.
-¿entonces decís que me está arruinando?
-sí.
Quizás realmente estoy equivocada al defender a Gonzalo, tantas personas me decían lo mismo. Aunque me costaba tanto entenderlo, seguía viéndolo como mi mejor amigo a Gonzalo.
