Capítulo 34

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Fuimos a cenar juntos a un restaurante no muy lejos del campus.

—¿Me vas a decir quien era esa chica o van a pasar mil años? —me dijo mirándome a la espera de que le cuente todo.

—Creo que esperarás más de mil años —sonreí.

—Va... David... —ponía cara de niña buena y todo.

—Vale, es mi ex-novia, fue hace tres años, salimos un año juntos, estábamos bien, pero discutíamos todos los días, hasta que ella me dijo que no me amaba, que sólo estaba conmigo por una apuesta, apuesta que ganó.

—¿Como...? ¿Una apuesta de que? —me miraba sorprendida.

—Pues, yo era un niño que no quería novias, y menos aún pequeñas, porque ella tenía un año menos, y mis amigas le dijeron a que no te ligas a David de 4 de la ESO, sabían que no lo lograría, así que se lo propusieron por eso, además era un poco friki esa niña y estaba gordita, no era mi tipo.

—¿Y entonces como lo logró? —me miraba como una niña a la cual le cuentan un cuento.

—Vi que era una buena niña, que tenía buen corazón, me ayudaba a inglés y yo a ella a matemáticas, hasta que un día me decidí y la besé, no me importaba su físico ni nada, quería estar con ella esa chica me gustaba.

—¿Y ella por qué hizo eso?

—Para demostrar que podía, sólo se jugaban que la que perdía la apuesta debía decir todo un trimestre que la que ganaba era la mejor o no sé, no presté mucha atención.

—¿Quieres que le pegue?

—No, sigo, estábamos bien, sólo nos dábamos besos, en un año entero SOLO BESOS, no me dejaba hacerle nada más y la respetaba, bueno... Seguimos juntos hasta que dijo se acabó, te dejo, ya he acabado la apuesta la he ganado, gracias guapo, adiós, no me dijo nada más, la veía por el instituto durante los dos años siguientes, no la miraba, estaba destrozado, ella me había destrozado.

—Para si quieres ya de contarme las cosas —me veía nervioso, cogió mis manos y me las apretó. —Tranquilo pequeño.

—Tranquila —le sonreí. —Poco a poco lo estaba superando, hasta que salió con otro, la vi besándose con él en el patio, él era un inútil, sólo la usaba para eso, hasta que vio que esa chica era difícil y la dejó, no le importaba ella, ella estaba destrozada, el chaval ese decía que se la había follado y así que la dejó porque lo hacía mal, pero era mentira, al verla tan mal, pegué al chico y le hice confesar que era mentira lo que decía.

—¿Para que le pegaste? Que se joda, ella te hizo daño.

—Shhh, al día siguiente vino a darme las gracias, la ignoré, como ella hizo esos dos largos años, venía todos los días a hablarme, yo pasaba de ella, hasta que un día me dijo que me amaba y me cansé, discutí con ella en el patio, decía que sólo me amaba a mí, que la apuesta le daba igual que quería estar conmigo, entonces me enfurecí y le dije que parase de decir mentiras, que se fuese con su ex el capullo y más cosas, a partir de ese día cambié, cambié para siempre.

—¿De que forma cambiaste?

—Pues dejé de ser bueno con las chicas, creía que todas eran unas mentirosas y decidí no salir con ninguna más, sólo rollos de una noche, pero poco a poco he ido madurando, pero aún así tengo miedo a que me vuelvan hacer daño.

—Ya basta David, vámonos —me cogió del brazo y salimos.

Al salir de allí estaba otra vez ella mirándome.

—David... ¿es ella...? —me preguntó cogiendo fuerte mi mano.

-Sí —respondí con un hilo de voz.

—Vámonos mejor.

—No, voy a hablarle —el corazón me iba a mil, no quería, pero debía.

Raquel me dio un beso en la mejilla, y se fue, pero no sin antes decirme que la llamara si necesitaba algo.

Me acerqué a ella, estaba ahí de pié, sola, pasando frío, tenía miedo, parecía frágil, débil, parecía estar rota, pero no debía darme pena, ella me destrozó.

—Hola Andrea —dije frío, al estar delante de ella.

—Hola... —me miró a los ojos.

Esos ojos que un día me encantaban verlos brillar, esos ojos que antes eran mi razón de ser, hoy, estaban rojos, hinchados, se que había llorado, pero no sé porqué, ella fue la que me dejó.

—Tenemos que hablar —dije lo más tranquilo posible.

Asintió.

—Ven, vamos a mi habitación, no hay nadie, estaremos solos, podremos hablar todo lo que quieras, pero sólo hoy, mañana, te irás, y no volverás a venir ni ha hablarme, no existiré para tí, como esos dos años, te será fácil, tienes práctica.

Sólo se limitó a mirarme, y me abrazó.

Quédate, puede que te quiera.Where stories live. Discover now