Quédate, puede que te quiera.

Capítulo 2

La puta alarma no paraba de sonar y me tenía ya bastante cabreado así que la cogí y la tiré al suelo y se calló.
Tenía un dolor de cabeza bastante importante y me cagaba en los cubatas demás que tome ayer, puto Diego!

Me levanté, el mundo me daba vueltas y se movía todo estando yo quieto. La puerta de mi cuarto sonó y se abrió, era Damian y estaba algo enfadado.

—Tú, vodkaman levanta que es el primer día va.

—Ya voy mama, me ducho y voy a desayunar, vale?— Dije quitándome las lagañas de los ojos.

—Va, ya —Dijo Damian ordenándome.

Me puse en pie y fui directo a la ducha, me duche con agua del polo norte porque joder! Que fría estaba la jodía.

A las 8:30 de la mañana ya estábamos Damian y yo, desayunando en la cafetería y viendo los posibles compañeros, ya que los dos habíamos elegido estudiar economía.

Ya estábamos en clase, la profesora nos explicó que ella sería nuestra tutora y uff... no veas que tutora nos tocó. Era alta, delgada, una tez perfecta y un tanto morena, pero sus cabellos eran castaños, quedaban preciosos esos rizos con los ojos verdes. La verdad yo me tiraba a Helena, que así se llama.

Pero esta claro, no solo me fijé en la profesora, las compañeras no estaban nada mal para tener 18 años como nosotros. Había una rubia, pero una rubia explosiva, vamos la típica rubia que la ves y tendrías una noche loca con ella, pues esa rubia.
En la clase no solo había chicas buenorras con las que no me importaría jugar toda la noche, habían también tíos, estaban los frikis, los que habían repetido, los marginados y los jugadores de fútbol que por tradición eran los guays o como quieras llamarlo.

La verdad me gustaría formar parte del equipo de fútbol, pero a Damian no y siempre estamos juntos, así que no sé a que equipo o grupo nos apuntaremos, o a que fraternidad o hermandad pertenecería.
Estaba sumergido en mis pensamientos mirando por la ventana, cuando alguien me tocó el hombro...