La miraba satisfecho de saber que ya había caído en mi juego, le acaricié el pelo y sobre sus labios dije.
-Mmm... ¿te ibas a dejar besar por un abusón? -la miraba a los ojos fijamente.
-No... -mintió ella.
-Entonces no quieres que te haga esto? -la cogí de la cintura y la pegué a mí.
Miraba sus ojos, no podía parar de hacerlo y ver como su deseo y necesidad de mí crecía. La desea, deseaba hacerla mía pero con cuidado, deseaba hacerle el amor... Nunca antes tuve esa sensación, siempre me ha gustado ser bruto, y hacerlo sin ningún sentimiento, pero a ella... quería tratarla con cuidado, quería hacer que sintiese que la quería... Me estoy volviendo loco no la quiero y no sé porque cojones pensé eso.
Le acariciaba su cintura con mis pulgares, besaba sus mejillas y le pegaba pequeños mordiscos, fui bajando a su cuello, le daba unos besos tan suaves y dulces que me sorprendí a mí mismo.
-David, para... -dijo excitada.
-Me encanta excitarte Laura, creo que es lo que más me gusta -le susurré al oído, mordiendo su oreja despacito.
-Uff... No puedes excitarme para por favor... -dijo casi llorando.
No entendía por que quería que parase, sabía que le gustaba y no sé porque se puso así pero paré y la miré, acaricié su precioso pelo, y nuestros ojos se miraban.
-Que te pasa pequeña? Sino te gusta me aparto entendería perfectamente que yo no te gusto y que esto te repugna -dije lleno de dolor y lo más simpático que podía.
Ella me abrazó, lloraba en mis brazos, no sabía que hacer, no soy un chico muy sensible, jamás le he dicho te quiero a mi familia... Pero la vi llena de dolor y débil, gritaba que alguien la protegiera, así que la abracé, fuerte, no mucho para no ahogarla. Besé su cabeza.
-Tranquila Laura, yo te protegeré de todos y todo, seremos solo amigos si quieres pequeña -odiaba la idea de ser solo amigos, me gustaba y yo a ella, pero quería tenerla aunque sea solo como amiga.
Se separó un poco de mí, y me miraba con la cara roja y los ojos hinchados llenos de lágrimas.
-David...lo siento pero es que... -le costaba hablar, le dolía.
-Shh... No digas nada, no quiero explicaciones ahora, solo saca todo el dolor que hay dentro de tí -le regalé una de mis mejores y sinceras sonrisas.
-Gracias... enserio... -lo dijo con mucha dificultad.
Yo la cogí a brazos como si fuese un bebe, ella se ponía contra mi pecho y lloraba cada vez menos.
Me dirigía hacía mi habitación ya que estaba cerca y no sabía donde estaba la suya.
Llegamos y Damian no estaba, lo agradecí.Aparté las sabanas y la dejé muy suavemente sobre mi cama, le quité las zapatillas y la tape, estaba temblando de frío, así que me quité las zapatillas y me metí con ella en mi cama, la abrazaba, podía sentir su corazón y seguro que ella sentía los latidos del mío, porque parecía que me fuese a salir.
-Gracias... tengo frío... -dijo con un hilillo de voz.
Me quité la sudadera que llevaba y se la entregué, ella se la puso y me volvió a abrazar, y yo la rodee fuerte con mis brazos para que no se fuera de mi lado, me encantaba estar así, pero estar así con ella.
Cerré los ojos, ella también, y caímos en un profundo sueño.
CITEȘTI
Quédate, puede que te quiera.
Ficțiune adolescențiUn chico frío e insensible, que utiliza a las chicas como juguetes, va a la universidad con sus amigos y allí todo cambia.