Capitulo 61

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Brian:
Ya había pasado la última semana, nos encontrábamos preparando nuestras maletas para irnos de vuelta a casas. Echaría de menos el dormir con Carla, el dormir bien y como despertarme con su calor y peso encima de mí.
-¿Te ayudo con algo?- pregunté al verla tan sumida en sus pensamientos mientras doblaba la ropa.
-No, ya casi lo tengo- cerró la maleta pero la cremallera no pasaba por la abundancia de las cosas.
-Trae, anda- la cogí de la cintura y la aparté para detrás.
Presioné la maleta y la cerré con gran esfuerzo. Me apoyé encima de ella y cogí a Carla por la cintura para atraerla a mí.
-Te voy a echar de menos- susurré sobre sus labios, ella me dio un casto beso en ellos, rodeo mi cuello con sus delgados brazos y apoyó su cabeza en el hueco de mi cuello mientras un suspiro escapaba de sus labios.
-No me quiero ir...- susurró.
-Te aseguro que yo tampoco, pequeña- acaricié su suave pelo y bajé mi otra mano a su espalda baja.
-No quiero estar tan separada de ti, me lo he pasado genial estos días- reprochó con tristeza.
-No estaremos separados, nos veremos todos los días, te lo aseguro- besé su cabeza y ella mi cuello causando estragos en mi estómago.
-Te quiero- susurró.
-Y yo, pequeña.
Se separó un poco más de mi, le acaricié con ternura la mejilla y sus labios se acercaron a mi hasta quedar unidos en uno solo. Sus manos se enredaron en mi pelo, y las mías bajaron a su voluminoso trasero, apretándolo con delicadeza. Nos separamos por falta de aire y pegamos nuestras frentes.
-Mi madre se pondrá más que contenta- dije acordándome de sus últimas palabras.
-¿Por qué?- cuestionó curiosa.
-Quería que sentrara la cabeza y consiguiera a alguien que mereciera la pena. Sin duda lo he conseguido- sus labios se curvaron en una preciosa sonrisa, dejando ver sus aparatos sobre sus dientes.
-Mis padres no sé como se lo llegarán a tomar- se sinceró separándose de mí.
-¿Por qué?- fruncí el ceño.
-Nunca han sido muy amantes de estas cosas, pero seguro que me apoyan- sonreí pero lo que siguió no me gusto mucho- o eso espero...- suspiró.
-Verás que te apoyan Carl. No les queda de otra, no me pienso separar de ti por nada del mundo- y de hecho, era la verdad más grande que había dicho nunca.
-Gracias...- susurró y volvió a besar mis labios.
-¡Chicos la guagua está esperando!- exclamó la voz de alguna de las irritantes profesoras que algún día me parecieron follables.
-Vamos, seguro que tienes ganas de ver a tus padres- asintió con la cabeza y me dio un último beso.
Cogí su maleta ya que pesaba muchísimo mientras que ella llevaba la mía. Bajamos las escaleras y nos acercamos a nuestros amigos.
-Hola chicos- Saludó ella.
-Hola...- saludaron los demás al unísono.
-¿Preparados para la vuelta?- preguntó insatisfecho James.
-!No¡- dijimos todos.
-No me quiero ir...- se quejó Jeza y Nick le pasó su brazo por los hombros.
-Yo tampoco- dijo Carl.
-¡No lloréis más chicos, ya ha llegado la eminencia del grupo!- el que faltaba...
Un Jason alegre se acercó a nosotros mientras todos nos reíamos de él
-Os echaré de menos chicos.
-Y nosotros a ti- dijo Carl.
-Lo dicen como si no nos fuéramos a ver nunca más- dije.
-Tienes razón, pero no será lo mismo- reclamó Nick.
-Sí, pero nos podemos dar nuestras escapadas a la costa o hacer alguna acampada en el bosque todos juntos- propuse.
-Tiene razón, tampoco es para tanto- se alegró James.
-Si, bueno...- dijo no muy convencida Carl.
-¡Chicos todos a la guagua por favor!- gritó un profesor.
Todos salimos a fuera despidiéndonos del agradable lugar a medida que dábamos un paso más a nuestro regreso. Nos subimos al final de la guagua, Carla se apoyó sobre mi hombro y se quedó dormida casi al instante. No habíamos dormido nada anoche debido a varios asuntos pendientes.


Después de dos horas, llegamos. Todos los padres se encontraban fuera del instituto esperando a sus hijos, busqué con la mirada a mi madre pero sabía que no la iba a encontrar allí, así que me detuve y proseguí a despertar a Carla.
-Vamos pequeña, hemos llegado- le susurré mientras la sacudía suavemente. Esta se removió encima de mí.
-No quiero...- una pequeña carcajada salió de mis labios.
-Tus padres te están esperando- la animé y esta se fue despertando poco a poco, aunque sin despegar su cabeza de mi hombro.
-¿Y tu madre?- preguntó inocente. Mí mandíbula se tensó y al parecer ella se dio cuenta- Lo siento...- murmuró, separándose de mí y acariciando mi mejilla.
-No pasa nada- dije entre dientes.
-Brian, si que pasa y lo siento- se acercó a mí y depositó un suave beso en mi mejilla.
-No pasa nada...- suspiré con más calma.
Ella tomó la iniciativa y acercó sus labios a los míos, besándolos profunda y suavemente, con cariño y ternura.
-¡Chicos ya pueden ir bajando!- exclamó un profesor.
Todos se pusieron en pie y como la primera vez Carla y yo esperamos a que todos bajaran para después seguirlos. Tomé su maleta y la mía y se la acerqué.
-Gracias...- dijo con una enorme sonrisa, le acaricié la mejilla copiando su preciosa sonrisa.
-Nos vemos mañana ¿vale?- me iba a asercar para darle un beso de despedida cuando la voz de una señora, que supuse era su madre, hizo que me separa de ella.
-¡Hola cariño!- exclamó abrazándola con alegría​.
Me quedé quieto en mi sitio, mirándola por unos segundos, hasta que mí mirada alcanzó el suelo y un sentimiento de vacío se apoderó de mí interior. Ojalá mis padres fueran como los de ella.
-Hola mamá...- la escuché decirle un poco seca, supuse que lo había dicho así por la manera en la que nos había interrumpido.
-¿Quién es él?- preguntó su madre curiosa y yo subí la mirada.
-Yo soy Brian...un compañero de Carla- me presenté, aunque un poco disconforme de como lo había hecho,.
-Vaya, es muy guapo Carl- dijo dándole pequeños codazos a su hija, lo que me hizo reír.
-Gracias.
-No hay de que, cariño- me reconfortó como nunca oír esa palabra salir de ella, aunque fuese una desconocida.
-Mamá...tenemos que hablar...- intervino Carla.
-Claro ¿qué pasa?
-Bueno...creo que yo me voy llendo...- me despedí, pero antes de poder dar la vuelta la mano de Carla rodeo de mi muñeca.
-No, tú te quedas- su madre frunció el ceño, confundida- Él es...Brian, mi...novio- dijo a la carrerilla.
-¿Enserio...?- Carla asintió atemorizada y yo me quedé recto como un palo esperando ver su reacción ¡Eso es genial, cariño! Me alegro muchísimo por ti de que hayas dado este paso y no le tengas más miedo al amor- exclamó entusiasmada, pero sentí como Carla se revolvía incómoda.
-Gracias mamá.
-Bienvenido a la familia, cariño- dijo dándome un reconfortante abrazo el cual correspondí encantado.
-Gracias...- dije cuando nos separamos- Bueno ahora si que me voy llendo. Gracias de nuevo...
Me acerqué a Carla y le di un suave beso en la frente, no quería pasarme delante de su madre y no sabía cuales eran los límites. Ella me sonrió contenta y se alejó de allí con su madre.


Cuando llegué a casa no se escuchaba nada, temía lo peor y me aterraba volver a este lugar.
-¡Mamá, ya he llegado!- grité, pero no obtuve respuesta- ¿Mamá?
Subí a su habitación, y la imagen con la que me encontré hizo que todo mi mundo cayera redondo al suelo. Reaccioné después de varios segundos.
Mi madre yacía en la cama con un gran charco de sangre húmeda bajo su cuerpo. Esto sin duda había cruzado los límites. Se encontraba magullada y mis ojos se inundaron de lágrimas.
Corrí hacia el teléfono y marqué el número de emergencias. En cuestión de minutos llegaron y la subieron a una camilla, sacándola de allí y yo junto a ella.
-Por favor mamá, aguanta, por favor... Tienes que conocer a alguien muy importante, tienes que saber quien es la razón de mí nueva felicidad, por favor mamá.
Comencé a acariciar su mano, no pensaba en nada, sino en ella, ni siquiera sabía donde se encontraba mi hermana pequeña, otra cosa que me aterrorizaba.
Llegamos al hospital lo más rápido que pudimos, la entraron por urgencias y yo a su lado.
-Por favor espere en la sala- me avisó un doctor.
-Pero es mi madre...- reclamé.
-Lo siento tiene que esperar aquí- me giré y me fui a la sala de espera, no había nadie y me sentía como la mierda.
Sin dudarlo ni un segundo saqué mi teléfono y llamé a Carl, en este momento era la única persona que me podía calmar y a la cual necesitaba a mi lado.

Acabando Contigo.Where stories live. Discover now