Capitulo 55

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Carla:
No sabía nada e Jeza y de Marck, en el desayuno Jason me dijo que los había escuchado discutir y que ella no había pasado la noche en su habitación. La verdad es que me había dejado muy preocupada. Pero quitando un poco de esa preocupación me dispuse a disfrutar con mi chico el día de hoy.
Me subí delante de el para hacer contra peso y agarré con fuerza mi remo. El estaba abajo de la canoa y tuvo que empujarlo ya que esta estaba encajada en la arena.
-¿Sabes como hacerlo?- me giré para mirarlo.
-¡Claro que si!- exclamé con algo de molestia. Levantó sus manos en rendición y sonrió- Vale, vamos a dejar una cosa clara. Uno es izquierda y dos derecha ¿vale?- expliqué para hacerlo más fácil.
-De acuerdo, sargenta- una suave carcajada se escapó de mis labios.
-Vale, empecemos: uno...dos...uno...- seguimos así hasta que nos alejamos un poco de la orilla.

Después de un buen rato remando, ya no sentía mis brazos por la fuerza que había hecho, así que dejé de remar y me eché para detrás, recostándome casi entre las piernas de Brian.
-¿Te duelen lo brazos?- asentí- Quejica...- dijo apretando mi nariz en un gesto sumamente tierno.
-Estúpido...- le reproché mientras una gran sonrisa se escapaba de nuevo de mis labios.
-¿Cómo?
-Estúpido.
-¿Estás segura de eso?- preguntó divertido.
Asentí juguetona sabiendo que algo tramaba, y cuando me quise dar cuenta estaba bajo el agua. Cuando salí comencé a toser, unas carcajadas llamaron mi atención, provenían del idiota que me había tirado de la barca. Le tiré agua para que se callara pero no funcionó.
-¡Eres un imbécil!- le chillé.
Me encantaba estar en el agua, bucear y nadar en ella. pero el agua de este puto mar estaba demasiado fría para mi gusto y mis extremidades, que se comenzaban a entumecer.
-Eso te pasa por insinuar que soy un estúpido- me tendió la mano y se la cogí, pero en vez de ir hacia arriba lo tiré al agua. Cuando emergió esta vez comencé a reírme yo de él.
-¿Quien es la ganadora?- pregunté victoriosa.
-¡Eres una bruja!- exclamó fingiendo enfado.
-Se podría decir que soy más que eso...- se dio la vuelta en un gesto infantil y comenzó a nadar. No tuve otra opción, así que nade hacia el y le abracé por el cuello
-Vamos, no te enfades- dije dándole pequeños golpes en las mejillas con mi dedo índice. No contestó y me empecé a preocupar.
Le di un húmedo beso en el cuello y sentí como se estremecía, sonreí ante lo que podía producir en el.
-Eso no se vale- susurró dándose la vuelta.
-¿Quien puso reglas?- le abracé por el cuello pegando nuestras frentes y sonrió ampliamente.
Me acerqué a sus labios capturando entre mis dientes su labio inferior y tirando de el. Sin pensarlo me agarró fuertemente de la cintura y me acercó a el. Sus labios se empezaron a mover suaves y imponentes sobre los míos. Sabía que estaba marcando territorio a cualquiera que pasase por allí, pero no me importó en absoluto, todo desaparecía de mi mente cuando se trataba de tenerlo cerca.
-Tengo frío...- dije cuando nos separamos en busca de algo que respirar.
-Vamos para afuera- se apoyó en la canoa y subió con muchísima facilidad. Me tendió la mano desde arriba y la acepté encantada. Tiró de mi con fuerza y me subió en la pequeña barca.
El frío invadió mi cuerpo cuando la brisa impactó contra mi cuerpo, empecé a temblar y el al ver lo que me pasaba me acercó hacia si mismo, me subió en su regazo y pasó sus brazos por mi alrededor.
Aunque el también estuviese empapado su cuerpo emanaba calor y con la ayuda que nos aportaba el sol me sequé antes de llegar a la orilla y el frío desapareció.
-Gracias...- susurré separándome poco a poco de él, aunque no me lo permitió y me volvió a acercar a su cuerpo. Juntó nuestros labios y por segunda vez me sentí en las nubes.

Seguimos dando tumbos por la playa hasta que se hizo la hora de comer. Salimos del agua con las mismas ordenes que antes. Dejamos la pequeña barca en la arena y volvimos a la barca para secarnos y vestirnos.
Cogí la toalla que había dejado antes allí y me envolví en ella, me dirigí a una roca que estaba cerca de allí y me senté para secarme con el sol.
No podía dejar de pensar en lo que podía haberle pasado a Jeza y a Marck, me preocupaba mi amigo pero mucho más mi mejor amiga.
-¿En que piensas?- la voz de Brian fue la única que pudo interrumpir mis pensamientos.
-En nada...- dije insegura, no creo que le importen mucho los temas de mis amigos. Se sentó en una piedra que tenía al lado y pasó una mano por mis hombros.
-Te ves preocupada Carl, se que algo pasa por esa cabecita tuya- una sensación de calor me invadió por dentro, me acurruqué contra su pecho y dejé escapar un sonoro suspiro de frustración- Sabes que puedes confiar en mi pequeña.
Esa última palabrita causó unos estragos horrendos dentro de mi estómago.
-Lo sé- murmuré más para mi que para el.
-¿Entonces qué te pasa?
-Se trata de Jeza y Marck- sentí como su cuerpo se tensaba bajo el mío y me extrañó- Esta mañana no se han presentado ninguno de los dos, lo cual es muy raro, ellos no se pierden ni una- suspiré y pausé brevemente- Jason me dijo que habían discutido y estoy preocupada.
-Creo que ella tiene que contarte algo muy importante- dijo completamente serio.
Me separé lentamente de el y le miré a los ojos, con el ceño fruncido debido a la confusión que me había provocado sus palabras.
-¿A que te refieres?
-Ella ha hecho algo que tiene que contarte...- me informó a medias, desesperándome.
-¿Qué es lo que me tiene que contar?- me empezaba a alterar, nunca he sido muy paciente la verdad.
-Creo que es algo que le corresponde a ella contarte- asentí abatida, sabía que no me lo contaría y también sabía que si era algo muy importante me lo acabaría contando ella.
-Vamos, tienes que vestirte para ir a comer- el ya se encontraba vestido, lo cual me sorprendió, pues no me había fijado. Me puse en pie y me vestí bajo su atenta mirada, lo que me hizo ruborizar.
-¡No me mires así!- exclamé nerviosa. Su sonrisa se ensanchó mucho más y su mirada se intensificó.
-¿Por qué no?
-Porque me pones nerviosa- susurré lo más bajo que pude, casi inaudible.
-¿Qué, no lo entiendo?
-¡Que me pones nerviosa!- exclamé.
Me miró con una sonrisa pícara, se acercó lentamente y me tomó por la cintura pegándome al máximo a su cuerpo. Me puse más nerviosa de lo habitual, ya que no me había puesto la camisa y mis pechos junto con mi bañador mojado chocaban con su pecho.
-Y tu a mi, nena...- susurró y antes de poder procesar nada tenía sus labios arriba de los míos.
El beso se fue intensificando, enredé mis dedos en su sedoso pelo rojizo que tanto me gustaba y el fue bajando poco a poco sus manos hasta meterlas en los bolsillos trasero de mi pantalón. Mis nervios subieron por mis estómago como nunca, me separé un poco de el con una sonrisa divertida en mi rostro.
-Eso no se toca...- dije intentando quitar sus manos de mi culo, pero como era obvio, no me lo permitió.
-Toco lo que es mío- me susurró en el oído.
Un color rojizo subió a mis mejillas y negué con mi cabeza, este al ver el efecto apretó mi trasero y yo le di suavemente en el brazo causando que una risa dulce saliera de sus labios.
-Vamos, anda...- nos dirigimos al comedor, pero antes de entrar se dirigió a mi.
-Nos vemos luego aquí para subir a la habitación ¿vale?- asentí y le di un casto beso en los labios, luego, se fue a la mesa de sus amigos.
Me acerqué a la mesa de siempre con la esperanza de encontrarme con mi amiga o con Marck, pero no había rastro de ellos. Solo estaba Jason, esperándome paciente y solo.
-Hola...
-¿Qué tal te ha ido la mañana con el príncipe azul?- una sonrisa se instaló en sus labios y otra tan tonta como mi cerebro se instaló en los míos.
-Genial...- dije intentando disimular un poco.
-Ya veo, tu cara lo dice todo.
-¿Has sabido algo de los chicos?- negó con la cabeza y un suspiro se escapó de nuestros labios.
-Los estuve buscando, pero no encontré a ninguno de los dos. Se que había alguien en su habitación, no se cual de los dos, no me quisieron abrir.
-No se que les habrá pasado pero tenemos que averiguarlo- este asintió- ¿Deberíamos ir a buscar a Jeza?
-Dejémosle más tiempo, si esta noche no aparece la buscaremos- asentí y comenzamos a comer.
-Y bueno...¿Qué tal tu día?- una sonrisa tan tonta como la mía al pensar en mi chico, se instaló sin previo aviso sobre sus labios.
-No ha ido tan mal...- lo miré con picardía, instándole a hablar- Vale, vale, tranquila, ya te cuento. Se trata de una chica de tercer curso, me lleva gustando desde hace un par de meses y hemos estado hablando y.. hoy...bueno, le dije lo que sentía.
Me quedé con la boca abierta. nunca me hubiera imaginado a este loco del copón manteniendo un relación seria con ninguna chica. Aunque cosas más atroces se han visto, mírenme a mi...
-Y se puede saber que fue lo que dijo ella- pregunté más curiosa aún.
-Claramente no ha podido resistirse a mis encantos de caballero andante- reí ruidosamente en su compañía, haciendo que todo el comedor volteara a vernos como ya era costumbre.
-Me alegro muchísimo por ti Jason, en serio, te mereces lo mejor- dije cuando ya me hube calmado. Me dedicó su mejor sonrisa y continuamos comiendo.

Cuando acabé de comer me dirigí a donde me había dicho anteriormente Brian, lo esperé allí y cuando llegó fuimos a la habitación para poder descansar algo para esta tarde. Presentía que iba a ser una tarde dura.

Acabando Contigo.Where stories live. Discover now