Capitulo 8

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Llevaba dos días encerrada en mi habitación, no quería ir a clases y mi madre al verme mal había accedido a dejarme quedar en casa.
Me estaba vistiendo para ir a clase. Hoy no podía faltar. Los chicos me habían hecho llamadas, las cuales nunca contestaba.
Me puse un vaquero roto por las rodillas, una camisa rojo vino y mis admirables vans negras. Dejé mi pelo suelto como de costumbre y bajé a la cocina para coger una manzana y salir de la casa en camino al instituto.
Me sentía más aliviada, solo esperaba que este día no fuera tan cargado de problemas, pero derrepente un porche negro se paró a mi lado.
Miré el interior un poco asustada, pero se me quitó cuando vi la imagen del pelirrojo.
Bufé en alto y seguí mi camino ignorándolo victoriosa, al ver que no le prestaba atención continuó siguiéndome.
-¿¡ Que coño quieres!?- le grité obstinada, me había desesperado.
-Sube- dijo sin más.
Lo mire mal y me eché a reír. Estaba más que loco si creía que le iba a hacer caso.
-Estas loco si crees que voy a subir a tu coche- dije risueña y seguí caminando, este siguió detrás de mi.
-¡He dicho que subas! O por las buenas o por las malas- lo miré desafiante.
Agarré mi mochila y comencé a correr, gracias a dios que solo quedaban un par de metros para llegar, aunque aún así llegue hiperventilando.
A los pocos minutos el porche negro entró al aparcamiento de estudiantes y yo me apresuré a entrar en el edificio.
Como el primer día, todo el mundo se quedó mirándome a lo que yo les sonreía. A lo lejos vi a Jeza y Marck conversando al lado de mi taquilla, así que me acerqué rápido para saludarlos.
-¡Hola chicos!- dije con euforia.
-¡Hola!- gritó Jez y se me tiró encima, Marck siguió el gesto aunque mas delicado- ¿Cómo estás?- dijo preocupada.
-Mucho mejor. Gracias por llamar pero la verdad es que no tenía ganas de hablar con nadie- me excuse, aunque mas que una escusa era la pura realidad.
-No pasa nada, te entendemos-dijo Marck con su agradable sonrisa- Estos dos últimos días no han parado de hablar de ti, además de que muchos chicos se acercan preguntando por tu nombre- me giñó un ojo a lo que yo me reía.
-¡Si seguro!- exclamé riendo.
No estoy muy acostumbrada a tener tanta atención, antes era una más del grupo, nunca tube novios, aunque me rompieran el corazón.
-¡Es verdad! Aunque eso pasa desde el primer día- nos echamos a reír mientras nos dirigimos a clase.
Me tocaba biología y para mi mala suerte ninguno de los chicos estaba conmigo.
Llegué a clase y me senté en uno de los asientos de detrás. A los pocos minutos todo estaba lleno aunque el sitio a mi lado estaba libre, gracias a dios.
El profesor entró en clase y se sentó en su respectivo lugar.
-Buenos días chicos, como ya sabéis la próxima semana tendréis nuestro primer examen así que hoy dedicaremos esta clase para repasar...-unos golpes en la puerta lo interrumpieron.
La puertas se abrió y dejó ver al inepto pelirrojo.
-Señor Brian, pase- dijo el profesor asustado.
¿Enserio?¿Los profesored también?¡Es que acaso la única que no le temía era yo!
Miré para todos los lados y me enfurecí cuando vi que solo quedaba un puesto libre, y ese era a mi lado.
Se acercó a mi, dejó su mochila en el suelo y prosiguió a sentarse de inmediato. Toda la clase volteó a verme a lo que yo me revolví incomoda, pero se giraron cuando el profesor llamó su atención con un carraspeo.
-Buen, como iba diciendo...- este prosiguió explicando, pero yo desconecte para conectar con el estúpido que estaba a mi lado intentando captar mi atención .
-¿Por que no te subiste al coche?- dijo algo molesto.
Por lo que sabía no estaba acostumbrado a que le dijeran que no, lo cual me incitaba más a decírselo.
-No acostumbro a subir en coches de ineptos con problemas de retraso- dije seca.
Este abrió mucho los ojos y cerró con fuerza los puños dejando sus nudillos blancos.
-No te pases ni un pelo, risitos- dijo entre dientes.
¿Risitos?¿Enserio? Lo fulminé con la mirada.
-Recuerda que hago de tu vida una miseria, no te conviene tenerme mas cabreado de lo común.
-¿Oh que?- pregunté elevando un poco la voz, por unos segundos quedó callado.
-Voy a acabar contigo- dijo apretando los dientes.
Me acerqué a él haciendo que se pusiera tenso, puse mi boca a la altura de su oreja y le susurré:
-No te tengo miedo- dicho esto me volví para delante dejándolo con la boca abierta.

Cuando se acabó la clase me apresuré a recoger mis cosas y salir de allí lo antes posible, antes de que ocurrieran mas percances esta semana, pero como de costumbre fue intento fallido.
Una gran mano rodeó mi brazo arrastrándome dentro de la clase de nuevo, cuando me giré vi la figura de Brian. Un extraño sofoco se apoderó de todo mi cuerpo devolviéndome el cabreo.
-¿Que quieres?- pregunté fría.
-¿Por que te comportas como una verdadera niñata? Sabes que eres una cualquiera- dijo con una sonrisa malvada en la cara.
Lo fulminé con la mirada.
¿A qué venía eso ahora?
-¡Tu madre si que es una cualquiera!- le grité con todas mis ganas.
Había llegado hasta tal punto que de verdad me había cabreado de una forma en la que nunca estuve, aunque lo que pasó a continuación no me lo esperaba para nada.

Acabando Contigo.Where stories live. Discover now