Capitulo 35

172 6 0
                                    

Brian:
Por primera vez había confesado mis sentimientos, y por primera vez me habían rechazado como quien no quiere la cosa.
¿Por que no se creía que me gustaba de verdad? Claro por que me odiaba.
Me dolía tanto el pecho que mis ojos ardían con intensidad ante las ganas de llorar. No me lo podía creer, yo así por una chica ¿desde cuando?

Llegué enfurecido al gimnasio que había a unas cuantas manzanas de mi casa. Bajé de la moto y entré enfurecido.
Necesitaba descargar toda mi rabia y mejor hacerlo con unos guantes y un gran saco de boxeo. Al entrar, me encontré con mi antiguo entrenador. Sí, había hecho boxeo​ y la verdad es que no se me daba nada mal.
-Hola Brian ¿como has estado? Hace tiempo que no te veo por aquí- me saludó con una fuerte palmada en la espalda y una espléndida sonrisa.
-Hola...- respondí tajante.
No estaba para sermones de antiguos colegas.
-¿Que te trae por aquí?- preguntó con curiosidad.
¿Es que acaso no era obvio? A que se puede venir a un gimnasio de boxeo...más que a boxear...
-Vengo a darle un poco al saco- dije quitándome la camisa y votándola sobre un banco cualquiera.
Me puse las vendas de seguridad alrededor de las muñecas y con la ayuda del entrenador me puse mis guantes. Luego me di la vuelta y me dirijí a los sacos.
Cada puñetazo certero que daba me relajaba una décima más de rabia, con cada puñetazo miles de escenas de la chica de la que empezaba a enamorarme pasaban por mi mente y con cada movimiento mi cuerpo se notaba más pesado.
Dos lágrimas de impotencia recorrieron mi rostro. No se notaban a causa del sudor, pero yo si las noté. Las sequé rápidamente para propinarle otro fuerte golpe al saco.
Hasta que no hubo rastro de rabia o desolación en mi cuerpo no paré. Me acerqué a los vestidores y me duché rápidamente para quitar el sudor de mi cuerpo. Me vestí, recogí mis cosas y entonces pude salir de allí, un poco más tranquilo.
-Creo que ya me voy...- me dirijí a mi ex entrenador.
Mi tono había cambiado a diferencia del que había usado al llegar.
-Nos vemos, chaval.
Me subí en mi moto y esta vez me dirijí a casa.

Cuando llegué, pude observar que esta se encontraba sola. Eso me relajó bastante a decir verdad.
Al entrar en la cocina un nota que se encontraba pegada a la nevera llamó mi atención. La tomé para leerla y en esta ponía el motivo de mi soledad en casa:
Hola hijo, hoy tu padre, tu hermana y yo nos iremos a pasar unos días al pueblo de la abuela. Volveremos en unas semanas.
Espero que no te importe. No te hemos dicho nada porque sabíamos que no querrías vernir.
Saludos mama XXX.
Me relajé por unos segundos y luego me fui a mi habitación.
Eran las diez de la noche, no era tan tarde, pero no me había dado cuenta del tiempo que había pasado en el gimnasio.
Caí rendido en la cama. El entrenamiento de hoy me había dejado devastado.

A la mañana siguiente me desperté por el ruido del despertador.
Sentía el cuerpo entumecido, pero no me impidió que me bajara de la cama y me dirigiera al cuarto de baño para comenzar el día.
Cuando hube terminado bajé a la cocina, me tomé el desayuno y me fui de allí en mi nuevo transporte: mi moto nueva.
Cuando llegué me reuní en el patio delantero con los chicos y comenzamos a caminar hacia la entrada.
-Hola, hermano- saludó James
-Hola, gay- dijo a su vez Nick con una estúpida sonrisa en la cara.
-Ey...- respondí desganado.
Era inevitable el tono seco que utilizaba cuando me enfadaba. Era una de las razones por las que siempre descubrían lo que me pasaba.
-¿A que se debe esa cara?- preguntó James, aunque él lo sabía perfectamente.
-Te veo raro desde que te topaste con la nueva ¿A que se debe?- esta vez fue Nick.
-Me declaré...- dije haciendo una pausa dramática- Pero no me creyó...
-¿Enserio?- gritaron James y Nick al unísono. Sus ojos formaron dos grandes bolas, casi se salían de sus órbitas.
Con solo una mirada de mi parte, supieron la respuesta.
-Brian, un rápido consejo- estaba arto de los "rápidos consejos"- Dale tiempo, conquístala como cualquier hombre. Recuerda que tanto para ella como para todas sigues siendo un completo mujeriego- el discurso de Nick me vino de sorpresa.
Ya sabía que era un mujeriego, pero esas palabras venían de alguien mucho más mujeriego que yo.
-Gracias...pero creo que será mejor no acercarme más a ella. Tengo que olvidarla.
-Eso solo lo hacen los cobardes- el tono inquisitivo de James me asustó.
¿Que les pasaba hoy a estos dos?¿Es que acaso les había dado la vena del amor?¿O estarían pasando por lo mismo que yo? No, no creo...ellos no son tan idiotas.
-Pues creo que es lo que voy a empezar a ser...- sabía que no era un cobarde pero...¿que podía hacer?
-Te arrepentirás, y para cuando lo hagas, no estará ahí- procesé sus palabras por varios segundos, sin dejar de mirarlo y asentí.
-Tal vez tengas razón, pero ahora no me apetece nada tener en cuenta ningún detalle- sin decir mucho más llegamos a nuestra primera clase.
-Buenos días- saludó el profesor entrando por la puerta.
Un profundo "buenos días" de parte de todos los alumnos, se escuchó por toda la clase.
-Diríjanse hacia el salón de actos, el director acaba de informar que deben estar allí para informarles de algo importante-todos nos levantamos y nos dirigimos hacia el lugar indicado.
Cuando llegamos nos sentamos, y por simple casualidad, nos tocó justo debajo de los amigos de Carla.
Me tensé y dirijí mi mirada en dirección a la de Carla, la cual me miraba a mi también. Tensé mi mandíbula al tiempo que unas mariposas amargas invadían mi estómago.
Un profundo carraspeo, proveniente de la garganta del director, a través del micrófono, interrumpió la charla de todos los alumnos.
Entonces me di la vuelta y me senté al lado de Nick, el cual tenía su natural sonrisa en la cara.
-Buenos días chicos. Los he reunido aquí para informarles de que este año vamos a realizar una acampada a la costa para los alumnos de último curso. Allí realizaremos diferentes actividades durante dos semanas. Comenzaremos con nuestro pequeño viaje el lunes a primera hora y lo finalizaremos dos semanas después. Lleven todo lo necesario para ir a la playa durante dos semanas. Os veremos el lunes.
Finalizó, para que los alumnos comenzaran a gritar como locos.
-¡Vaya, es lo más divertido que nos han planteado nunca!¿Piensas ir Carl?- escuché como preguntaba la amiga de Carla.
-Claro...como perdermelo- dijo algo entusiasmada.
-¡Ey, te acabo de hacer una pregunta!- James chasqueo sus dedos frente a mi cara haciéndome reaccionar.
-Lo siento, no te escuché.
-Ya veo, prefieres escuchar conversaciones ajenas...- se comenzó a reír, tanto, que creo que por un momento quedó sin respiración.
Yo por mi parte le lancé una mirada fulminante.
-¡Que te den James!- dije sacándole mi dedo del medio- Bueno...que pregunta me habías hecho...- dije, intentando cambiar de tema antes de que Carla se enterase que estábamos hablando de ella.
-¿Irás a la acampada?
-Claro...no me lo perdería por nada del mundo...- dije con una sonrisa pícara.

Acabando Contigo.Where stories live. Discover now