Capitulo 32

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Brian:
Después de dos semanas sin verla, un profundo vacío se apoderó de todo mi cuerpo. Y después de escucharla decir esas palabras, automáticamente el vacío se transformó en un profundo dolor, que abarcaba desde la boca de mi estómago hasta debajo de mi garganta.
Era insoportable e insaciable, en pocas palabras: asqueroso.
Todavía no podía creerme que esto me pasara a mí. Al chico que no sentía nada por ninguna mujer que no fuera de su familia, al chico que le importaba todo una mierda. Definitivamente el karma se había vuelto en mi contra.
Todo por culpa de verla marchar de mis brazos, al lado de su amiguito.
Justo cuando se fue de mi campo de vista, una rabia se apoderó de mi interior. No pude controlar mi temperamento así que, le pegué un fuerte puñetazo a una de las taquillas. Esta se abolló y maldige en alto.
Tenía entrenamiento, por lo que me dirijí al campo. Los chicos ya habían empezado el calentamiento.
-¿Se puede saber donde coño te habías metido?- preguntó James, cuando me vio entrar al campo.
-Estaba...con...una chica...- dije entrecortadamente.
Me miró con el ceño fruncido y lleno de confución. A James era un poco difícil engañarlo.
-No me mientas Brian, sabes que conmigo no funciona- dijo entonces. Odiaba la manera en la que me conocía tanto- No te veo desde hace tiempo con una tía ¿No te estarás convirtiendo en gay?
Lo fulminé con la mirada y este levantó sus manos en son de paz.
Ojalá me estuviera haciendo gay. Hubiera sido mucho más fácil que sentir toda esta mierda.
-No, idiota...- dije sin más, dejándolo con la intriga.
Lo conocía lo suficiente para saber que no me dejaría hasta que le contara la verdad.
-¿Es por aquella chica nueva, verdad...?- preguntó con una leve sonrisa en la cara que no llegaba a entender del todo.
-No, que va- dije rápidamente.
-Sabes que sí Brian, nunca te había visto así cuando mencionaban a una chica y mucho menos, sin haber dicho su nombre antes...- dijo riendo, yo fruncí el ceño.
-Lo que tú digas- puse los ojos en blanco con indiferencia, aunque en mi interior, esa indiferencia desaparecía en el mínimo momento que la veía con otro chico.
-Sabes que es verdad, algún día lo reconocerás. Solo procura que no sea tarde para ello- dijo y volvió corriendo al campo, dejándome a mi y a mis estúpidos sentimientos y pensamientos solos en medio de la nada.
-¡Vamos Brian!- escuché la dura voz del entrenador.
Me sobresalte y corrí hacia el círculo en el que estaban todos.
-A ver, formen equipos, competirán entre ustedes para que practiquen. El viernes nos espera un día muy duro- alegó mientras todos asentíamos.
Era el único hombre que conseguía ponernos los huevos en la garganta.
-Capitanes de equipos Brian y Mike...- nos señaló a mi y a una de las personas que menos tragaba aquí.
Empezamos a elegir, y cuando ya tuvimos los equipos empezamos con el juego.
Yo como de costumbre (al ser el capitán del equipo al completo) iba de delantero central.

Cuando sonó la campana íbamos por la mitad del partido, habíamos parado a descansar mientras los demás salían de sus aulas.
Como era costumbre, me quité la camiseta sudada y la tiré sobre el banquillo. Estaba tan frustrado que no podía concentrarme en el partido, así que íbamos perdiendo.
Derrepente el grupito de Carla pasó por arriba de las gradas bromeando y riendo. No puede evitar buscarla con la mirada. Cuando la encontré, observé que me miraba seriamente. Y cuando encontró mi mirada, apartó la suya de inmediato.
Una rabia me invadió por dentro.
¿Como podía mostrar tanta indiferencia al verme sin camisa? Normalmente las chicas babearían al verme...claro que...ella era Carla, no era como las demás chicas.

Cuando volvimos al partido seguía frustrado y seguíamos perdiendo.
-¡Vamos Brian! ¿¡Que coño te pasa hoy!?- me gritaba el entrenador desde el banquillo, mientras yo, corría cabizbajo- ¡Vamos!¡Con más ánimos, nenazas!- siguió alegando.
No pude controlar mucho más mi temperamento. A cada grito que escuchaba de ese puto viejo, más me enfadaba.
Tiré la pelota en el campo y salí corriendo hacia los vestuarios, cuanto mas rápido me pirara de allí mucho mejor.
¿Por que no me podía entender nadie? Claro que...no me entendía ni yo, me iban a entender los demás.
Me cambié y salí disparado hacia el aparcamiento. Cuando llegué me encontré con la monótona imagen de la chica que volvía locos mis sentidos: sola, en la espera de que alguien viniera a recogerla.
Me acerqué a mi moto, la arranqué y me acerqué a ella, provocando que se tensara un poco.
No la culpaba, después de lo que tuvo que pasar...
-¿Que quieres?- preguntó ceñuda.
-Sube, te llevaré a tu casa- le ofrecí, más amable de lo normal.
-¿Que entiendes tú por: no te acerques a mí?- me dijo haciendo énfasis en las últimas palabras.
La sangre me hirvió hasta tal punto que hizo que me sintiera mal conmigo mismo.
-Carla, estas aquí sola. Sube, te llevaré a tu casa y te dejaré allí.  Después si quieres, no volveré a decirte nada más- dije no muy satisfecho con mis palabras.
Ella me miró por unos segundos, procesando todo.
-¿Que me garantiza que no te volverás a acercar a mi?- preguntó confusa y con un sentimiento reflejado en su rostro, que no conseguía comprender.
-Te doy mi palabra, si es que te la crees...- dije con inseguridad, la misma que no había experimentado hace años.
Esta chica comenzaba a sacar cosas de mí extrañas, que nunca hubiera imaginado.
-No mucho la verdad...- susurró- Pero bueno, tampoco tengo muchas opciones.
Se subió por el lado izquierdo, acomodándose en el asiento y agarrando los manillares para sujetarse, situados debajo del culo.
-¿Y el casco?- preguntó preocupada.
-No tengo- me encogí de hombros.
-Estas loco...- susurró con diversión, una que seguro no quería expresar.
Sonreí ligeramente y puse la moto en marcha.

Acabando Contigo.Where stories live. Discover now