Capitulo 28

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Brian:
Cuando acabé de comer salí del comedor, derecho al árbol para esperar a Carla.
La verdad, es que desde que nos interrumpieron ayer en un momento tan íntimo no he podido dejar de pensar en ella. Lo que me mosquea bastante, pero a la vez, no puedo hacer nada; ya que ella no sabe lo que causa en mi, y espero que siga siendo así.
Voy pasando por los baños cuando escucho una voz femenina, que me resulta demasiado familiar, un tanto desesperada.
Se escucha revuelo. Cuando me asomo, la peor imagen de mi vida se mostró ante mis ojos.
Una sensación un tanto extraña me subió por el estómago, las cuales aumentaron al ver las lágrimas callendo por el rostro de Carla y las manos del degenerado de Kyle posadas en su culo.
Ella trataba de apartarlo con desesperación, pero a él no se le veía dispuesto a ceder.
Me abalancé sobre él, tirándole al suelo. Me posicioné enzima y comencé a lazar una variedad de puñetazos cada vez más fuertes contra su rostro.
La imagen no desaparecía de mi cabeza, lo que me dejaba ciego de furia, con más ganas aún de matarlo.
Ni de cerca pensé estar así por los celos y muchos menos tenerlos, pero había algo en esa chica que me instaba a vivir estas cosas por ella.
Unos fuertes brazos me llevaron para detrás, sacándome de mis pensamientos.
Cuando miré, a ver quien me sostenía, me encontré con mis dos mejores amigos, los cuales me miraron con el ceño fruncido y lleno de confución.
-¡MÁS TE VALE QUE NO TE VUELVA A VER CERCA DE ELLA!- le grité con todas mis fuerzas a la vez que me soltaba del agarre de mis dos amigos.
Me di la vuelta, buscando la débil figura de Carla. La encontré llorando sin desconsuelo en una esquina, con sus manos temblorosas en la boca y la mirada perdida, llena de lágrimas.
Me acerqué a ella y me miró asustada. La puse en pie y la estreché con tras mi pecho casi sin pensarlo. Le acaricié con cariño su sedoso pelo rizado, intentando calmarla casi sin exito.
No podía verla de aquella forma, había algo en ella que no me dejaba verla como las demás. Me hacía daño sin ser consciente, solo por estar con otros chicos. Lo cual me hizo saber que me estaba enamorando inconscientemente, cada vez más.
Cuando paró de llorar pasó sus manos por mi torso, enviando escalofríos a través de mi columna. Me tensé durante unos segundos, pero me relajé al verla mejor.
No quedaba nadie dentro del baño, todos se habían ido, gracias a Dios, dejándonos a los dos solos en este.
-Ya esta...tranquila- le susurré posando mi boca en su pelo, mientras ella temblaba apretándome más contra si.
-Gra-gracias...- dijo costosamente.
-No dejaría que te pasara nada, nunca- dije sin pensarlo.
Abrí mis ojos como platos al procesar mis propias palabras. Esta se separó un poco de mi y me miró a los ojos; tenía los ojos llorosos y tristes. Me partió el corazón.
Entonces se puso de puntillas y pegó sus labios a los míos. Me sorprendí bastante, pero le seguí el beso. No me lo iba a perder por nada del mundo, debería estar más que claro.
El beso se convirtió en algo suave, lento, cariñoso...básicamente como nunca antes había besado a nadie. Nos separamos por falta de aire, pero no tardé mucho en volver a juntarlos. Era como una droga. No podía separarme de ella.
La llevé hasta la pared y subí mis manos por sus largas piernas hasta llegar debajo de su hermoso culo. Le levanté las piernas y esta las enroscó alrededor de mi cintura. Me volvió loco la sensación de tenerla tan pegada a mi.
Nos volvimos​ a separar por falta de aire, ella apoyó su frente contra la mía mientras abríamos los ojos poco a poco.
Me miró con ternura, y yo intenté copiarle el gesto.
-Me vuelves loco...- susurré por lo bajo. Entonces, volvimos a juntar nuestros labios.
Antes de separarnos a coger un poco de aire, una voz sonó a nuestras espaldas:
-¡Vayanse a una habitación!- una voz femenina se hizo presente detrás de mi.
Carl se separó de mi rápidamente, como si no supiera que ya nos había visto. Miré por un instante a la chica, la cual bajó la cabeza como de costumbre.
Salí de allí en dirección al árbol, seguido de Carla. Cuando estuve apoyado contra él, eché la cabeza para detrás cerrando mis ojos y dejando a Carla delante de mi.
¿Que estaba haciendo?¿Desde cuando me comportaba de esta manera?¿Por que con ella, pudiendo tener a cualquiera? Supongo que se debe a que es la única que me ha plantado cara, y la única en la que veo algo especial.
En cierto modo me estaba empezando a enamorar, pero que les voy a decir yo, si no se que es eso del amor...
Abrí los ojos y la vi mirándome confundida.
-Este viernes juego y me gustaría que llevaras mi camiseta- dije antes de pensarlo.
Si aceptaba ponérsela podría dejarles claro a los demás chicos del instituto que era mía y de nadie más, que no se podían acercar a ella y mucho menos tocarla.
-No sé si podré. Los chicos y yo teníamos pensado quedar- dijo apenada. La decepción se hizo presente dentro de mi.
-Ven con ellos...- ofrecí, esta vez sabiendo lo que decía.
-Se los diré, aunque no creo que les haga mucha gracia- dijo sonriendo- por cierto, gracias por lo de hoy...quiero decir, si no fuera por ti a saber lo que hubiera ocurrido- dijo agachando la cabeza.
La cogí de la barbilla y cuando lo hice me miró llena de esperanza.
-No pasa nada, de verdad. No podía dejar que te hicieran nada de eso- dije con indiferencia.
Una indiferencia que no sentía para nada.
-Bueno...gracias de todos modos- dijo sin más.
Después de unos segundos de silencio y un tanto de incomodidad, volvió a hablar:
-Creo...creo que me debería ir ya, nos vemos mañana...- dijo con nerviosismo en la mirada.
Asentí decepcionado. No podía creer que volviera a huir de mi de esa manera, que la hubiera espantado de nuevo.
Y entonces me di cuenta de que ya no había vuelta atrás. Había caído en este circulo vicioso sin darme cuenta y debía afrontarlo.

Acabando Contigo.Where stories live. Discover now