Capítulo 34.

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Me paré como pude, mi brazo y la palma de mi mano ardían como si miles de abejas estarían picandome.

-Alice, estás bien?- Se acercó a mi Zack mientras observaba mi brazo.

-Sí, estoy bien.- Le dije. 

-¿Fue la pantera verdad?- Habló Jack. Y yo asentí con la cabeza mirando la herida, la tela estaba cortada y mi herida cada vez desprendía más sangre. 

-Vamos, debemos curarte.- Me dijo y me tomó del otro brazo, casi arrastrándome. Me di la vuelta y Jack se había quedado en el bosque, cabizbajo. El agarre de Zack me estaba doliendo.

-Para, me estás lastimando Zack.- Le dije tratando de zafarme. 

-¿Es que no lo entiendes? Jamás debiste haber ido ahí.- Me dijo mientras soltaba su agarre.

-¿Porqué? Es lo que yo elegí.- Lo miré a los ojos, levantando un poco el mentón debido a la diferencia de alturas.

-Porque.. Alice, Raziel te odia. Y hará todo lo posible para que te maten.- Dijo serio. 

-Pero, el me ha puesto la venda, y se vió muy amable.-Le dije mientras miraba el suelo.

-¿Qué?- Frunció sus cejas, se veía realmente confundido. 

-Sí, él me curó.- Afirmé.

-Son patrañas Alice.. No debes creerle.- Dudó unos minutos. -No digo que sea mal tipo , pero, es muy rencoroso.- Se limitó a decirme.

-¿Y tú cómo sabes eso?- 

-Porque conozco bien a Raziel.- Dijo y siguió caminando.

Aún no comprendía como era que Zack conocía tan detalladamente a Raziel. Según tengo entendido no hay muchos ángeles que tengan la suerte de conocerlo. 


Caminamos hasta el departamento y mi vista comenzaba a nublarse. Tuve que sostenerme del umbral de la puerta para no caer.

-Alice ¿Estás bien?- Me dijo Zack y yo sólo negué con la cabeza. -Es, es el rasguño de la pantera, debo quitarte el veneno.- Dijo y me alzó hasta el sofá. 

Me sacó la camisa con cuidado de no lastimarme más la herida, y sacó de un mueble color blanco una botella pequeña que adentro contenía un líquido burbujeante color amarillo. Me pregunté que diablos sería eso, pero no era el momento de hacer esas preguntas. 

Colocó un poco de eso con un algodón en mi herida, y vi las estrellas. Ardía mucho, demasiado. No pude evitar soltar un grito contenido en mi garganta, haciendo que Black, que miraba todo lejanamente. Saltara sobre Zack y mordía su hombro.

-Sal gato.- Le dijo Zack tirándolo suavemente hasta el piso. Zack parecía algo desesperado, realizó como 3 trucos de curación. Y la herida de mi brazo desaparecía.

Hasta que quedó como si jamás hubiera pasado nada, mi piel estaba totalmente reconstruida. 

-Gracias- Le dije a Zack, se veía bastante agotado, y cansado. Tenía sudor en su frente y bolsas debajo de sus ojos. -Ve a descansar, yo ya tengo que ir al trabajo.- Le sonreí tiernamente pese a que me encontraba algo enojada.

-Alice.... Cuídate mucho ¿Sí?- Yo asentí con la cabeza y el desapareció detrás de la puerta de su habitación.

Yo estuve un rato jugando con Black, y luego fuí a darme una ducha, al salir de la misma. Me dispuse a ponerme unos leggins negros junto con mis botas color marrón, y en la parte de arriba, me coloqué un sweater algo suelto color crema, y mi pelo lo hice una coleta.

Caminé por las calles, con mi bolso que adentro contenía mi uniforme, etc.. Hasta que llegué al bar. Entré y estaba Dereck atendiendo.

-Hola Dereck- Dije sonriendo. -Lo lamento mucho por lo del otro día.- Me lamenté.

-Alice! No te preocupes, está todo bien.- Me saludó también. 

-Bueno mej..- Vi su mano, y en ésta había una gran venda blanca igual a la mía. Me pareció sumamente raro. -¿Qué te ha pasado?- Le pregunté señalando su herida. 

-Oh.. Bueno pues.- Titubeó. -Me corté con un vidrio.- Forzó una sonrisa y tragó pesadamente.

-Oh..- Dije. -Bueno, voy a cambiarme.- Sonreí y salí por los pasillos. Adentrándome en el baño de mujeres.

Era raro lo de Dereck, teníamos la misma herida en la misma mano, y era todo tan confuso.

Me puse mi uniforme y saludé a unas cuantas compañeras y compañeros, me llevaba de lujo con todos. 

Estaba tomando una orden de una pareja y vi al señor Ethan entrar con una venda en su mano izquierda, al igual que la mía y Dereck, sólo que esta era una venda color roja. Tomé la orden de la pareja y dejé el papel encima del escritorio de la cocina. A los pocos minutos los dos sandwiches y jugos de naranja estaban en la cocina. 

-Aquí tienen.- Les dije proporcionándoles una enorme sonrisa. 

-Muchas gracias- Me sonrió la mujer. -Ten. Está justo.- Dijo depositando dinero en mi mano. 

-Bien, muchas gracias y buen provecho.- Dije y me fuí atrás del mostrador. Ya todas las mesas estaban atendidas. 

-¿Mucho trabajo?- Me preguntó Dereck mientras metía dinero en la caja. 

-Bastante- Sonreí mientras pasaba un trapo húmedo en la mesa negra. 

-Lo sé, pero es un lindo empleo. Te acostumbrarás.- Me sonrió nuevamente. 

-Si, eso espero.- Reí a carcajadas haciendo que él también lo haga.

-Señorita Price..- Dijo un hombre que no conocía. -La llama el Señor Ethan.- Me informó. Miré con cara de incertidumbre a Dereck quien me guiñó el ojo y seguí al hombre desconocido.

Llegamos hasta la oficina de Ethan.

-Pase.- Se escuchó de repente y el hombre abrió la puerta para que entrara, luego cerró la misma.

-Buen día señor.- Dije amablemente.

-Buen día Alice, toma asiento.- Dijo con sus ojos amarillentos. Hice lo que me pidió y continuó hablando. -Bien, te traje aquí porque quería informarte que te ascendí de tu puesto.- Dijo y sólo sonreí de la emoción.

-Oh.. bueno, muchisimas gracias!- Dije.

-De nada, supiste demostrar compromiso y responsabilidad, que es lo principal en esta empresa. Tu paga será mayor, tu horario el mismo. Sólo que te encargas de la segunda caja, el depósito, etc..- Dijo cruzándose de piernas.

-Bueno, gracias de nuevo.- Le sonreí.

-Bien, puedes continuar con tu trabajo.- Me sonrió, pero no iba a irme sin preguntarle.

-Perdone el atrevimiento señor pero ¿Qué le sucedió en su mano?- Pregunté. 

Noté que se tensaba y se acomodaba en su sillón. Mientras fingía una sonrisa habló.

-Oh, sólo me he caído de la escalera de mi casa.- Dijo bastante frío. -Ya puedes irte.- Asentí y me fuí sin más a continuar con mi trabajo.





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