Capítulo 17.

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Desde que nos besamos... O mas bien desde que besé a Zack, las cosas habían cambiado, muchísimo. Y por suerte, todo cambió para bien. El se había propuesto ayudarme a entrenar, bueno, a decir verdad me obligó.

Así que por eso en este mismo momento nos encontramos en un bosque de California. Alejado de la urbanización. Me enseñaría a usar mis poderes, aun no entendía como , ya que el es un ángel caído.
Estábamos caminando hacia el centro .

-Zack.. ¿Cómo sabes acerca del entrenamiento de los demonios?- le pregunté.

-Princesa, no se si sabias que antes de que me despojaran de mis alas era un ángel, y como todo ángel, debemos saber el entrenamiento de todo tipo de ser.- me dijo sacando una daga.

-¿Qué , para que usaremos una daga? Es demasiado. Terminaremos heridos si tengo en mano una daga Zack, mejor sigamos con otra fase del entrenamiento.- propuse.

-No saltearemos ninguna fase, hay que llevar a cabo todas y cada una. Además, el único poder que tienes no es el de tus ojos. Hay aún mas, solo falta descubrirlos.- Me dio la daga y la tomé.

-Bueno, y que hago?- maneje el artefacto filoso torpemente.

-¿Ves aquél árbol?- Asentí y prosiguió.- Bien, al lado, hay un ciervo. Apuntale.-

-No matare a un pobre animal sólo para un estúpido entrenamiento.- Dije saliendo de mi posición.

-Alice, no seas infantil. Matalo.- Me dijo

-No Zack, no lo haré.- me dispuse a devolverle la daga. Y el la tomó

De un momento a otro la lanzo y la daga quedó incrustada en la cabeza del ciervo.
Pegué un grito que lo hizo reír. Pero se puso serio al segundo y dijo.

- Para este tipo de cosas no debes tener corazón. No tienes que tener sentimientos. El enemigo aprovechará eso.- Me miro fulminante y se dirigió a recoger su daga.
Quedé asombrada por aquellas palabras. Volvió y me tendió la daga llena de sangre. La tomé.

-Ahora hazlo tú.- Lo miré horrorizada. -Tirale al árbol- Y revoleo los ojos.

Estábamos al menos a tres metros de distancia. Puse una pose un tanto rara.

-No no no,así no.- Y se puso tras de mi, tomo mi mano donde sostenía la daga. Y apunto, me separó un poco las piernas. Y llevo hacia atrás mi brazo.
Su torso chocaba con mi espalda.
Nunca lo había tenido tan cerca.

-Así es como se hace. Princesa.- Susurró en mi oído provocandome escalofríos. Y salió de mi lado, se ubico a medio metro con sus brazos cruzados. Observandome. -Sólo mira tu objetivo e imagínate la daga en él, sólo debes imaginarlo.- Me indicó.

-Bien- dije y me imagine el árbol con una daga en el medio, lanzé y la daga quedo exactamente donde debería ir. Sonreí victoriosa.

-Podría haber sido peor- Aplaudió Zack. -Agradezco no haber salido herido- Bromeó.

-Idiota- Golpeé su hombro.

-¿Esa es forma de tratar a su entrenador señorita Lawrence?- Dijo levantando sus cejas.

- Lo es , lo es.- Le dije.

-Otro insulto más y se las verá conmigo.- Entre cerró sus ojos.

-Estúpido.- Dije desafiándolo. El sonrió y se abalanzó sobre mi.
Pero yo fui aun mas rápida, corrí y corrí aun cuando me dolía la panza de tantas carcajadas.
Me escondí tras un árbol. Y observe a Zack buscándome sigilosamente.

-¿Donde estás princesita?- Dijo amenazante. -Sabes que te encontraré- Me desafío.

Yo aun seguía escondida, cuando volví a mirar no estaba. Me di vuelta y estaba tras mio con una sonrisa victoriosa.
-Te lo dije- Me miró fijamente. Sonriendo.

Su sonrisa relucía en todo el panorama.
Quise correr pero sus manos me atraparon, lo empuje y unas raíces del árbol hicieron que cayera... Junto conmigo.

Cuando empezó a hacerme cosquillas. NO . Mi debilidad

-NO-grité entre risas. Intente sacarlo pero me fue imposible, nuestras risas se fundían con el cantar de los pájaros.
Y la luna aparecía lentamente, anunciando la llegada de la noche.

A n g e l ' sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora