20. El orbe de la muerte

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André se paró justo a su lado, observando también el panorama. El soldado al sentirla al pie suyo, desenfundó de su fardo una espada; con sólo verla, la Intérprete no pudo evitar que el pavor que emanaba, la perturbara. El arma era negra en totalidad, parecía hecha de carbón, el filo no brillaba aunque su pomo irradiara un aura negra. No mostraba lucidez alguna, característica de las espadas elaboradas en el más puro acero. El soldado se la entregó a André; justo al dársela recobró brillo, pero no dejó de lado su oscuro color. Asegurándose de que la tuvo en las manos, el soldado la miró severo, girándose en su dirección, ella hizo lo mismo quedando así frente a frente.

—Merly; ese es tu nombre en nuestro mundo. —Su tono de voz no era claro, no se sabía si era femenino o masculino. Al escucharlo, André asintió—. Sabes las consecuencias de sacar un objeto del libro y el precio a pagar por ello.

Pasó saliva con amargura, apretando los puños. Al final asintió con dureza.

—La mitad de tus años de vida serán restados de tu existencia en Reblan como pago por sacar el Orbe de la Muerte del libro, y ahora que te lo entrego, queda bajo tu responsabilidad. Solo quien te dé muerte puede usarlo en su totalidad; si has de morir por voluntad de El, entonces el objeto pasará a ser parte de tu vínculo más cercano. Si decides devolverlo al libro, recuerda que el pago será el mismo que al haberlo sacado.

Ella asintió en silencio, concibiendo el peso simbólico de cargar ese orbe hecho espada. El soldado se inclinó, posando una rodilla en el suelo escarchado de blanco.

—Ya está hecha mi labor. —Dicho esto, se irguió para dar media vuelta, yendo en dirección al haz de luz el cual lo cubrió como un manto.

El tiempo volvió a correr con lentitud, la luz se disipó de inmediato. Empuñó su nueva adquisición de tal forma que la hoja quedó paralela al brazo, transformándola así en un sable. Esperaba a que la mayoría de enemigos no les fuera difícil de derrotar; adquirió algo que le ayudaría bastante, que podría prolongar su resistencia en batalla, darle la fuerza suficiente para terminar su travesía de recolectar las partes faltantes del libro.

Antes de que Alex interviniera, de que el enemigo diera el paso para enfrentarse al cuartel, antes de que obtuviera algo de tiempo para reponerse por lo que logró, esa nueva espada le cedió la energía suficiente para dar el primer asalto.

Respirando profundo, caminó hacia adelante, dejando a su guardián estupefacto por lo que se desprendió de ella. No entendió cómo pero la silueta de André se prolongó hacia adelante, como si su alma se despegara de su cuerpo para luego salir disparada hacia los dragos que estaban a unos cuantos metros de llegar.

La silueta que salió de André era su viva imagen, solo que su piel era de un tono más pálido al igual que su cabello. La Intérprete dio otro paso con dificultad, consiguiendo que otra silueta con la misma apariencia de la primera se desprendiera de ella, corriendo a gran velocidad hacia los dragos. Cayó de rodillas, clavando a tiempo la espada negra en el suelo para usarla como soporte.

El Intérprete podía conjurar magia muy poderosa del libro, pero solo si tenía la suficiente energía vital para lograrlo. Duplicarse implicaba usar el alma, fragmentarla, y hacerlo podría costar la vida, pero con el orbe de la muerte André la dividió en dos partes más. Sin embargo, era demasiado desgastante, lo bueno era que sus dobles durarían hasta que murieran en batalla y el alma se recobraría de aquella división.

Una ventaja de usar dobles era que su velocidad ya que eran seres sin un cuerpo propio, dependiendo del alma de su invocador para moverse a voluntad. Las siluetas de André, que además poseían réplicas de la espada negra, comenzaron la arremetida. Alzando apenas el rostro, la Intérprete los vio en acción.

El mensaje de los Siete [IyG II] ©Where stories live. Discover now