Capítulo uno.

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Por fin hoy me dan las notas, después de estos dos trimestres estudiando al máximo todo esfuerzo tiene su recompensa, ahora llega el verano y verano el que me voy a meter.

Espero pacientemente a que la chica que esta ahora recogiendo sus notas salga, y pueda entrar yo.

Al cabo de unos diez minutos, no sé que tanto tendrá que hablar sale, y al fin entro yo.

Saludo a mi tutora y me entrega las notas, me felicita y me desea un feliz verano al igual que yo a ella.

Salgo de clase sonriendo y voy hacia casa de mi tía de vuelta.

-¡Ya estoy aquí! - grito nada más entrar.

-¿Que tal las notas cariño? - me pregunta desde la cocina.

-Todo sobresalientes menos en inglés, un seis - digo y ella aplaude eufórica.

No hay nada que se me de peor en el mundo que el inglés lo juro.

-Voy a llamar a papá para contárselo - le digo mientras voy a mi habitación.

Me siento en la cama y marco su número, al primer bip me le coge.

-Mi niña - dice con alegría.

-Hola papá - le saludo - ya me han dado más notas, todo sobresalientes menos inglés ya sabes, pero he sacado un seis - digo sonriendo.

-¡Ole mi niña! - dice eufórico - así me gusta, oye cariño, ¿nos pasamos mañana a por ti a primera hora?.

¿A primera hora mañana? ¿Para qué?

-Como ya empieza el verano - continúa al ver que no contestó - dijiste que vendrías de vuelta a Sevilla, ¿recuerdas?.

Oh no, es verdad, Sevilla... No quiero ir, pero tampoco le puedo negar a mi padre ya que digo yo que me echara de menos como yo a él.

-¿Emily? ¿Estas ahi? -pregunta.

-Sí, sí, mañana a primera hora esta bien - le digo.

-Perfecto, despidete de tus amigos y mañana nos vemos, te quiero hija - me dice.

-Hasta mañana papa, te quiero - le contestó colgando el móvil.

No me puedo ir y dejar todo lo que tengo aquí, no puedo irme y dejar a Jorge así... Porque sí, cuando volví aquí empezamos a tontear, una cosa llego a la otra y estamos saliendo.

"La fuga de Sevilla" como la llama mi tía fue apoteósica, ya que nadie sabía que me iba ni donde, corte relación con todos, incluso con Anna, por mucho que me doliera me recordaba a Jesús y eso me dolía más, no sé como será mi reencuentro con ellos, porque han pasado cinco meses desde que no los veo, ni hablo con ellos. Sinceramente, estoy muy nerviosa y un tanto agobiada. ¿Como estará Jesús? ¿Tendrá novia? Bueno eso a mi no me importa, él ya no me importa, o eso creo.

(...)

Por última vez hasta quién sabe cuando, la voz de mi tía me despierta como cada mañana desde que estoy aquí. Le doy los buenos días y me voy a la ducha, tras un buen rato dentro de ella me visto cómoda para el viaje y bajo a desayunar.

-A tus padres les debe de quedar veinte minutos máximo - me dice.

-Vale, saldremos más tarde porque tengo que llevarle unas flores a mamá que le compré ayer - le digo a mi tía y me sonríe, veo como sus ojos se iluminan cada vez que hablo de mamá y como no va a ser así, eran hermanas y mejores amigas.

-Eres la mejor hija del mundo Emily - sonríe dándome un abrazo y noto como alguna lágrima cae de sus ojos.

-¡Tia no llores que lloro yo! - le digo y se ríe - además no te preocupes que después de verano me tienes aquí dándote guerra - le digo guiñándole un ojo.

-Ya verás, que al final te quedas allí, tu hazme caso - me dice y niego con una leve sonrisa - pero ya sabes, si necesitas una fuga apoteósica llámame - dice y nos empezamos a reír.

Terminamos de desayunar y el timbre suena, mi tía abre y abrazo a mis padres con muchas ganas al igual que ellos, pasan a casa un rato para tomarse un café, y después de hablar con mi tía ver las notas y demás, metemos las maletas en el maletero, cogemos el ramo de rosas y nos despedimos de mi tía rumbo al cementerio, para posteriormente irnos a Sevilla.

Voy a echar muchísimo de menos, a mis amigos, de los cuales me despedí ayer por la noche, a Jorge...

También a mi tía porque enserio para mi es una madre, pero lo que más, es ir al cementerio a llevarle flores a mamá, ya que cuando estoy en Sevilla no puedo.

(...)

-Emily - me llama mi padre desde la puerta de mi habitación - Estela y yo nos vamos a comer, ¿vienes? - me pregunta y niego con la cabeza - llegamos hace una semana y no has salido de casa, ¿no quieres ver a tus amigos? - vuelve a preguntar - no saben que estas aquí - dice.

-Que la lo paséis bien - le digo metiéndome de bajo de la almohada con intención de volver a dormirme.

Oigo como mi padre suelta un bufido y cierra la puerta con mala leche, pero me importa bien poco. A los cinco minutos o así oigo que la puerta principal se abre y luego se cierra, por fin, la casa para mi sola.

Me levanto de la cama y agacho la persiana para que los rayos de luz no me impidan dormir, me vuelvo a acostar y justamente suena el timbre, ¡pero vamos a ver! ¡No puede una persona dormir agusto!

Me levanto de mala leche y voy hasta la puerta.

-¿No puede dormir la gente agusto o que pasa? - digo justo cuando estoy cogiendo el pomo, lo que hace que termine la frase cuando veo a la persona que esta enfrente de mí.

-Sabía que habías vuelto - dice la voz que tanto extrañaba.

Leave your past behind (II) ||gemeliers||Where stories live. Discover now