Cuando ya me había dormido, alguien golpeó la puerta y seguido, entró.

Me senté en la cama y miré a Reiji.

— ¿Pasa algo? —Pregunté restregándome un ojo.

— ¿Sabes de que estás enferma? —Preguntó con un ligero tono de nerviosismo. Lo miré intentando deducir por qué estaba así.

—Ni idea —respondí haciendo una mueca—, pero creo que es tuberculosis vampírica.

A diferencia de la tuberculosis que sufrían los humanos, los vampiros sufríamos de la tuberculosis vampírica que, si bien, era difícil de tratar, podíamos librarnos de ella para siempre sin que se quedarán secuelas..

Vaya nombre tan estúpido le pusieron, pudieron haber inventado otro nombre.

Reiji arrugó la frente y preguntó: — ¿Cuánto llevas tosiendo sangre?

—Unas tres o cuatro semanas —respondí y el dejó de arrugar la frente.,

— ¿Sudas cuando duermes? —Preguntó tocando mi frente. Doctor Reiji a la orden.

—Pues, a veces.

—Por lo menos no tienes fiebre —sonrió—, quiero que vayas a mi laboratorio después de cenar, no le digas nada a los demás, harás que se preocupen. Como es tuberculosis "vampírica", no sé porqué ese nombre si es igual a la de los humanos, pero, es fácil de tratar.

Y no era contagiosa.

Que lindo que intente no preocuparme pero, lo siento Reiji, ya se que es complicado de tratar.

—Está bien —acepté y miré por la ventana—. ¿Por qué hay sol?

—Te desperté muy temprano, Liu —dijo cruzándose de brazos.

— ¿Es Domingo ya? —Pregunté sorprendida. Subaru me había dejado dormir desde la tarde del Sábado.

—Si —contestó saliendo de mi habitación.

Estuve apunto de correr y gritarle que es de mala educación no golpear la puerta antes de entrar, pero recordé de que si la había golpeado.

Suspiré y me metí en el baño para bañarme.

Enrollé la toalla en mi cuerpo y me miré en el espejo, reí y me lavé los dientes.

Me vestí ahí mismo con un vestido azul que llegaba un poco mas arriba de las rodillas, medias negras con unos zapatos negros.

Cerré la puerta de mi cuarto y camine hacía el salón principal, era de día, así que ninguno de mis hermanos andaba por allí.

—Pero que aburrimiento —dije y decidí ir al jardín—. Tenemos un bonito jardín —comenté viendo las flores.

Pase mis manos por ellas a medida que avanzaba. ¿Cómo teníamos flores si ninguno de mis hermanos las regaban?

—Que linda te ves con ese vestido —dijo una voz conocida detrás de mi. Me di la vuelta rápidamente, no había nadie.

— ¿Quien eres? —Pregunté pegando mi espalda a la pared, produciendo un leve dolor y que me matara internamente.

—Me conoces —dijo, miré arriba de la pared de arbustos con una que otra flor, ahí estaba Azusa acostado y apoyado con los codos mirándome fijamente.

Claro, ¿Quien más hablaba increíblemente lento?

— ¿Qué quieres? —Pregunté cruzándome de brazos y apoyándome completamente en la pared.

Al segundo lo tenía a centímetros.

Hijo de...

—No lo sé.

Lo empujé despacio y caminé en dirección hacía la mansión, pero agarró mi mano y me jaló hacía él, no cedí y me limite a doblar mi cabeza para mirarlo.

—Esa marca me quedó bien —comentó soltando una risa juguetona.

Recordé la marca en mi cuello, cerca de la clavícula.

—Así que fuiste tú —me solté de su agarre.

—Lo volvería a hacer, solo para ver que haces —comentó con una sonrisa.

—Atrévete —le reté acercándome.

Irelia cálmate, por Dios.

En un rápido movimiento, ya había doblado mi cabeza hacía un lado y había acercado su boca a mi cuello. Lo empujé más fuerte que antes y escuche unos pasos.

—Quizás en otra ocasión —dijo desapareciendo de mi vista.

Me giré hacía donde había escuchado los pasos y Subaru estaba ahí, mirándome confundido.

— ¿Subaru? —pregunté.

— ¿Liu? —preguntó de vuelta. Si que les había gustado mi nombre.

— ¿Subaru?

— ¿Liu? —me siguió el juego.

— ¿Subaru?

— ¿Liu? 

— ¿Subaru?

— ¡Déjate de joder! —Estalló, solté una risa.

—No aguantas nada, Subaru —dije mientras reía y lo contagiaba.

— ¿De qué reís? —preguntó Ayato, miré en dirección de donde venía su voz, arriba de nosotros, en la enorme ventana del segundo piso en la que se podía ver el jardín, estaba asomado con medio cuerpo fuera, reí.

—De que...- —Subaru me tapó la boca.

—De que Liu es algo idiota de vez en cuando —respondió, Ayato alzó una ceja.

—Concuerdo contigo —dijo para luego irse cerrando la ventana.

Mordí la mano de Subaru dejando dos hoyos pequeños, de los cuales salió sangre rápidamente.

— ¡¿Qué te pasa, idiota?! —Vociferó lamiéndose lo que hice.

Reí.

—No aguantas nada —dije dando unos pequeños golpes en su cabeza y caminando hacía la mansión

🌸

「¿Hermana de quién?」|Nueva Versión| [EDITANDO]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz