17 | Una cita de verdad.

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Pero Kira no puede leerme la mente, así que se limita a sonreír y señalarme con un dedo.

—Eso me suena a que tienes una historia larguísima que contar, pero que te da vergüenza hacerlo.

Me río.

—Vaya, eres buena en tu trabajo.

—No sabes cuánto.

Echamos a andar juntas por el corredor. Mientras que yo camino como una persona normal, abrazando mis libros, ella va saltando de un lado a otro, como quien sufre un subidón de azúcar. La miro de reojo. Va vestida con ropa de deporte, lo que me recuerda que hoy tendremos que enfrentarnos juntas a las duras pruebas físicas de la clase de gimnasia.

Bueno, por lo menos tendrá algún lugar en donde gastar todas sus energías.

—¿Qué es lo que quieres saber?

—Todo. Las últimas noticias que tuve fue que estabas ayudándole a averiguar con quién le ponía los cuernos su exnovia. Que, por cierto, vaya marrón. Llevo viendo a Noah y Jason almorzar juntos desde que llegué al instituto. Su amistad era como una leyenda por aquí. —Debo de ser muy mala ocultando mi descontento, porque de inmediato se arrepiente de lo que ha dicho—: Prefieres no hablar de eso, está bien. Pasemos directamente a hablar de cómo narices Noah Carter ha acabado interesándose en ti.

Sacudo la cabeza. Aunque intente evitarlo, ahí está de nuevo ese cosquilleo tan desagradable que últimamente se pasea mucho por mi estómago.

—Él no... —Mas acabo interrumpiéndome a mí misma porque no tiene ningún sentido seguir negándolo. Noah está poniéndome las cosas en bandeja. Con todo lo que dice o hace, me da a entender que tiene interés en mi persona. Sin embargo, me consuelo pensando que lo que siente por mí no es más que una mera atracción física.

Sí, definitivamente tiene que ser solo eso.

Me aferro a lo alto de mi muralla y trato de convencerme de que quiero que sea solo eso.

—¿Bromeas? —Mi alumna ayudante parpadea, como si lo acabo de decir no tuviera ni el menor de los sentidos. Por suerte, no puede ni imaginarse lo que pienso—. Pero si te sigue a todas partes. Bueno, y tú a él. Estoy esperando mi invitación a la boda.

Ruedo los ojos.

—No seas exagerada.

—Pero te gusta, ¿verdad? —Su comentario me hace fruncir el ceño. No por lo que dice en sí, sino porque ahora parece estar hablando en serio. Me giro para mirarla—. No me mientas. Leí el artículo. Todo el instituto lo hizo, en realidad, pero solo unos pocos sabemos que tú lo escribiste. Que, por cierto, no quiero ni imaginarme cómo estará su ego en este momento. Pusiste cosas muy bonitas.

Pronuncia estas últimas palabras con sus ojos oscuros clavados en los míos. Trago saliva, algo abrumada. Pese a que agradezco su elogio, Kira no sabe por qué lo hice. No entiende las razones que tuve para escribir todo lo que se puede leer en este artículo. No comprende por qué, por muchos comentarios —algunos burlándose de mí y otros más agradables— que haya oído por los pasillos acerca de él, no me arrepiento de haberlo publicado.

Noah necesitaba saber todo eso. Necesitaba que alguien le dedicase esas palabras. Después de lo que me contó sobre su primo, me di cuenta de lo mucho que precisaba de todas ellas.

De modo que Kira, el profesor Miller y todo el alumnado podían decir lo que quisieran; yo estaba contenta con mi trabajo.

—Noah no es egocéntrico —replico, arrugando la nariz—. Bueno, solo a veces, pero me da que lo hace aposta.

Mi conquista tiene una lista | EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora