17 | Una cita de verdad.

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17 | Una cita de verdad.

—Necesito hablar contigo.

En cuanto termino de cerrar la taquilla, me topo con el rostro de Kira Roe a un palmo del mío. Pego un salto, ya que su repentina aparición me ha tomado por sorpresa, pero ni siquiera eso consigue borrarme la sonrisa de la cara. Es viernes, lo que viene a significar que estoy de muy buen humor. Sobre todo ahora que solo faltan un par de clases para que termine esta tortura, mejor conocida como instituto.

Me gustaría decir que tengo planes para el fin de semana, pero la verdad es que pienso encerrarme en mi habitación a ver series y comer pizza, cual oso hibernando en su guarida, hasta que la llegada del lunes vuelva a hacer sonar mi reloj despertador.

—Claro. ¿Qué ocurre?

Ella se muerde el labio.

—Somos amigas, ¿verdad? —me pregunta, lo que me hace fruncir el ceño. Antes de que me dé tiempo a decir nada, agrega—: De esas que se lo cuentan todo.

Empiezo a temerme lo peor. A nuestro alrededor, los pocos alumnos que todavía pululan por el pasillo ya caminan en dirección a sus clases. A menos que quiera que me castiguen por llegar tarde, yo también debería hacer lo mismo. Me aferro bien al fichero oscuro que llevo en las manos.

—¿Qué has hecho? —inquiero, e intento prepararme mentalmente para cualquiera que sea su respuesta.

Pero la joven niega con la cabeza.

—No he hecho nada. Solo venía a preguntarte algo. —Enrolla, entorno a su dedo índice, un largo rizo oscuro que se le ha salido de la coleta—. Antes de nada, solo quiero aclarar que no estoy enfadada. Es entendible que no quieras hablar conmigo de estas cosas. Yo no lo hice, pero tenía mis razones. Wesley me contó que llevas siendo su mejor amiga desde que tiene uso de memoria. Si te contaba que me gustaba... bueno, se lo habrías dicho. Lo sé porque yo habría hecho lo mismo —se apresura a añadir—. Pero eso no quiere decir que contigo tenga que ser igual. Yo sé guardar secretos y... lo siento, pero tengo que preguntarlo. Ya sabes cómo soy con estos temas. —Tras hacer una pequeña pausa, me suelta—: ¿Qué diablos te traes entre manos con Noah Carter?

Tengo que confesar que me esperaba algo así, sobre todo viniendo de Kira, una de las personas más cotillas que he tenido la desdicha de conocer. Sin embargo, confieso que me ha sorprendido lo dramática que se ha puesto. Yo ni siquiera mostré interés porque me contase cómo iba avanzando su relación con Wesley. O, si lo hice, definitivamente no fue con ella delante. Interrogar a mi mejor amigo era mucho más divertido.

Pese a lo que ha dicho, yo jamás me atrevería a asumir que mi alumna ayudante y yo tenemos una amistad basada en la confianza. Más bien, nos limitamos a hablar de temas triviales y a reírnos juntas de vez en cuando. Kira no es, ni por asomo, la primera persona a la que buscaría si me surge un problema. Tampoco creo que me atreviera a contarle mis mayores secretos.

Pero es una chica. De hecho, es la única alumna —sin contar a Michelle, la amante de los diccionarios— que no me mira por encima del hombro desde que llegué al instituto. Y necesito hablar de esto (de lo que sea que haya pasado, si es de verdad ha pasado algo) con alguien que no sea Wesley.

Si se lo contase a mi mejor amigo, estaría riéndose de mí hasta el año que viene.

Básicamente porque eso fue lo que hice yo cuando me habló de Kira por primera vez.

—No lo sé. —Arrugo la nariz cuando me doy cuenta de que, en efecto, esas palabras definen a la perfección todo esto—. Es... raro.

«Cualquier persona que tuviese acceso a mis pensamientos y supiera cómo me siento cada vez que él está cerca, diría que Noah me gusta. El problema es que no quiero que me guste. No puede gustarme. ¿Entiendes a lo que me refiero?».

Mi conquista tiene una lista | EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora