Extra | 1

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Digan presente las que echaban de menos a Abril y a Noah <3


Extra | 1

Corresponde a los capítulos 1-4 narrados por Abril

Noah

Termino la coreografía jadeando y me paso una mano por el pelo, frustrado, antes de levantarme ágilmente del suelo. Utilizo el móvil para poner de nuevo la canción que hasta hace unos segundos sonaba por los altavoces. Karinna y yo hemos estado ensayando toda la tarde, pero pronto serán las regionales y no me veo preparado. Además, bailar me ayuda a dejar la mente en blanco, cosa que ahora necesito con urgencia. Por eso, aunque mis músculos me piden a gritos un descanso, no me lo permito.

Siempre he sido muy exigente conmigo mismo.

Una fuerte ráfaga de viento azota la ventana. Al volverme, veo que la puerta del balcón de la casa de Jason se cierra bruscamente. No le doy importancia, me seco el sudor de la frente y retomo la coreografía desde el principio. Me entrego a la música y la siento de verdad y, cuando acabo, esta vez sí que estoy casi convencido de que mañana lo bordaré en los ensayos. Apago la música con una sonrisa mientras mis pulmones luchan por recuperar el oxígeno.

Justo en ese momento, mi hermano Tom cruza la puerta de mi habitación.

—Estás sudando. —Es lo primero que dice. Tuerce el gesto en una mueca de disgusto.

Suspiro y me deshago de la camiseta; estoy muerto de calor. A continuación, me doblo sobre mí mismo para hacer un par de estiramientos y relajar los músculos.

—Es lo que pasa cuando uno hace deporte —le explico—. Sudas.

—Qué asco.

Se sienta de un salto en la cama sin apartar la vista de la tablet que mamá y Dana le regalaron con fines «educativos». Una vez que termino de estirar, me pongo una camiseta limpia y me arreglo el flequillo frente al espejo. Frunzo el ceño cuando escucho la risa de mi hermano.

—¿Qué haces? —Lo miro a través del cristal.

—Viendo YouTube.

—¿El qué, exactamente?

Esto de hacer de hermano mayor responsable no se me da bien, pero al menos lo tengo que intentar.

—A Liam Harper.

—¿Quién?

—Liam Harper —repite.

Arrugo la frente todavía más. Ese tal Liam suelta una palabrota en voz alta y yo reacciono rápidamente y le quito el teléfono de las manos.

—¡Eh! —se queja Tom.

—Tienes que ver cosas educativas. —Tras pensármelo un momento, escribo en el buscador y se lo devuelvo—. Ahí tienes. Nada de payasos de internet.

Tom baja la mirada hacia el vídeo que he puesto y abre la boca, súper ofendido.

—¡Son vídeos para aprender a sumar! ¡Y yo no quiero aprender a sumar!

—No llegarás lejos en la vida con esa actitud.

—¡Noah! —vuelve a lloriquear.

Me cargo de paciencia. Qué difícil es esto.

—¿Me recuerdas cuantos años tienes?

—¡Cinco! —Suena como un reproche.

—Entonces lo que tú quieras me da igual.

Mi conquista tiene una lista | EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora