Mi padre no dejaba de hablarme mientras cocinaba, simplemente me decía que si a Berlín tendría que llevarse un abrigo, que había preparado una maleta enorme, que que quería que me trajera. Yo me reía mientras intentaba seguir las instrucciones de preparación, lo cual era una tarea muy difícil con mi padre hablandome todo el rato, pero daba igual, me encantaba que me hiciera compañía.

La sopa quedó bastante buena, a mi parecer y al de mi padre, pero con tanta compañía llegaría tarde a casa de Rachel. Eran las cinco, tardaría quince minutos en ir y otros quince volver y Isaac llegaría a mi casa sobre las seis, lo que simplemente me dejaba con treinta minutos con Rachel. Así que debía de darme prisa.

Salí de mi casa, y tras unos largos minutos de caminata me encontré delante de una casa de ladrillos rojos, era algo más grande que la mía, y el camino de entrada estaba bordeado con flores moradas y azules.

Andé hasta la puerta y llamé al timbre, nadie me respondió, simplemente un chico asiático, algo mayor vestido con una camiseta de Pink Floyd y unos vaqueros abrió la puerta sin soltar la guitarra eléctrica roja que llevaba en la mano.

-¿Está Rachel? -Pregunté.

-¿La reina del drama? En su habitación como siempre, viendo Plain Jane.

Se hizo a un lado para dejarme pasar y yo le di las gracias con un gesto de cabeza. Subí las escaleras y me dirigí a una de las habitaciones, supe que era esa por el sonido de la televisión. Abrí la puerta lentamente para encontrarme con Rachel, tumbada en la cama en pijama con la nariz roja como un tomate, nunca la había visto sin arregñar y lo cierto es que me resultaba bastante extraño.

-Iris... Me muero.

Yo me reí un poco.

-Vamos, tampoco será tanto, te traigo sopa, está recien hecha tomatela rápido.

-Gracias. -Abrió el termo y dió un trago-. ¿Me he perdido algo interesante?

Visiones. Robos. Accidentes de tráfico...

-No mucho.

-Sabes... Jamie ya se ha despertado del coma, dios casi no lo cuenta.

Me quedé sin respiración unos segundos. Todo lo que pasó me vino a la cabeza tan repentinamente que por un momento pensé que colapsaría, no sabía que había estado en coma, pero si así era llevaba así más de una semana.

-¿Está bien? -Pregunté.

-Ajá.-Gesticuló Rachel-. Bueno, todo lo bien que se puede estar después de salir de un coma, pero va tirando.

Yo la miré en silencio.

-Pues yo llevo todo el santo día así. -Continuó cambiando de tema-. pero teniendo en cuenta que el viernes no hay clase. No faltaré mucho, aun así mañana no voy.

-Y... ¿Como te las has apañanado por el instituto sin mi?

-Tirando, he hablado con unas chicas que me presentaste, pero no mucho, en el camino de clase de química...

-¿Y el resto? Porque el camino para llegar a una clase no es todo la mañana. Y no creo que hayas estado sola. Espera... Déjame adivinar... Con Isaac. -Alzó las cejas y me miró divertida.

-Pensaba que estabas al borde de la muerte.

-Mi muerte puede esperar, ahora mismo prefiero hablar de esto. ¿Hace falta que tengamos la charla?

-No. -Negué-. Es más, no tengo tiempo para ningún tipo de charla. Bébete la sopa. -Me levanté y comencé a andar-. Y mejórate.

-No hemos hablado de Isaac.

Sinners. 《Isaac Lahey》[1]Where stories live. Discover now