17.

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El bar era un completo desastre y todo parecía ser culpa de Valerie, o por lo menos ella sentía eso en aquel momento de locura. Todos habían recibido la noticia sobre su descubrimiento y estaban tratando de analizar lo que estaba sucediendo. Todos los Williams se habían sentado en la mesa de reuniones y conversaban en voz alta sobre lo que iban a hacer, aunque todo lo que decían eran insultos hacia Sergei.

Valerie seguía observando el mapa, con un marcador rojo en los labios y pensaba como podían arruinar los planes del ruso. Había marcado todas las zonas afectadas por la mafia y analizaba cuanto podía llegar a tardar en aparecer Sergei para pedir por el bar. Estaba insegura sobre su próximo movimiento pero tenía una leve idea de lo que podía hacer, salvo que era arriesgada.

No le iba a gustar a Hunter, pero no se le ocurría otra cosa mejor que hacer antes de atacar a los rusos sin explicación alguna. Esperaba que él pensara lo mismo que ella y trató de buscar un segundo para hablar con él.

Cuando finalmente sus miradas se encontraron, ella pudo hacerle un gesto para que hablara con él y subieron las escaleras hasta la puerta de la casa de los Williams. El pobre hombre parecía cansado y hasta agotado por todo lo que estaba sucediendo en su vida, no le gustaba ser una razón más para causar su agonía pero tuvo que hablar.

—No, ni en tus mejores sueños —se negó moviendo su cabeza en señal de negación. A ella no le importó, trató de poner su mejor cara de niña buena para tratar de convencerlo—. No es no, Valerie, tu carita de ángel no va a lograr nada conmigo. Es peligroso lo que planeas y una locura.

—¿Es peligroso hablar con Sergei? No lo es, lo sabes. Llevaré el collar para demostrarle de qué lado estoy y si quieres voy con Dante, para que no sientas que estoy desprotegida.

Valerie sabía que no había otra opción por el momento y la que ella planteaba era buena. A pesar de todas sus diferencias, ellos tenían algo en común: deseaban que la sangre dejara de correr en Auburn. Ella lo sabía, no lo conocía mucho pero estaba segura que había aprendido a entenderlo en tan poco tiempo. A veces solo con entender a una persona, se puede comprender su corazón. Estaba segura que Raven lo había intentado por años pero solo ella lo había logrado comprender.

Había planeado ir a la mansión de Sergei para conversar con él de manera neutral, manteniendo ese puesto aunque su corazón pertenecía a los Williams. Iba a hablar con él, preguntarle que buscaba de los Williams y de la ciudad para tratar de llegar a un arreglo.

—Él vio algo en mí en algún momento, por algo me quiso a su lado antes, ¿recuerdas? —le trató de recordar. Aquello era cierto, a pesar de la posición de Valerie, Sergei había querido tenerla a su lado como esposa y todos recordaban eso. Ella lo había ignorado pero el ruso era insistente y su padre aceptaba la relación como un hecho en el futuro.

—Vio que estás buenísima, Valerie —respondió él con queja, como si aquello fuera obvio y le molestara que ella lo comentara. Suspiraron, casi al mismo tiempo pero por razones muy diferentes.

Ella se enfrentó a él, buscando su mirada clara y se encontró con ese hombre abatido y lleno de preocupaciones que le gustaba. Se notaban las arrugas en su rostro, como iban apareciendo lentamente por su edad y su agotamiento. Se mordió un poco el labio antes de tomar el rostro de Hunter para que se miraran, para que él la mirara como ella deseaba. Sus ojos se posaron sobre los de ella y sintió la conexión que los unía, esa única que los movía y llevaba hacia lugares que desconocían.

Tenía que confiar en ella, aceptarla como algo más que una mujer y empezar a comprender que Valerie quería ser valorada. Quería ser una William de verdad, no deseaba ser un adorno que se dejaba en el medio de la mesa de reuniones y era agradable de ver. Eso lo hacían en el mundo que había dejado y no iba a cerrar la boca nunca más. No iba a permitir que la callaran cuando le habían dado oportunidad de hablar.

HUNTER. Tierra de salvajes #1 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora