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Las quejas de su chofer le parecieron insufribles, por lo que simplemente trató de apagar sus oídos y vivir en sus pensamientos, lejos de ese idiota que se creía capaz de juzgarla. Odiaba que todos los que estaban alrededor de su padre trataran de decirle que debía hacer, aunque ellos jamás habían tratado de conocerla. Eso le molestaba bastante, pero estaba acostumbrada a ser juzgada.

Trató de alejar su mente de los sucesos de esa noche, pero no pudo evitarlo y cuando se dio cuenta, ya estaba pensando nuevamente en eso. Aún podía sentir el miedo y los nervios en su cuerpo al recordar todo lo que había sucedido. Dante había estado en sus manos y ella lo había salvado. Sonrió contenta, mirando por la ventana del auto y notando que lejos se había sentido de ese barrio hasta ese momento.

Pensó en Hunter, sin poder evitar y recordó que había estado herido pero no había sido tan importante. Aquello la dejó confusa en ese momento, sorprendiéndose por la mínima herida que había recibido Hunter a pesar del disparo. No sabía con quienes se había enfrentado pero estaba casi segura que no fallaban en sus disparos. Eso le hizo pensar también en Dante y aquel cuchillo en su cuerpo. ¿Por qué le habían clavado una daga teniendo la oportunidad de dispararle? ¿Por qué alguien querría hacerle daño de un modo tan estúpido y primitivo cuando tenían la posibilidad de un arma que acabara con el enemigo? Era extraño, porque parecía que ellos habían decidido hacerle más daño que el común por algún motivo. Valerie se estaba mordiendo una de sus uñas con fuerza, pensativa mientras el auto andaba y creaba sus propias teorías.

Parecía que los enemigos de Hunter habían decidido hacerles daño de ese modo al saber que no irían al hospital y tardarían más en curarse de lo común. Como si quisiera... como si quisieran...

-¡Detén el auto! -exclamó ella al instante y por un momento el chofer estuvo a punto de chocar contra el vehículo delante de ellos. La miró sorprendido, casi insultándola por parecer una loca de la nada-. ¡Tengo que volver! ¡Tengo que volver al bar! ¡YA!

El chofer quiso quejarse, seguramente para soltarle algo estúpido sobre ella siendo una señorita pero cuando vio el rostro de Valerie, comenzó a marchar hacia el bar nuevamente. La rubia tomó su teléfono y comenzó a llamar a Hunter, aunque este no le respondió. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué no le atendía?

Era obvio lo que estaba sucediendo y le sorprendía que a ninguno de los Williams se le hubiera ocurrido tal cosa. Ellos eran muy básicos y sus enemigos siempre habían actuado del mismo modo. Había escuchado a su padre decir que desde que la madre de Hunter había muerto, ellos habían perdido a su cerebro. Eso se notaba, se estaban moviendo como hombres cavernícolas y no pensaban. Ella no era la más inteligente ni sabía nada sobre liderazgo, pero su padre la había entrenado para ser política y en más de una ocasión, sus partidas de ajedrez habían durado más de cinco horas.

Su padre no era de esos políticos que pensaban en su gente, en la necesidad o la pobreza, sino que buscaba la solución en medio de una catástrofe. Se dedicaba a observar el punto débil del enemigo para aferrarse a él en cualquier momento. Su puesto se debía a eso, no era un político real, sino que era un corrupto.

Finalmente, llegaron al bar y Valerie le gritó que se fuera, que no volviera por ella. Al instante que cerró la puerta del auto, Hunter salió del lugar mirándola sorprendido. ¿La había escuchado? A su lado estaba su hermano Luke, más sorprendido que de costumbre y le sorprendió verlo con un ojo morado. Claramente se habían peleado y no lo dudaba.

-¿Qué haces de nuevo aquí, princesa? -se quejó el dueño del local y al mismo tiempo, el jefe de los Williams. Luke le regaló una mirada llena de odio y por un momento se preguntó porque él la despreciaba tanto cuando no sabía ni quien era-. Te he dicho que...

HUNTER. Tierra de salvajes #1 [Terminada]Where stories live. Discover now