3.

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La plaza de Auburn no era lo que ella imaginaba, pero tampoco se sentía incomoda con el lugar que veía. Lucía como una plaza normal, salvo por alguna que otra banda hablando o tomando alcohol. Madres caminando con sus hijos, personas corriendo para entrenar y niños jugando. Valerie sintió que se encontraba finalmente en un lugar que pertenecía en Auburn y comenzó a caminar sin importarle nada. Pero al instante llegaron las extrañas miradas y Valerie sintió que su humor se reducía. La gente la reconoció y por más que quiso ignorar las miradas, fueron demasiadas como para sentirse comoda. Tomó aire y trató encarar a la primera persona con la que iba a hablar.

                Una mujer con un bebé era su victima pero cuando se acercó a ella con paso firme, se levantó del asiento en el que estaba y se marchó. Valerie se quedó muda al comprender que no querían comunicarse con ella y que no confiaban en su padre. Cuando iba a dirigirse hacia otra mujer, sonó su celular y Valerie se vio obligada a responderle a su padre.

                —¿En donde estás, Valerie? —preguntó su padre con un tono de voz que demostraba enojo. Ella suspiró cansada y se quedó observando dos niños amacandose junto a su madre. Ella la miraba de reojo, como si quisiera alejarse de su presencia—. ¡Valerie!

                —Estoy en el parque, papá. Estoy relajándome un poco —le explicó, antes de escuchar su pregunta obvia. Valerie vio como la mujer que cuidaba a sus hijos se marchaba, mirándola con el ceño fruncido—. ¿Por qué la gente me odia en el parque, papá?

                —No es tan fácil, hija, ganarse el cariño de la gente es un largo recorrido que no puedes ganar con un nombre nada más.

                —Lo sé pero...

                Cuando siguió tratando de hablar, un hombre pasó rápidamente a su lado y la empujó con uno de sus hombros. Valerie perdió el equilibrio y cayó sobre el asiento frente a ella. Buscó el celular y comprendió que le habían robado. ¿Cómo había sucedido? ¡Había sido todo demasiado raro! Vio al hombre corriendo y, sin dudarlo, siguió a esa persona sin pensar en las consecuencias de su locura. Aquel idiota no sabía lo rápido que Valerie sabía correr, sus clases de acletismo habían logrado mucho en ella. Y cuando se dio cuenta, estaba alcanzándolo.

                —¡Devuelveme mi celular! —gritó sin comprender la fuerza de su voz, mientras corría a su lado moviendo las manos como le habían enseñado en su clase. El hombre la miró horrorizado,  comprendiendo lo rápido que ella corría.

                Era un chico joven, pudo notar Valerie, cuando lo alcanzó y cuando trató de empujarlo se dio cuenta que estaba cometiendo una locura. El ladrón siguió corriendo y Valerie lo dejó ir, deteniéndose en seco mientras observaba la chaqueta de cuero que llevaba. "Los Williams" rezaba y se preguntó como un ladrón podía ser tan tonto.

                El bar acaba de abrir cuando Dante entró corriendo con una sonrisa en el rostro. Hunter levantó la mirada para ver a su hermano con cierta negación, le cansaba que robara a cualquier inocente de Auburn. Sobre todo porque al ver la chaqueta de Los Williams, llegaban los dueños gritando y exigiendo la devolución de sus pertenencias. Dante lucía más contento que de costumbre, con un celular que si bien parecía costoso no era la gran cosa.

                Lydia se encontraba en una de las mesas, limpiándola mientras uno de los viejos jefes del club le contaba anécdotas. Hunter había dejado a la chica quedarse, pero con la condición que ayudara a limpiar el bar. Se había ofrecido a atender las mesas y como no pretendía cobrarle nada, Hunter terminó dándole el permiso. Aún no sabía que iba a hacer con su hija, pero obviamente no iba a dejarla mucho tiempo en Auburn.

HUNTER. Tierra de salvajes #1 [Terminada]Where stories live. Discover now