HUNTER. Tierra de salvajes #1 [Terminada]

7.

Soundtrack.

Hacia demasiado frío en Auburn para ese tipo de cosas, pero de todos modos ahí estaba Luke haciendo el trabajo sucio que su hermano le había pedido. Varios de sus compañeros se encontraban con él esa noche, aunque algunos pocos se quejaban y otros estaban de acuerdo con el plan de Hunter. Le llamaba un poco la atención lo que había planteado Hunter y como lo habían tomado los demás integrantes del grupo. La idea era extraña y no creía que saliera de la mente de Hunter, no podía creer que su hermano estuviera volviéndose inteligente como su madre. Por muchos años el grupo había seguido sus órdenes duras y agresivas, atacando con los ojos cerrados. ¿Y ahora quería atacar por debajo?

Le enojaba todo ese tema y todos esos planes porque no podía hacer lo que él realmente deseaban hacer. Quería vender esa noche en Auburn y Becca le había dicho que había una fiesta en especial que podría ayudar. La chica no paraba de enviarle mensajes rogándole que apareciera, que necesitara consumir y que tenía que ser urgente. Al principio la ignoró, luego le tuvo que contar que estaba haciendo por sus insistencia y cuando comprendió que Becca estaba siendo dependiente de la droga, apagó el teléfono.

Usar a su ex como experimento era una mala idea, pero tenía que admitir que estaba entrando en la vida de los ricos de Auburn. Había muy pocos de esos y eran los únicos que podían comprar la droga que tanto quería mover Luke. Becca ya estaba perdida, no había necesidad de salvar a alguien que estaba a varios pasos de perderlo todo.

Se quedó en silencio cuando se encontraron frente al lugar que tenían planeado destruir y pudo observar la diversión en el rostro de sus compañeros. Desde hacía mucho tiempo que los Mexicanos acababan con todos sus planes y él también quería destruirlos. Aunque no de ese modo, él creía que podía existir un modo más divertido y definitivo.

En fin, era en vano pensar tanto en eso teniendo en cuenta que reglas eran reglas. Era la ley de los Williams, seguir al líder. La ley es dura, pero es ley solía decir su madre ante cualquier tipo de rechazo a sus palabras.

 El galpón que ellos usaban se encontraba en perfectas condiciones y no podía negar que los mexicanos habían hecho un gran trabajo escondiendo su mercadería. Pero ellos nunca creyeron que iban a recibir ese tipo de visitas nocturnas y a fin de cuentas, los Williams tampoco. Colton, uno de sus mejores compañeros en el grupo, se puso la máscara que los identificaba a los Williams. No era la gran cosa, una simple mascara de calavera con los dientes rojos que tanto Hunter amaba.

—¿Listo para hacerte valer, pequeñito? —bromeó Josh, uno de los integrantes más grandes pero que aún ayudaba con las misiones por su pasión y lealtad al grupo.

Quemarían todo lo que estuviera a su paso. La guerra recién comenzaba y ellos estaban tomando una gran ventaja.

El bar estaba bastante normal para Lydia y estaba cansada esa noche como para trabajar para esos idiotas. Su padre la había dejado sola y a ella le sorprendía que raro se encontraba el ambiente esa noche. Sabía que había una gran fiesta en una de las discotecas más conocidas de Auburn y que estarían personas de mucho dinero, pero no entendía porque no había personas en el bar. Es decir, había pero menos que de costumbre.

No estaban los miembros del clan que solían estar normalmente, ni siquiera sus tíos y eso le llamaba la atención aunque no sabía explicar bien que estaba sucediendo. Ella era curiosa y quería saber más del caso, quería entender que estaban planeando.

Suspiró cansada, haciéndose sonar el cuello y buscó su teléfono celular al notar que nadie estaba pidiendo nada. Raven se estaba encargando de la barra  y ante la ausencia de pedidos se encontraba limpiando las partes del bar que nunca tocaban. Comenzó a mensajearse con Alaska, que iba a estar en esa fiesta tan importante y por un momento pensó en ir con ella. Estaba segura que su padre no iba a darle la noche libre, pero teniendo en cuenta que Hunter no estaba... no le parecía mala idea.