HUNTER. Tierra de salvajes #1 [Terminada]

14.

[Le agradezco a @mildiasdeverano por dejarme poner la "escena" con el texto que ella escribió en el rol]

Las prendas caían por todos lados de la habitación de Valerie, pero ella no le importaba y esperaba no preocuparse luego por el desastre. Nada le gustaba y nada parecía ser acorde a la noche que le esperaba. Necesitaba una amiga, ese momento más que nunca y no sabía a quién llamar. Desde que había llegado a Auburn, no se había preocupado en hacer amistades y la gente que se acercaba a ella era falsa y buscaba algo, como la gente que había estado en su cumpleaños. Sus verdaderas amistades estaban lejos y seguramente se habían olvidado de ella con el tiempo.

Una cita con Hunter.

Todavía ni ella lo podía creer. Obviamente, trataba de pensar que no era de ese modo y que simplemente quería conversar con ella. O algo así. Pero la idea de "cita" bailaba por su cabeza sin darle oportunidad de crear una nueva. Le emocionaba tanto que le daba miedo, como ese momento que uno sube a una montaña rusa y teme caer. Valerie estaba en la cima de la montaña, dispuesta a caer pero llena de miedo.

Un pequeño golpe se escuchó en la puerta y Valerie sonrió, sabiendo que se trataba de su hermana. Ella era la única persona en la casa que golpeaba su puerta antes de entrar, a diferencia de su madre. La rubia mayor entró al cuarto lila de Valerie, con una leve sonrisa al ver a su hermana en una locura de ropa. Becca lucía mucho mejor que la última vez que la había visto y por un momento quiso creer que las cosas estaban mejor. Aunque al instante se dio cuenta que las cosas no se solucionaban tan rápido y de manera fácil. Lo había aprendido con el tiempo.

—Hoy tienes que salir —soltó sin más Becca mientras se sentaba en su cama, ignorando la ropa en la que se había sentado. Valerie la observó sin entender, mientras se ponía un vestido que nunca había usado y se olvidaba de mirarse al espejo para comprobar cómo le quedaba—. Bueno, veo que a fin de cuentas vas a salir.

—Tengo una especie de cita —le explicó ella con una sonrisa tímida, casi sin saber si estaba diciendo exactamente lo que era. Sin poder evitarlo, se llevó la mano a la cadena que llevaba en su cuello y, por la sonrisa de su hermana, notó que ella sabía con quién—. ¿Por qué tengo que salir hoy?

Becca suspiró mientras se ponía de pie y comenzaba a buscar entre la ropa de Valerie, tanto la que estaba en el suelo como la del armario. Nada parecía gustarle y hacía gestos de asco cada vez que una vestimenta rosa tocaba sus dedos. Valerie siempre se había vestido con la ropa que su madre le compraba, nunca había tenido decisión en eso y en ese momento comenzaba a pensar que mal había estado. La rubia mayor le hizo un gesto para que esperara y salió de su cuarto. Luego de varios minutos, volvió con su propia ropa y la dejó sobre la cama de la chica. Era toda ropa negra y con algunos colores que Valerie nunca había usado, como el rojo, el azul y gris.

—Mañana saldremos a comprarte ropa nueva, basta de jugar a la princesa —se burló Becca y Valerie, por primera vez en mucho tiempo, estuvo de acuerdo.

Estuvieron un largo tiempo riéndose mientras Valerie se cambiaba y trataban de elegir algo que no fuera demasiado exagerado para una noche con Hunter. En medio de las risas, música y la ropa, la señora Reeves apareció en el cuarto con el ceño fruncido. Miró el desastre que habían hecho las chicas y no era necesaria una explicación para saber que estaba realmente enojada por lo que estaba sucediendo. Y la cosa empeoró cuando vio a su hija con minifalda y borcegos. Valerie la enfrentó en una guerra de miradas, sin importarle lo que ella pudiera decirle sobre su apariencia. Había comprendido que no debía seguir viviendo de sus órdenes, le gustaba la persona que estaba siendo y su ceño fruncido no iba a cambiarla.

—¿Qué tienes puesto, Valerie? ¡Cámbiate ya! —le gritó enojada, dando un paso hacia adelante hacia su hija. La rubia menor caminó hacia atrás frunciendo el ceño sorprendida por la actitud de su madre, casi de demente—. ¡Esto es tú culpa, Rebecca! ¡Estás llevando a nuestra hija por mal camino!