Capítulo 49

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Fuimos retrocediendo hasta que se tropezó con la cama y cayó conmigo encima. Solté una carcajada pero me dio la vuelta, colocándose encima de mí.

Me besaba el cuello mientras acariciaba mi espalda. Desabrochó mi sujetador y rápidamente me lo quitó.
Bajó sus besos a mis senos, lamiendo y succionando mi pezón haciéndome gemir. Yo bajé mi mano a su entrepierna y la metí en sus bóxers, acariciando a 'mini Christian'. Me asusté un poco por su gran tamaño pero entonces recordé que ya no era virgen, por lo que esta vez, debía relajarme ya que no iba a doler.

Oí como Christian maldecía por lo bajo mientras soltaba graves gemidos. Como pude logré bajarle los bóxers, dejándolo completamente desnudo. Cuando se dio cuenta, segundos después, bajó su mano a mi entrepierna y me quitó las bragas.
Empezó a acariciarme el clítoris sensualmente provocando mis gemidos. De pronto, introdujo un dedo en mi vagina. Lo sacaba y lo introducía de nuevo mientras tiraba de mi pezón, excitándome. Si seguía así, me correría en seguida.
Justo cuando casi alcanzaba el orgasmo, se detuvo. Meneé las caderas contra su mano para encontrar algo de fricción mientras le pedía que siguiera.
Sacó sus manos de allí y se lamió los dedos frente a mí. Me sonrió con una mirada pícara. Yo le devolví la mirada, aunque la mía era de total frustración.
El soltó una carcajada y sin previo aviso, me penetró. Yo solté un gemido de dolor. Había sido demasiado brusco y yo era la segunda vez que lo hacía en toda mi vida. Además la primera vez fue hace semanas y fue dolorosa.

Él me miró fijamente a los ojos con arrepentimiento.

- Lo siento, Nora, no quería hacerte daño, yo solo... no, no sabía que te iba a doler, ¿no eres virgen, no? - Dijo entrecortadamente.

- No, no lo soy... No te preocupes, soy una 'llorona' - Le dije sonriéndole para tranquilizarle. Moví mis caderas para que siguiera moviéndose, el soltó una carcajada.

- Ansiosa... - Dijo en tono de burla mientras me besaba el cuello.

Empezó a moverse dentro de mí, siendo cuidadoso y lento.

- Más rápido, Christian, no me voy a romper, nene. - Le susurré y al segundo, Christian me penetraba con movimientos frenéticos.

En la habitación retumbaban nuestros gemidos y las respiraciones entrecortadas.
Para mí aquello duró horas. Los dos estábamos sudados y ansiábamos tan solo una cosa... el orgasmo. Llegó un momento en el que las piernas me temblaron y una corriente me recorrió todo el cuerpo mientras mi vagina se contraía, apretando el miembro de Christian. Todo fue demasiado rápido. Cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás mientras soltaba un fuerte gemido de satisfacción. Mi cuerpo temblaba y se relajaba, no pesaba... me sentía como si fuese aire fresco en primavera. No sólo había sido mi primer orgasmo, sino que, estaba segura de que sería el mejor de mi vida.

SecuestradaWhere stories live. Discover now