Capítulo 17

12.8K 642 27
                                    

Eran muy pocas órdenes, pero tras leerlas, palidecí. No, no puede ser... Tengo que hacer todo eso.- pensé horrorizada. El miedo inundó mi cuerpo por completo. Sentí unas arcadas en mi garganta. Christian se acercó a mí preocupado...

-Nora, ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? - Dijo Christian desesperado. Yo estaba en estado de shock. No podía hablar ni moverme...simplemente no podía aceptar esa situación.
Christian al ver que no hablaba, me cogió por la cintura y apoyó mi cabeza en el borde de aquella enorme bañera. Yo seguía sin hacer nada, de hecho, estaba empezando a marearme. Intentaba cerrar los ojos para descansar, pero Christian me movía para que me despertara de aquel shock. Me echó un poco de agua en la cara haciéndome despertar de donde quiera que estuviese. - Por fin, ¿Estás bien?- Me dijo demasiado preocupado.

- ¿¡Crees que estoy bien!? ¡No, claro que no estoy bien! - Grité frustrada y rompí en llanto otra vez. Christian intentó abrazarme pero me zafé de él. - No, ¡no quiero que me toques! ¡Déjame en paz! ¡No quiero que nadie me toque! ¡Solo quiero estar sola! ¡¿¡No..n..o lo entiendes!?! ¡Nadie lo entiende! Yo no quiero a ningún hombre a mi lado...solo quiero eso, volver a casa...- Dije gritando, perdiendo el control. No pude seguir, las lágrimas no dejaban de salir, frenéticas. Christian me abrazó con fuerza, intentando tranquilizarme. Me aferré a él con fuerza hundiendo mi cara en su cuello, desahogándome.

Estuvimos así un buen rato. Él solamente me abrazaba y yo descargaba mi rabia e impotencia llorando. Cuando ya no tenía fuerzas ni para llorar, me separé de él. Cogí la toalla que yacía a mi lado y me envolví en ella al levantarme. Salí de la bañera y me acerqué a la puerta. En ella había una nota...

"No seréis castigados si no cumplís las órdenes. Hasta que no las cumpláis no saldréis de ahí. Mas os vale daros prisa, porque no tendréis comida ni nada hasta que salgáis. Atte: El Señor."

¡Maldito!- grité para mis adentros. Me acerqué a la bañera. Christian estaba mirándome fijamente. Me introduje en la bañera otra vez y le enseñé el papel a Christian.

Christian abrió los ojos como platos, no podía creerlo, yo tampoco.

-Nora, yo puedo aguantar sin comer hasta una semana, de verdad...hasta entonces lograremos encontrar la forma de salir de aquí. No te preocupes. Todo se va a arreglar...lo único que me preocupa eres tú. Te desmayas a menudo... ¿a qué se debe eso?

- Bueno, no he sido totalmente sincera. Hay algo que el señor no sabe de mí. Tengo anemia. Necesito unas vitaminas. De lo contrario, me desmayo. A parte de todo eso, no suelo comer mucho, tengo problemas con la comida. Hace unos meses casi tuve anorexia. De ahí vienen todos mis problemas de desmayos.- Le expliqué algo que tan solo sabíamos mi familia y yo.

- Woww deberías habérselo dicho a El señor. Si no tomas las vitaminas ni comes, ¿podrías llegar a la anorexia?- Me dijo preocupado.

- De hecho, creo que ya tengo un grado leve de anorexia.- Dije bajando la cabeza.

-Nora, eso lo vas a superar. Yo voy a ayudarte.- Me respondió Christian.

-Christian, te agradezco mucho todo esto. Pero no puedo dejar que muramos de hambre por mi culpa. Estoy demasiado asustada, pero no podría ver cómo nos morimos si puedo evitarlo. Estoy dispuesta a hacer lo que pone en la lista, aunque realmente no quiera hacerlo. Pero a veces hay que hacer sacrificios para salvar algo, y en este caso, si accedo, salvaría dos vidas, la tuya y la mía.- Dije mirando hacia abajo, nerviosa y aterrada.

- De acuerdo. Me parece lógico. Pero en cuanto te sientas mal, me lo dices y paramos todo, ¿vale?- Me dijo dulcemente.

- Sí, está bien.-

- A ver...lo primero de la lista es besarnos. Bueno, eso es fácil. ¿Preparada?- Dijo y se fue acercando a mí poco a poco.

Unió sus labios con los míos en un beso dulce, pero...

-Christian...este no es el tipo de beso que quiere el señor, me supongo.- Dije separándome. Él asintió y me besó de nuevo, pero de una manera frenética. Nos separamos por la falta de oxígeno. Yo ya tenía la respiración entrecortada por el beso.

- Bueno...creo que si nos paramos cada vez que hacemos algo para mirar la lista, no te vas a sentir bien ni cómoda. Asique vamos a hacerlo seguido, ya sabemos lo que tenemos que hacer. Tú sólo confía en mí y sígueme.- Me dijo un poco nervioso, mordiéndose levemente el labio inferior. Yo asentí y se acercó a mí de nuevo para besarme.

El beso era muy intenso, pero le seguí, tal como me pidió. Noté que subía una de sus manos a mi cintura, acariciándome. Me recorrió toda la figura de mi cuerpo y dejó descansar su mano en mi cintura mientras que su otra mano la colocó en mi nuca, acercándome más a él. Yo sabía que estaba haciendo, segunda orden de la lista "tocarnos..." Debía hacerlo yo también y aunque mis manos temblaran como si de hojas otoñales bajo la lluvia se tratase, me decidí y le rodeé el cuello con mis brazos, acariciándole el suave cabello de su nuca.

Tras unos segundos más, nos separamos para recuperar el oxígeno que nos había robado aquel beso. De pronto sentí que su fría mano bajaba de mi nuca a mi espalda, haciendo presión, tumbándome en la bañera. Apoyó mi cabeza en el borde de la bañera con cuidado. Volvió a besarme mientras con sus manos empezaba a acariciar mis pechos. Éstos se endurecieron bajo su tacto. No pude evitar que un gemido escapara de mi boca. Tras unos minutos bajo la dulce sensación de sus manos torturando mis pechos, bajo las manos por mi vientre, lentamente. Me sobresalté cuando sentí que su mano descendía hasta llegar a mi vello púbico. Christian separó su boca de la mía y me miró fijamente.

- ¿Estás bien? - Preguntó con la voz grave.

- Sí - Susurré.

-Nora, sabes que puedes pararme cuando quieras, ¿quieres que pare? -

- No, Christian, eso sería muy injusto. Tan solo no me hagas caso, ¿Vale? Cuando no pueda más te lo diré. - Le dije avergonzada.

- Vale, me fío de tu palabra.

Christian me volvió a besar mientras que con su dedo pulgar me acariciaba el clítoris. Todo era muy incómodo para mí. De pronto sentí que Christian me agarraba por la cintura con las dos manos y me sacó de la bañera. Cogió una toalla grande de algodón y la colocó en el suelo. Con delicadeza me tumbó en ella y él se colocó encima de mí, sujetándose en sus codos, situado en los extremos de mi cabeza, para no dejar caer todo su peso sobre mí. Me besó en los labios cortadamente y bajó sus besos hasta mis pechos. Siguió bajando sus besos por mi vientre, hasta mi zona íntima. Pasó su lengua por ella y yo al instante arqueé mi espalda dejando escapar un grave gemido. Le agarré la cabeza con mis manos, dándole a entender que me gustaba lo que me estaba haciendo. Meneé las caderas hacia él y noté que sonrió. Esto se estaba poniendo intenso...

SecuestradaWhere stories live. Discover now