Capítulo 31

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Christian y yo nos quedamos dormidos abrazados muy temprano. Me desperté aproximadamente a media noche. No tenía reloj pero la luna ya había salido. Lo que me impresionó fue la ausencia de Ángel. Había pasado todo el día anterior atado. Cuando se le calmó el dolor en la entrepierna empezó a gritar, por lo que tuvimos que taparle la boca con una media. - Tal vez El Señor se lo llevó - Pensé instantáneamente.

Entré al baño. Apoyé las manos en el lavabo y me miré al espejo. Había cambiado tanto... Tenía el pelo más largo, llegando hasta el final de mi espalda. Me encontraba más pálida de lo normal. Y por supuesto, podría apostar que había adelgazado varios kilos. No me gustaba esa yo. Era muy distinta. Apenas sonreía. Mis labios formaban una línea neutra la mayor parte del tiempo. Antes yo era la alegría de la casa, según me decían mis vecinos. Recordaba a aquella señora, María, mi vecina favorita. Era una señora mayor, pero muy alegre y vivaracha. Cuando salía de mi casa siempre la veía paseando a su perrito, Duba. Algunas mañanas me traía unas tortitas a casa, buenísimas he de decir, para compensar la comida basura que siempre preparaba mi hermano. Haría cualquier cosa con tal de vivir un día como los de antes. Cuando llegaba al instituto mi amiga Kate me esperaba con una cara depresiva en la puerta. Odiaba el instituto, pero yo siempre intentaba animarla contándole las novedades de la revista escolar. Parecía aburrido, pero la revista escolar contenía diferentes categorías, entre ellas mi favorita, la música. A ambas nos encantaba la música pop. En especial cantantes solistas como Demi Lovato, Avril Lavigne, etc.
Empecé a recordar mi anterior vida cuando alguien interrumpió mis pensamientos...

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