Rachel empezó a restregar un pedazo de pan por el plato para impregnarlo de salsa.

-Cielo, Isaac es británico. Los británicos siempre tienen su punto.

Yo me quedé pensativa, tal vez Rachel tenía razón. Tal vez eran imaginaciones y mías, y simplemente Isaac era Isaac, que era a parte lo más logico porque quien iba a ser si no era él mismo, a lo que me refiero es que a lo mejor era todo atracción física, porque, dios, estaba muy bueno, probablemente tan solo me estaba montando una película.

Llegué a mi casa unas horas más tarde. Mi padre estaba viendo la televisión así que simplemente le saludé y subí a mi habitación, saqué los libros y me puse a hacer los deberes, era bastante fácil y no tardé mucho más de media hora en acabar todas las asignaturas, estudié durante dos horas y bajé con mi padre. Había dejado de ver la televisión y estaba cambiando las bombillas de las lamparás.

-¿Están fundidas? -Pregunté mirando la caja llena de bombillas viejas que se encontraba a los pies de mi padre.

El negó con la cabeza y me miró.

-No. Pero ya es hora de jubilarlas, les han dado un buen uso, y lo han aguantado bien, pero ya es hora de que las remplacen por otras nuevas. ¿Que tal el día?

-Bien. -Respondí-. Hoy ha sido un día bastante ajetreado, se me atragantan unas fórmulas de química, pero eso es todo, las voy entendiendo.

-Me alegro. ¿Has hecho algún amigo?

-Conocidos. A parte de Rachel solo podría considerar amigos a dos personas, pero la gente aquí es amable.

-¿Entonces mudarnos aquí fue una buena idea? -Preguntó, el conocía su respuesta pero quería saber la mía.

-Yo elegí Beacon Hills como destino. Y creo que fue la mejor decisión posible. ¿Tú no lo crees?

-Me gustaba la casa de Virginia, pero creo que puedo acostumbrarme a esto y el trabajo me va muy bien así que también creo que fue una buena decisión. -Dijo convencido.

Yo sonreí.

-Iris. ¿Puedes subir la caja con las bombillas y esa de ahí a la buhardilla?

-Claro.

Cogí las cajas que me había indicado y empecé a subir las escaleras con ellas, la buhardilla de la casa estaba muy poco iluminada y probablemente sería perfecta para rodar una película de miedo en ella, al menos hasta que la decoráramos, estaba bastante vacía, tan solo había un puñado de cajas que no sabíamos que hacer con ellas y una bombilla que no alumbraba casi nada y no paraba de parpadear. Coloqué las bombillas en una esquina, y lleve la otra caja con el resto, me arrodillé y la abrí para ver lo que contenía. Unos cuantos cuadernos y unos paquetes rectangulares en vueltos en papel de color crema y atados.

Saqué un cuaderno y lo abrí, la respiración se me cortó al leer la primera página.

Eileen Scalan ~ 1988 - 1989.

Era un diario. El diario de mi madre, ni si quiera me detuve a verlo, cogí otro y lo abrí.

Eileen Scalan ~ 1986 - 1987.

Cogí un puñado de diarios y los abrí simplemente por la primera página. El más antiguo era del 1985 y el más reciente del 1997, no pude leerlos. Desenvolví uno de los paquetes, solo había fotos, fotos y más fotos, mi madre en bicicleta, mi madre subida a un árbol, mi madre en un lago. Las pasé muy rápido, todas eran de mi madre, sola o acompañada, y todas estaban catalogadas por fechas y lugares.

La caja también tenía libros, flores secas, ropa antigua, todo de ella. Apenas había visto fotos de mi madre, ahora tenía una caja entera llena de sus cosas, para hacerme imaginar como habría sido mi vida si ella hubiera estado aquí, para recordarme que yo acabé con ella. Tal vez accidentalmente, tal vez fue inevitable, pero de una manera o de otra fue mi culpa.

Sinners. 《Isaac Lahey》[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora