Capitulo 34

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Entramos a donde deberíamos pagar y todo era muy lindo. Yo me quedé mirando todo desde la ventana y veía a Lauren registrandose con nuestros nombres y el tipo le dio dos tarjetas. Ella se volteó a mirarme y me hizo seña con la mano para que los siga.

-Con estas tarjetas van a entrar a su habitación. Que es la 106. Si la pierden tienen que pagarla. Para entrar solo tienen que apoyarla contra este metal. – señalo una cajita de metal pegada al marco de la puerta. – Fuera de la habitación pueden utilizar la pileta al horario que quieran, la lavandería también... ah y pueden ir a visitar nuestro pequeño centro donde pueden llenar sus botellas de agua, o ir a comer algo, hasta comprar recuerdos. Eso está abierto desde las siete de la mañana hasta las once de la noche. El horario de limpieza va a ser a las once del mediodía. Está todo claro? – Ambas asistimos con la cabeza seriamente. – Genial, cualquier duda pueden venir a verme al despacho. Acá están los mapas de cada parque y los mapas para llegar desde acá. Disfruten su estadía, señoritas. – Dijo el muchacho moreno y de rulos sonriendo y después se alejó.

-Esto va a ser jodidamente tremendo. Mira esta cama, podemos saltar y reventarnos la cabeza contra la cama de todo lo que revota. Podemos hasta tirar una bomba atómica encima y va a seguir dura. – Me dijo Lauren entrando y sacándose las zapatillas al mismo tiempo para poder saltar hasta la cama.

-Solamente eso podemos hacer en la cama? – Le dije en un tono seductor, solo para molestarla. Ella se sentó en el borde de la cama y yo camine hasta estar parada entre medio de sus piernas.

-Eso y... hacer bebés sin la necesidad de – se pausó un segundo pensando.- quedar embarazadas, porque no podemos. – Colocó sus manos en mi espalda baja.

-Wow, inteligente lo tuyo Jauregui. – Besé la punta de su nariz. – hagamos videollamada con las chicas!

-Increíble idea.

Busqué mi celular y llamé a Dinah. Mientras Lauren me sentaba en sus piernas. Mi amiga me atendió enseguida y de fondo se veían Ally y Normani.

La videollamada duró aproximadamente una hora, le explicamos todo y hablamos un poco de como estaban las aguas por allá. Después cortamos porque necesitábamos una pequeña siesta antes de empezar la aventura.

Una vez acostadas en la cama (bastante cómoda por cierto) Lauren me rodeo con los brazos apoyando su pecho en mi espalda y dejó un suave beso en mi cabello.

-Es hermoso estar así, con vos.

-Nunca estuve tan de acuerdo con alguien.

Acaricie sus dedos hasta que lentamente nos quedamos dormidas.

Esa noche Lauren me llevó a Epcot, justo para presenciar los fuegos artificiales del final del día, llegando unos minutos antes para poder elegir una buena comida para acompañar el momento. Pedimos, obviamente, unos burritos de la sección de México.

Nos sentamos en el piso muy cerca del agua para poder ver todo bien, ella se sentó como indio para que yo pueda sentarme justo en el hueco que dejaban sus piernas.

Los fuegos artificiales habían empezado, yo estaba embobada.

-Me acuerdo cuando vinimos con mi familia cuando eramos muy pequeños con mis hermanos, esto era mágico y lo sigue siendo.

Yo me quede mirándola, era hermosa bajo la luz de los fuegos. Sus ojos estaban super brillantes mientras miraba hacia arriba, su pelo negro un poco en su cara.

-Creo que mágico es tenerte a mi lado. – Le dije y me miró sonriendo y un poco sonrojada.

Me dio un beso tierno hasta que empezó a reírse.

-Qué pasa?

-Ese beso tuvo un rico y peculiar gusto a burrito. – Empezó a reírse como loca.

-Idiota. – Le dije dándole un beso en la mejilla.

-Solo tuya.

Sacamos un par de fotos al cielo con los geniales fuegos y un poco al paisaje, también le pedimos a un señor si podía sacarnos una foto en el pequeño lago que había ahí. Ella me abrazó por detrás y puso su pera en mi hombro y sonreímos.

-Hacen una muy linda pareja, chicas. – Nos dijo el señor y le agradecimos.

-Eso fue demasiado raro. – Me dijo mi chica al oído.

Por último compramos un helado con forma de la cabeza de Mickey y salimos del parque. Lauren me prometió que mañana vendríamos con más tiempo, que esto solo era el comienzo.

El llegar de nuevo al hotel Lauren me llevaba de la mano al lado de la pileta que estaba vacía y su luz iluminaba todo el lugar. Me paré un segundo y ella al sentir que mi mano ya no estaba con la suya se giró.

Al girarse le tome una hermosa foto, no puedo creer lo hermosa que es sin ni siquiera intentarlo. Es una especie de ángel que llegó a mi vida para hacerme feliz.

-Qué haces Camz? – Rió y se acercó, poniendo sus labios a pocos centímetros de los mios.

-Solo capturo estos hermosos momentos, para que cuando seamos muy viejitas nos sentemos frente a la chimenea y miremos los álbumes de todas nuestras aventuras. – Le dije suavecito.

-Te amo, mi amor. – Me besó lentamente y sin separarnos nos sentamos en una reposera que estaba ahí.

Me sentó en sus piernas y tocaba mi espalda haciéndome pequeños círculos con sus dedos.

El beso se estaba volviendo desesperado y acalorado, su lengua rozó mi labio inferior, pidiendo permiso y ahí estaba, el encuentro de nuestras lenguas que hizo que caiga en mí una fuente de electricidad. Yo puse mis manos en su nuca.

-Creo que si no paramos ahora voy a tener que hacer cosas prohibidas para menores acá, en medio de una pileta pública. – Me dijo respirando hondo, separándose de mis labios.

Yo solo asentí mordiéndome los labios y la agarre de la mano para llevarla, casi corriendo hacia la habitación. Bah, que digo... si fuimos corriendo y riendo como idiotas.

Mi compañera de habitación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora