Capítulo 17

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Por un momento una luz cegadora cubre el campo de fuera.
En el cielo se ven grandes explosiones. Suenan como bombas, y cada vez que una de ellas estalla, todo el campo se ilumina.

Al parecer, todos están asustados. Igual que yo.

-Llevemos a Katniss a un sitio seguro -dice Peeta, que me sostiene en sus brazos.

-No -reniego-, puedo sola.

Me retuerzo en los brazos de Peeta y me pongo de pie. Un fuerte dolor invade mi cuerpo, pero disimulo.

-Katniss...

-Puedo sola -repito.

Voy un poco encorvada.
Suena otra bomba mucho más potente que todas las demás.
El campo de fuerza se llena de hexágonos violetas que parpadean.

Es entonces cuando estalla todo. El campo se ilumina cegándonos a todos y se rompe en mil pedazos como si fuera de cristal.
Un montón de relámpagos recorren todos los sitios.

Tres aerodeslizadores se materializan en el cielo y se dirigen hacia nosotros.

-¡Correeed! -grita Peeta.

-¡No!, ¡son aerodeslizadores del 13! -dice Gale.

Empiezan a sonar un montón de ruidos mecánicos. Como si todos estuviesen pisando un montón de vainas a la vez.

Una lengua enorme de fuego invade toda la calle.

Empezamos a correr hacia los aerodeslizadores. Todas las vainas se han activado a la vez. Nos espera una muerte segura en escasos segundos, y sé porqué.

Han venido a rescatarnos y Caroline Snow se ha dado cuenta, entonces no le ha quedado más remedio que acabar con esto.

Quiere verme muerta.
A mí y a todos los demás.

Empiezan a sonar unos disparos y Johanna cae al suelo.

-¡Nooo! -grito.

En la pared hay una metralleta enganchada como si se tratase de una cámara de seguridad que dispara sin piedad en todas direcciones, moviéndose de izquierda a derecha y de arriba a abajo.

Cojo mi arco y disparo mi penúltima flecha roja hacia la metralla.
Los disparos cesan.

-Johanna...

Está en el suelo retorciéndose de dolor. Le ha impactado una bala en la pierna.

-No te preocupes.

Gale la coge en brazos y corremos hacia los aerodeslizadores.

El tejado de un edificio próximo a nosotros explota y empieza a salir un humo muy negro de las ventanas. Poco después empieza a caer la lava; roja, ardiente y espesa.

Mi cuerpo pide correr a muerte pero yo no puedo.
Avanzo cojeando como puedo.
El calor del edificio volcánico me está matando.

Como siempre así es y así seguirá: los sádicos y capitólicos inventos de los vigilantes, en los Juegos, pretenden hacer de nuestras muertes un deporte. Y siempre ha sido así en Los Juegos Del Hambre. Inventar cosas que a ellos les parecen divertidas con el fin de volvernos locos: volcanes en forma de edificios, terremotos, bolas de fuego enormes...

ESCOMBROS - Los Juegos Del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora