Capítulo 1

8.1K 230 13
                                    

Hoy es el día.

Hoy es el día en el que comienza mi Periodo de Prueba.

Seré entrenada por los ángeles guerreros durante dos semanas.

Llevo preparándome para esto desde que era una niña. Desde que mis padres murieron en el incendio y fui rescatada por ellos. Por los ángeles.

Esta mañana, todos los Asignados nos han deseado suerte. No los volveremos a ver hasta dentro de dos semanas, o quizá no los volvamos a ver más. Nunca han sobrevivido todos los Aspirantes al Periodo de Prueba.

Una de mis mejores amigas pasó su Periodo de Prueba el año pasado. Como premio por ello, Beth recibió un ángel guardián, encargado de protegerla frente al cruel Exterior. Pero aún así, todavía hay noches en las que se despierta de madrugada, atormentada por terribles pesadillas. Durante esas noches, ninguna de nosotras duerme. Solíamos quedarnos despiertas junto a ella, y pasábamos las horas hablando, hasta el amanecer.

Del grupo que entró el año pasado solo sobrevivieron cinco, contándole a ella. Bethany sufrió mucho. A los ángeles les da igual si sobrevive uno más o uno menos, o en qué condiciones. Teniendo todo esto en cuenta, estoy aterrada.

Estamos colocados en una larga fila horizontal. A mi derecha, una chica de cabello color miel, quizá uno o dos años mayor que yo, se agarra las manos con fuerza. A mi izquierda, un chico que rondará también mis dieciséis años, mira obstinadamente al frente, con el ceño fruncido.

Anualmente, da comienzo el Periodo de Prueba. Un pequeño grupo de nosotros es elegido para participar. No importa la edad, el sexo, la altura, o el peso. Tampoco si eres rubio, moreno o pelirrojo. Cuando el encargado de prepararte considera que eres lo suficientemente fuerte como para superarlo, tu nombre es citado en la lista.

Y una vez dentro, no hay vuelta atrás.

A tan sólo unas horas para que se hiciese pública la lista de este año, la entrenadora de la zona E, -la nuestra- vino hasta donde Ainhoa, Mitchie y yo nos preparábamos para otra jornada de entrenamiento, y me llevó aparte. Bethany había dejado de entrenar con nosotras cuando fue Asignada a un ángel, y pocas veces se nos unía.

Recuerdo ver cada músculo de su espalda tensarse, y haber arqueado las cejas. Maia puso una mano sobre mi hombro, y yo alcé la mirada para mirarle a los ojos, un par de decímetros por encima de mi cabeza.

-Leia, escúchame bien.- dijo, y diminutas arrugas se formaron entre sus cejas.-Tengo que dar los nombres de la lista antes de esta noche.

La miré confusa. No entendí por qué me estaba diciendo eso en ese momento. Ella continuó, implacablemente.

-Había pensado en ti.- soltó, yendo al grano.

Entonces comprendí. La boca se me secó. Ni se me había pasado por la cabeza semejante posibilidad. Tenía dieciséis años, por Dios. Es cierto que no había censo de edad, pero los Aspirantes solían rondar los dieciocho años. Aunque siempre había excepciones. Como Chloe. Como yo.

-Pero he preferido consultarlo contigo antes de firmar nada. Podríamos dejarlo para el próximo año...

Me rasqué la barbilla en un gesto dubitativo.

-¿Me ves capaz de conseguirlo?- inquirí, y era una duda sincera.

Quería saber si merecía la pena intentarlo.

Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora