Capítulo 7

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Vi que vacilaba ante su decisión, no quería asustarla.

—Por favor, no me temas – dije.

La silueta, dio un paso al frente dejando que la luz de la luna la mostrara. Era solo una muchacha de quizás diecisiete o dieciocho años.

La contemplé por un instante, su mirada estaba fija en el suelo y sus manos jugueteaban entre sí, era fina en sus facciones, contaba con cierta delicadeza, en sus mejillas se encontraba un rosa pálido, su cabello caía hasta su cintura en unos bellos rizos color negro y tenía unos labios perfectos...Era ella muy hermosa y parecía ni siquiera notarlo, lo que la volvía aún más de lo que ya era.

Alzó su vista hacia mí y en ese momento fue cuando todo se desvaneció, sus ojos eran los más azules y profundos que he visto, ella miro hacia el cielo dejando que el reflejo de la luna diera con ellos, haciéndolos brillar, dándome una sensación de paz y esperanza, era como perderse y ser encontrado al mismo tiempo, eran bellísimos, ella era absolutamente bellísima, no me había percatado que la había estado observando por un buen tiempo hasta que ella habló.

—Espero, que se encuentre mejor, no fue mi intención haberlo interrumpido – dijo con una voz tímida.

Volvió fijar su vista en mí, no sé si fue idea mía pero sus ojos adquirieron un brillo más intenso (seguramente estoy alucinando contando que en menos de veinticuatro horas me lancé a un alcantarillado, me tiré por un balcón, me persiguieron, me lanzaron flechas y me desmayé en el bosque, un día típico).

—No...descuida – me acerqué hasta quedar a un metro de ella.

–De hecho quizás deba darte las gracias –susurré.

Se levantó una esquina de su boca, y no pude evitar querer tocarlo. (....Espera, ¿porque pensé eso?. Yo no suelo pensar ese tipos de cosas, nunca me había interesado en una mujer así).

Le sonreí, sus mejillas adquirieron un rosa más oscuro y apartó su vista como si estuviera incomoda. ¿Porque hace eso? ¿La habré ofendido? , que le pude....Una suave brisa corrió por alrededor nuestro que me hizo tiritar, y muy tarde me vine a percatar que aún seguía en ropa interior, ahora no sabía si era ella o yo el más incómodo.

Al instante me alejé de ella y fui en busca de mi ropa, por alguna razón no quería que ella tuviera un concepto raro de mí.

Cuando ya hube terminado, me giré hacía ella que aún seguía mirando hacia otro lado.

—Creo que te debo un favor.

—¿Porque lo dice? – respondió.

—Por llevarme hasta esa cueva y curar mis heridas.

—¿Cómo sabe que fui yo? — preguntó sorprendida.

Me reí para mis adentros.

– Porque en este bosque solo me he encontrado con usted y me niego a pensar que otra persona haya sido –Solo de pensar ese hecho me sentí horrorizado.

Miró un punto indefinido entre los árboles, estuvo así un tiempo hasta que volvió a hablar.

—No me debe nada, simplemente no podía dejar que se quedara botado a su suerte ahí, en especial cuando parece "ser que es muy conocido en el reino".

Dijo la última frase con una leve pero clara ironía, realmente quise reírme normalmente solo Matías es el que se burla de mí.

—¿Cómo te llamas? — Le pregunté.

—Mi nombre no interesa – dijo melancólicamente.

—Bueno, para mi si – dije acercándome a ella, pude ver que se sonrojaba nuevamente, me pregunto a que se deberá.

—Scarlett...solo Scarlett – dijo como si dudara, era un lindo nombre.

–¿Y el suyo? – preguntó.

—Adrián, Adrián Da Bariano — Conteste.

—¿Da Bariano? – dijo como si el nombre le recordase algo.

—¿Algún problema? – movió la cabeza como si tratara de alejar esos pensamientos.

—No, nada importante – susurró  mirando a lo lejos.

No le creí mucho pero preferiría no preguntar... bueno por ahora (soy muy curioso).

—Y... ¿Qué haces Scarlett en este bosque? – pude ver que se puso tensa de inmediato.

—Vivo aquí.

¡AQUÍ! ¿Pero cómo? si solo era una niña aparte que nadie en el reino se atreve a entrar aquí, este lugar esta maldito, según la historia el rey tuvo una hija que falleció por causas de una enfermedad a los tres años, pero las leyendas cuentan que en realidad la princesa no murió, sino que logro sobrevivir y alguien X la trajo aquí, y de ese entonces, su espíritu y cuerpo se perdió en este lugar. (Claro, eso era ridículo...creo). Pareció ver mi cara de intriga.

—Es mejor, vivir aquí que allá con los demás donde solo hay caos y muerte, prefiero ser libre aquí.

—Pero si solo tienes cuanto ¿dieciocho, diecinueve años?

—Tengo diecisiete. — afirmó.

—¿Péro como puedes vivir aquí sola?

—Desde que tengo memoria he vivido sola.

Eso me lleno de tristeza, porque sabía lo que se sentía.

—¿Y hace cuánto?

—Esa es una larga y complicada historia, prefiero simplemente no decirlo — dijo como si estuviera resignada, pero podía percibir su dolor y me acerque más a ella.

—Se que es muy duro vivir solo – susurré.

Mire al cielo, la luna nos acompañaba, lo que dejaba a la vista cada detalle de ella, miré hacía la laguna y las estrellas se reflejaban en las aguas, realmente comprendía porque prefirió vivir aquí que bajo las ordenes de un asesino, fruncí el ceño, mi sangre hervía al pensar en ese patán.

—A veces es mejor estar solo.

—Sí, pero siempre se desea encontrar a alguien – dije mientras clavé mis ojos en los de ella.

—Adrián.... – jadeo — Me encantaba como sonaba mi nombre en sus labios.

Me acerque aún más a ella hasta estar a centímetros, deseaba su cercanía, deseaba que estuviera contra mi pecho y fuera solo mía, le aparté un mechón de cabello de su cara y sus labios se entre abrieron levemente, estaba cada vez más cerca de ella, solo faltaba un centímetros....

—¡Distribúyanse por el rededor, hay que encontrarlo, aunque sea vivo o muerto! – gritó un hombre.

Nos sobre saltamos. Supe inmediatamente que se referían a mí.

—¡Demonios! –exclamé –

Le tapé la boca a Scarlett para callarle el grito ahogado que dio, me giré en la dirección de donde había provenido la voz, pude ver unas luces a la lejanía...si nos movíamos rápido podríamos despistarlos.

Todo estaba claro. Me giré hacía Scarlett.

—¿Confías en mi? – Dije – la pillé por sorpresa.

—...¿Que? —balbuceó.

—¿Scarlett, confías en mi? – repetí  esta vez más cerca de ella.

—Si... Si confío en ti Adrián – susurró – Me liberé de la tensión.

—Ven entonces, sígueme y no hagamos ruido, te lo explicaré cuando estemos seguros.

Tomé mis cosas, la agarré del brazo y nos escabullimos entre los árboles.

—Fin del capítulo 7—

E

spero que le hayan gustado , ojalá vayan adentrándose más en la historia y que desde luego les este gustando, en multitudinaria tenemos a Scarlett , espero que les guste.

Saludos.

Destino (Corrigiendo)Where stories live. Discover now