Capítulo 2

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"No nos podemos dar el lujo de seguir perdiendo a los seres que amamos", aquella frase se guardó en mi mente, como una argolla de fuego, aunque nadie me engaña al saber que es algo inevitable, simplemente no está mal proteger lo que uno tiene... lo poco que uno tiene. Matías es como si fuera mi hermano, me conoce desde siempre, hemos estado junto en las malas y en las peores, me ha acompañado en mis planes alocados para equilibrar el pueblo y siempre ha estado conmigo, incluso ha pagado por mis imprudencias, está más que claro que sin él, habría dejado de existir hace bastante tiempo.

Con ese último pensamiento, logré visualizar un pequeño rayo de luz que crecía conforme nos acercábamos a ella, y como si fuera una explosión, la luz cálida del sol nos bañó de pies a cabeza, de pronto, logramos obtener una visión panorámica de la ciudad, el alcantarillado concluía en los alrededores de los cerros de Nadiah, lo cual nos permitía tener una imagen casi perfecta del valle en el que vivíamos. No era la ciudad más moderna, pero es una de las primeras en fundarse después del "gran desacuerdo global" que vivió el mundo hace un par de centenares de años, de hecho Nadiah significa "Nacimiento" , esto debido a que los países quedaron sin un gobierno democrático y esto produjo que ciertas personas con aptitudes de liderazgo y ciertas riquezas económicas se establecieran en un territorio y volvieran a hacer presente la muy mal establecida monarquía, si lo pensaba ahora, no tenía la más remota idea de cómo se dejaron las personas dominar por ello, aunque como el mundo quedó en caos, me imagino que no encontraron mejor solución que aquella, y así fue como un sujeto de origen Ruso, llegó a este lugar y lo nombró en honor a su esposa, La capital de Nadiah, en esa circunstancia nadie del resto del mundo se interpuso ya que estaba ocurriendo exactamente lo mismo, algunos países cambiaron sus nombres, otros los conservaron, algunos se expandieron y otros... dejaron de existir debido a que eran los principales blanco en aquella guerra, todavía se pueden apreciar secuelas de aquella disputa, en especial en la geografía, flora y fauna de la Tierra, según lo que nos pudieron enseñar en los establecimientos educacionales, nuestro país era uno de los últimos en el mapa, ubicado en el hemisferio sur en el continente Americano, era un país largo y angosto, pero siempre se me olvida el nombre que tenía, el punto es que a pesar de los años que han transcurrido no ha habido el mayor avance tecnológico, es como si se hubiera reiniciado todo, y así es como hemos tenido que ir re descubriendo todo de nuevo, tampoco es tan malo, muchos países viven bien, salvo nosotros que nos ha tocado el más desgraciado gobernante de todos, el rey Alec Ivanovich, como si el cachorro me leyera el pensamiento, emitió un gruñido desenfadado, lo observé para ver qué es lo que producía aquel enojo y me reí al ver que su vista estaba puesta en el gran palacio que se alzaba a la costa de la ciudad.

−A ti tampoco te gusta ¿he? – me reí mientras le acariciaba las orejas. –Eres uno de los nuestros.

−Adrián, deja de retrasarnos, tenemos que llegar antes de que se haga de noche, sabes que...

 − los agentes del gobiernos nos buscan por nuestros inconvenientes con la justicia. – completé rodando los ojos. – A veces te hace falta relajarte un poco sabes. – dije mientras le alcanzaba el paso..

 –Bueno, eso se debe que uno de nosotros debe ser el adulto y no comportarse como un niño. – soltó mientras se introducía en una cueva. 

– Solo tienes veinte dos años, y yo soy tres años menor que tú, lo único bueno de la ley es que ya no tengo que falsificar mi documentación. – solté mientras me adentraba a la cueva con él. 

–No importa lo que hagas. – rió por lo bajo mi amigo. – tu siempre serás considerado un niño para todos nosotros.

Destino (Corrigiendo)Onde histórias criam vida. Descubra agora