Capítulo 15: Salvado otra vez

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Hotel George V, París-Francia


Tener solo una hora para descansar era una injusticia para Drew. Estaba tan cansado. Dios, cómo estaba de cansado. 

Corretear de aquí para allá tratando de calmar a aquella rubia dejó sin fuerzas al modelo y no quería hacer nada. Pero sabía que tenía que cumplir con su deber. Después de todo, de eso vivía. 

Aunque, si toma una siesta, una chiquita, solo diez minutos con los ojos cerrados. ¿Eso no haría daño a nadie, verdad? Drew ruega para que Jeff se transforme en su "Pepe Grillo" personal y lo deje descansar. Pero Jeff nunca ha sido del tipo silencioso y eso lo comprenderá Andrew con el tiempo.

— ¿La sobrina le dijo algo a su tío sobre ayer? — La voz de Jeff es molesta para el rubio. 

Solo cinco minutos. ¡¿Es mucho pedir cinco minutos de paz y tranquilidad?!

Aunque piensa eso, Drew le responde al curioso castaño que, aprovechando los ojos cerrados del modelo, empieza a cambiarse. 

—No, tuve que hablar con la prensa en privado para evitar eso— dice Drew sin abrir los ojos.

— ¡Hablaste con la prensa!— exclama Jeff. Su cabeza pasando por el agujero del polo.

—Si te refieres a cinco personas, sí— responde Drew con flojera. 

Cinco minutos.

— ¿¡Quienes!? 

—Solo con los dueños de las revistas y diarios en donde salí.

— ¿Cóm-

—Tengo contactos — se anticipa Drew en responder dejando a Jeff con la boca abierta.

Pasan unos segundos de silencio, los cuales son aprovechados por Drew al máximo, antes de que Jeff volviera a hablar.

—Que bueno que pudiste resolver el lío que tú mismo armaste, pero eso no evito que las revistas llegaran al hotel— comenta Jeff, ahora colocándose el pantalón.

Mierda. No pensé en eso.  

El sueño se le va al rubio en un santiamén y abre los ojos para mirar a un Jeff subiéndose la cremallera de su pantalón negro. Jeff le da una sonrisa burlona. Drew se para de inmediato y se dirige hacia la puerta.

— ¿A dónde crees que vas? — pregunta Jeff, interponiéndose entre Drew y la puerta —. Tiene una sesión en menos de cuarenta minutos. 

—Tengo que ocultar las revistas— explica Drew tratando de pasar por la defensa del castaño. 

—Ya me encargué de eso.

Andrew frunce el ceño, incrédulo. ¿Cómo se habría encargado un novato de que más de cien revistas sean leídas en este gigantesco hotel?

—Imposible.

—No, no fue imposible solo caro — empieza a contar Jeff —. Tuve que invertir parte de mi dinero para sobornar a un astuto botones y que destruyera toda evidencia de tu "desliz"— narra Jeff caminando lentamente por la habitación y sacando la revista que había comprado en la mañana, en aquel puesto de periódico. 

— ¿Los compraste? — pregunta Drew, demasiado asombrado como para creerle—. ¿Todo?

—Me debes setecientos euros — le dice Jeff abriendo la revista y sacando un pequeño papel. Era la boleta.

Imposible. Bendito novato...

El rostro de Andrew se estira en una gran y bella sonrisa. Aliviado y muy agradecido por el gesto, decide darle un abrazo aunque no lo pensó mucho, honestamente. 

— ¡Gracias, hombre, me acabas de salvar el trasero!





  —◆— 




Hotel George V, París-Francia


Jeff no se lo esperaba en lo absoluto. Tampoco es que sea un fanático de las demostraciones de afecto pero no todos los días la mayor figura del modelaje te daba un abrazo de oso. Y, bueno, Jeff era humano y no ayudaba que junto a ese cuerpo de escultura griega lo acompañara una de las sonrisas más risueñas y soñadoras del mundo. Tampoco es justo que su aroma lo atraiga como moscas a la miel. Las ganas que tiene de ponerse en puntas y rozar con su nariz el cuello del modelo solo para captar los ingredientes de su loción resultan avergüenzan al maquillista. 

¡Despierta Jeff solo te está dando las gracias! 

Como siempre, la conciencia del castaño funciona a la perfección y le evitó hacer el ridículo. Despacio, se liberó de aquellos fuertes brazos y pero sus ojos aún veían la bella sonrisa de Andrew. Jeff no puede evitar sonreírle de vuelta. 

Y ahí está.

Esa conexión, esa sensación de pertenencia, como el cielo y la tierra. Jeff puede sentir que los claros ojos de Drew son capaces de ver dentro de su alma y encender un fuego que creía haber apagado hace poco para siempre. 

Para su desgracia y continua vergüenza, el sonrojo no tarda en llegar a sus mejillas. Mierda.

—Bien — empieza Jeff quien tiene que carraspear para poder volver a hablar pues se le ha secado la garganta —, como mi consejo de darte una ducha funcionó, creo que... creo que voy a hacer los mismo — dice de manera apresurada y sale corriendo hacia el baño ante la mirada confundida de Andrew.

Una vez que cierra la puerta, se recuestar contra la puerta y deja salir un gran suspiro. Sus rodillas le tiemblan tanto que se ve obligado a sentarse. No puede creer lo que sintió con un simple abrazo. Estira las piernas y se deja caer como un muñeco de trapo. La sonrisa de idiota en su cara.

—Wow...

COLISIÓN - Homoerótica [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now