Parte/71/El hombre mosca

35 7 9
                                    

En una ocasión, el mulas en su camionetita recorrió el pueblo invitando a todas las personas a ver un espectáculo único, nada más ni nada menos que al hombre mosca, decía que sin ayuda de sogas ni clavos, solamente con sus manos y sus pies iba a escalar la iglesia hasta llegar a la cruz de la torre que tiene varios metros de altura, la cita era a las 6 de la tarde.

Como eran pocos los acontecimientos, no, no lo podíamos perder, yo apenas si recuerdo no se en que año pasaría, nos reunimos personas de todas las edades niños y niñas en el atrio de la iglesia y otras en camellón, y otras en la plaza todas expectantes para ver al hombre mosca.

A las seis en punto se presentó el señor, de estatura mediana, no muy alto hizo una caravana y se dispuso a escalar, poco a poco iba subiendo, subiendo, subiendo, en algunos momentos como que se resbalaba y todos exclamábamos hooooooooo y nos tapábamos los ojos para no ver como se estrellaba en el suelo.

Pero se serenaba y seguía subiendo y efectivamente entre más subía se iba haciendo más pequeño, y en realidad parecía una mosca, paso el campanario y seguía subiendo, no sé cuánto tiempo duro la escalada pero por fin llego, desde lo alto saludo con una mano y todavía le dio una vuelta a la cruz, todas las personas teníamos el cuello torcido de tanto mirar hacia arriba.

La bajada fue más fácil nada más se vino resbalando poco a poco cuando llego al suelo todos aplaudimos, los señores se quitaban el sombrero y lo aventaban hacia arriba, como muestra de que lo que acabábamos de ver fue fantástico, después un ayudante empezó a recolectar dinero, creo que todas las personas le dieron y como dijo el mulas, fue un espectáculo único.

El Monchis

Estaba ciego, era casado y tenía tres hijos dos niñas y un niño, el hacía maravillas con sus manos no por algo dicen que las personas ciegas, ven con las manos, su terreno donde vivía era muy grande, al fondo tenía varias colmenas donde las abejas producían su miel, cuando mi mamá iba a visitarlos su hijo Chemo (Anselmo) nos decía a mi hermana Luz y a mi vengan quieren miel?,

Y nosotras íbamos donde estaban las colmenas y él nos decía nada más no hagan ruido y quédense quietas porque si se mueven nos pican las abejas, y él con una habilidad asombrosa metía la mano poco a poco dentro de la colmena y nos sacaba la miel con su cera, cuando sacaba miel para los tres nos alejábamos cautelosamente y nos comíamos la miel y la cera la usábamos como chicle.

El señor tenía una Virgen del rosario una réplica como la virgen de Zapopan y le conmemoraba su fiesta, en el mes de mayo le hacía su novenario, para el evento le hacía una ermita en su terreno la cual adornaba con muchas flores de papel que el mismo hacía, no sé cómo le hacía, porque hacia la flor y luego las pasaba por un bowl grande con cera, caliente, las colgaba en un alambre para que se estilara toda la cera se veían como flores naturales, muy bonitas.

Cuando empezaba el novenario sacaba a la virgen en peregrinación por las principales calles del pueblo, se juntaba muchas personas devotas de la virgen que decían era muy milagrosa, y nos íbamos detrás de ella rezando el rosario y en cada misterio cantábamos alabanzas, yo cantaba a todo pulmón, cada día pasábamos por diferentes calles, algunas personas al pasar aventaban confeti y se unían a la peregrinación.

Recuerdo una alabanza que dice así, (Hermosa niña, hermosa estrella, hermosa luz del mundo, entero, los que te adoran largan el vicio se salvarán el día del juicio.

El último día nos daba agua fresca y algún refrigerio, yo participaba gustosa a ese evento no me tenían que obligar a ir.

En los años 50's había mucha moral, los policías recorrían el pueblo guardando el orden y la moral, cuando oscurecía redoblaban la vigilancia, cuando veían alguna parejita de novios dándose un beso, inmediatamente se los llevaban a la cárcel por faltas a la moral, en ese tiempo no eran corruptos porque si el novio les ofrecía dinero para que los dejarán ir, los dejaban en la cárcel por tres días por tratar de sobornar a la policía.

No soltaban a los novios hasta que llegaban los padres por ellos, ya me imagino como le iba a la pobre muchacha con él papá por haberlo puesto en vergüenza si era la primera vez, no pagaban multa pero si ya era una reincidencia tenían que pagar multa o tres días de cárcel,

Y eso no era todo porque en la mañana todos los presos tenían que barrer las calles del pueblo, cuando los muchachos salían a dar la vuelta les decían mucho cuidado no te valla ver mañana barriendo calles jajajajaja.

Aún con esas restricciones, hubo dos escándalos que a los protagonistas el pueblo casi, casi, los lincha, uno fue un hombre que trato de violar a su propia hija ella logro escapar del padre y salió dando voces a los que los vecinos respondieron y si no hubiera sido por la policía que lo rescato creo que hubiera acabado muerto.

El segundo evento fue de dos infieles una mujer casada y un hombre casado también obviamente casados con parejas diferentes no entre sí, ellos acordaron tener su cita en el santuario del pueblo, a una hora que sabían que no había gente, se sentaron en un lugar obscuro detrás de dos columnas, empezaron platicando normalmente.

Pero en fin amantes las caricias empezaron a subir de tono y pues culminaron su amor, por más esfuerzos que hicieron no lo pudieron evitar fue más fuerte el deseo que la cordura, una monja que solía ir a orar después de comer estaba hincada rezando fervorosamente cuando creyó oír unos leves quejidos que venían del fondo del santuario.

Al principio pensó que era su imaginación, pero como los quejidos subían de tono, pensó que era una persona sufriendo, y dijo para ella misma, quizás sea un hombre herido, o alguien con un dolor muy grande, por último dijo ha de ser alguna persona cargando una pena tan grande y se dispuso a ir a darle consuelo a quién ella creía que era una alma que sufría tanto, se dirigió hacia el lugar de donde prevenían los gemidos y pues cual fue su sorpresa que vio a la pareja entregada a su pasión ella no les vio la cara fue tanto su horror que empezó a gritar, sacrílegos, sacrílegos, los amantes asustados salieron rápidamente del santuario con tan buena suerte que en ese momento no había nada de gente.

Se alejaron lo más rápido que pudieron cuando llegaron las monjas y algunas personas al oír los gritos de la monja, ella contó lo que había visto revisaron el lugar y allí olvidadas quedaron las pantaletas de la mujer sacrílega cómo prueba de que la monja decía la verdad, de los amantes no se supo nada aunque sospecharon de algunas mujeres y de algunos hombres, pero pues ni modo de ir preguntando como en el cuento de   la cenicienta, probando a ver a quién le quedaban las pantaletas, jajajajaja.

zbi�v�H���

Pasajes de mi infanciaWhere stories live. Discover now