Parte/22/ Mi bisabuela

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A mí me gustaba ir a visitar a mi bisabuela (Francisca) Pachita la abuelita de mi mama, ella vivía con mi tía Rafaela ellas se mantenían de hacer tortillas y comida para los trabajadores les decían los asistidos les daban de comer y les lavaban y planchaban la ropa  ellas siempre tenían comida y tortillas calientitas cuando íbamos luego, luego nos daban tacos de comida o de frijoles de la olla, también de vez en cuando se enteraba uno de cosas.

 Resulta que mi tía tenía su esposo que era mi tío Margarito pero él nunca estaba con ella pues decían que era un multiasesino, rara vez iba a visitarlas pues casi siempre andaba huyendo de la justicia, cuando decían que mataba a alguien siempre se iba a esconder al pueblo en su casa,  algunas veces  iba a visitarlas y  él estaba allí,  me daba mucho miedo pues siempre traía una daga  fajada a la cintura  nada más oía algún ruido y desenfundaba la daga y se ponía a la defensiva que bárbaro yo me iba corriendo con mi abuela  me decía.

 -No tengas miedo que no te va a hacer nada

 Pero, sí que le tenía mucho miedo, en una de esas visitas recuerdo que estaba la policía hablando con mi tía Rafaela y ella estaba llorando y estaba su hija Ramona y un muchacho que le decían el pájaro, resulta que el muchacho se había robado a mi prima, bueno había abusado de ella y la policía lo había llevado para responder del acto, pero resulta que el muchacho dijo.

-Yo no me quiero casar

El papá del muchacho le dijo a mi tía.

-Mire señora como usted ve el muchacho no se quiere casar,  pero le vamos a dar un dinero como reparación del daño.

Mi tía acepto, y así de fácil se arregló el asunto de mi prima,  algunos años más tarde se casó con un hombre que le apodaban el camichin no recuerdo su nombre, mi pobre prima sufrió muchísimo con ese hombre pues era muy enamorado y además flojo ella tenía que  trabajar igual que su mamá ella no podía replicar mucho pues según el hombre él le había hecho un gran favor de haberse casado con ella cuando ella ya no valía nada simplemente porque un rufián había abusado de ella y él le hizo el favor de reparar su honra así era en esos tiempos que bueno que ya todo cambio aunque sea aquí en las ciudades pues en muchas partes de la república todavía pasan esas cosas.

 Mi abuelita era muy alegre siempre que iba se ponía a bailar conmigo el jarabe tapatío, mientras ella hacía las tortillas me contaba de cuando era pequeña, su papá trabajaba en una hacienda muy grande en la misma hacienda estaban las casitas de los trabajadores, en realidad toda la familia trabajaba en la hacienda los hombres en el campo, los niños cuidando las ovejas y las mujeres en la casa y las niñas cuidando a los hijos del patrón, un día en que todo estaba apacible de pronto se escucharon muchísimos caballos y gritos de hombres disparando sus pistolas eran los revolucionarios.

 Cuenta mi abuelita que allí estuvieron acampados un tiempo las mujeres hacían mucha comida para darles de comer a todos los hombres, el general que estaba a mando hizo un trato con el patrón, le dijo que si los dejaban acampar y les daban de comer el tiempo que estuvieran allí él iba a respetar su hacienda y a su gente, cuando los dueños de las haciendas se oponían les quemaban la casa y se llevaban a los trabajadores y a las mujeres.

 Así fue, el jefe de los revolucionarios  no les hizo daño. se fueron y respetaron su acuerdo no les robaron nada ni quemaron la hacienda, ni se llevaron a las mujeres, algunos trabajadores se fueron a pelear, pero fue por su propia voluntad, y  la calma volvió.

Pasajes de mi infanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora