Princesa de la Inocencia© [Libro #1/ Saga Realeza]

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Los días, los años, las estaciones y las personas cambiarán con el paso del tiempo...
Pero el amor en mi corazón, siempre te recibirá con la misma intensidad y entusiasmo.

[Marzo 9, 1978...]
[10:00 AM...]

La venganza es la peor consejera en los momentos más difíciles.
Verónica había sufrido mucho al ser rechazada por la única persona a quien amó, y lo que le resultaba peor, era saber que cuando por fin se le presentaba la oportunidad, una chica tonta se interponía en su camino.
Si Mackenzie Williams habría podido enamorarse de ella para sufrir, ahora esa esperanza estaba muerta... No importaba si Priscila Cárter estuviese viva o muerta, por ella, Mackenzie no volvería a buscar a nadie más.

—Tienes que hacer algo, ¡YA!.

—Mi plan requiere de paciencia, de lo contrario, todo saldrá mal. ¿Quieres eso?.

—Por supuesto que no, pero odio saber que esas dos siguen paseando por las calles como una maldita feliz pareja. Necesito ver sufrir a Mackenzie Williams y a Priscila Cárter... Ninguna de ellas se merece ser feliz.

—Detente ahí. —La tranquila mirada de Santiago, rápidamente se transformó en una mueca de furia intensa —¿Quién es la pareja de Mackenzie?.

—Priscila Cárter. Una estúpida niña que...

La frase de Verónica murió en su garganta. Pues antes de poder decir nada, un fuerte golpe en la mejilla la hizo caer al suelo.

—¡Eres una estúpida!. ¡Debiste darme su nombre desde el momento en que buscaste mi ayuda!... ¡¿Tienes idea de cuánto tiempo hemos perdido?!.

—¿Conoces a esa maldita?.

Un segundo golpe le dejó un enorme moretón morado en la mejilla.

—Vuelve a llamarle así en mi presencia, y será lo último que hagas en tu vida.

La chica bien podía negarse a ello y continuar hablando mal de Priscila; sin embargo, era consciente que sin su ayuda, nunca lograría obtener la venganza que buscaba.
Permaneció en silencio, aceptando la única regla que le había sido entregada (hasta ese momento) por Santiago.

—La necesito lejos de Mackenzie.

—Puedes estar segura de que así será. Pero si te atreves a tocarle un solo cabello, te mato yo mismo, ¿entiendes?.

—Claro.

—Me alegro. Ahora, largo de aquí; ajustaré mi plan para llevarlo a cabo lo más pronto posible.

Verónica se levantó del suelo con cuidado, mientras Santiago se alejaba de ella para centrarse en uno de los hombres que trabajaba para él. Allí nadie parecía interesado en su bienestar y mucho menos, en creer que representara una amenaza para su jefe, por lo que en cuanto Santiago la abandonó... El resto de hombres lo siguieron.

Después de Mackenzie, odia a todo aquél que le haga sentir humillada o sin valor, pero por el momento, se limitó a simplemente obedecer... Más tarde podría vengarse, tanto de él como de la chica a la que protegía (principalmente de ella); los obligaría a sentir el mismo dolor que provocaban en ella hasta que rogaran por sus vidas.