Londres: Capítulo 12

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“No lo endulces, hombre. Era sólo el segundo día”. Kintoki añadió de mala gana. “El segundo día y la guerra terminaron porque cometí un error. Nunca voy a superar eso”.

"B-Bueno... ¡Estoy seguro de que eso ha sucedido en otras Guerras del Grial!" Izuku lo intentó, aunque sólo fuera para tratar de aliviar un poco el mal humor de Kintoki. Miró a los demás en busca de ayuda y confirmación, pero recibió una respuesta mucho más variada.

"No me mires, todavía no recuerdo ninguna Guerra del Santo Grial en la que haya estado". Boudica respondió encogiéndose de hombros, antes de adoptar una expresión más pensativa. "Lo cual... todavía no estoy seguro de si eso es algo bueno o malo..."

"Mi Guerra del Santo Grial fue un desastre por razones que no tienen ninguna relación". Respondió Hans, todavía con la nariz metida en el libro. Había estado escribiendo con mucho fervor durante la batalla anterior y no parecía que fuera a detenerse pronto. "En primer lugar, difícilmente podría llamarse una guerra, solo estaba relacionada tangencialmente con el Santo Grial".

“Bueno, el que recuerdo haber participado fue… más o menos como se esperaba. Incluso si fuera en Moon Cell, las reglas probablemente no sean a las que ninguno de ustedes está acostumbrado”. Tamamo intervino, sin siquiera intentar ayudar a tranquilizar a Kintoki. Aunque no dio más detalles, aunque sólo fuera porque Hans levantó su libro lo suficiente para revelar un mensaje dirigido a ella.

No intentes explicar la clase Saver ahora.

Lo cual probablemente era lo mejor, considerando todo.

"Y ya escuchaste sobre el mío por ese bardo bastardo". Mordred comentó, con no poca irritación en su voz. “Aunque convenientemente omitió que casi gané el Grial, por supuesto. Al final logré eliminar a una bruja bastante malvada mientras todos los demás estaban ocupados peleando entre sí, pero para entonces mi Maestro y yo estábamos demasiado agotados para continuar…”

Ella se calló después de eso, perdida por el momento en sus propios pensamientos sobre el recuerdo de esa batalla final. Izuku quería pedir más detalles, pero parecía el tipo de cosas en las que probablemente era mejor no inmiscuirse todavía. Más inmediatamente, volvió a mirar a Kintoki y descubrió que todavía estaba completamente avergonzado por su error, lo que demuestra que su intento había fracasado.

"Probablemente fue mejor que su guerra terminara tan rápido como lo hizo". En cambio, ofreció Hans, aunque en su habitual tono pesimista. "Hay menos posibilidades de que se convierta en un desastre que deba limpiarse".

“Bueno, claro, pero todavía quería al menos intentar ganarlo. Aunque sólo sea por mi Maestro”. Aclaró Kintoki. “Claro, simplemente cayó en todo el asunto y realmente no sabía en qué se estaba metiendo. No creo que tuviera muchos deseos. Aun así, parecía un tipo bastante decente, ¿sabes?

"Eres afortunado en ese sentido". Comentó Georgios, con sólo un toque de desgana. “Mi Maestro estaba bastante… molesto por cómo terminaron las cosas. Pero cuanto menos se hable de ellos, mejor, en lo que a mí respecta…”

"Sí, la mayoría de ellos eran... así". aludió Kintoki, evitando entrar en demasiados detalles y asumiendo que esa explicación sería suficiente. “Al menos, según quién vimos. No creo que conocimos a todos los Sirvientes y Maestros antes de que terminara”.

"Sir Benkei y el rey David estaban entre los sirvientes, eso lo recuerdo mucho". —añadió Georgios, pensativo. “Aunque no creo que alguna vez nos hayamos encontrado con el Asesino, y Saber logró mantener oculta su identidad. Me pregunté si Gilles de Rais había sido ese Sirviente cuando lo conocí en Caldea, pero dijo que no recordaba haber estado allí…”

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