54. No me pertenece

Comenzar desde el principio
                                    

— ...

— Debe de haber algo. La insistencia de tus padres de que te levante el ánimo y tus ojos sin vida son la evidencia de ello— sentí cómo se sentó a la orilla de la cama. Entonces, posó su mano en mi cabeza para acariciar suavemente mi cabello—. Tal vez me equivoque, pero tengo la corazonada de que esto tiene que ver con Lukas.

Me tensé al escuchar su nombre.

—Así que es eso...— confirmó su especulación—. ¿Qué pasa?

— Sólo... quiero morir. — Solté.

— ¿Por qué tinieblas dices eso! — Me preguntó entre molesto y sorprendido—. ¿Por qué estás tan pesimista? ¿Es porque piensas que no lo vas a encontrar? Tú más que nadie creía firmemente que lo encontrarían con vida. ¿Por qué te has rendido? ¿Y tu esperanza, dónde quedó?

— Murió en cuanto lo volví a ver en el bosque — respondí.

—¿De qué hablas?

Levanté mi espalda y volteé a verlo con lágrimas nuevamente resbalando por mis mejillas.

— Es uno de ellos, Canek.— Mi labio tembló—. Lukas también es un Oscuro.

Agrandó sus ojos y se quedó mudo por un momento hasta que volvió a hablar tartamudeando un poco.

— ¿Es...Estás seguro de eso?

Solté un sollozo y asentí.— Él... fue quien terminó de matar a mi hermano—. Otro sollozo—. No me reconoció. Me miró como si fuera una basura insignificante y no dudó en querer matarme de no ser que al final decidió que era más divertido dejarme con vida al lado de mi sufrimiento...— Lo abracé y seguí llorando sin parar—. ¿Por qué él? ¿Por qué...? Se ha ido para siempre y no sé cómo seguir...

Canek sólo se limitó a abrazarme fuertemente y acariciar mi espalda. Él posiblemente más que nadie, sabía la horrible experiencia de encontrarse con un oscuro que era un ser cercano a ti. Él lo vivió con su mejor amigo Santiago y así como yo, tuvo "el milagro" de no ser asesinado por él.

—¿Tus papás saben lo de Lukas?— me preguntó cuando por fin pude calmarme después de llorar una hora con él.

Negué con la cabeza mientras tomaba el pañuelo que me estaba ofreciendo. — Posiblemente sospechan algo, pero no. No les dije y no quiero que tú digas algo. Por favor...— me soné la nariz—. No quiero que le tengan rencor a Lukas cuando realmente no ha sido él sino el parásito que ahora vive en él.

— Mantendré el secreto sólo si comes lo que tu mamá te preparó— me condicionó. Primero pensé que lo decía de broma, pero su rostro serio me mostró todo lo contrario.

Por lo que suspiré y asentí de mala gana. De modo que salió de mi habitación y en poco tiempo regresó cargando una bandeja con comida. Mamá había hecho crema de champiñones y elote pues además de ser las provisiones abundantes que todavía nos quedaban, era uno de mis platillos favoritos.

Canek puso la bandeja en mi pequeño escritorio y me levanté sin ánimos para sentarme en la silla del escritorio.

Tomé la cuchara y la sumergí en el plato hondo. A decir verdad, olía muy bien, pero por alguna extraña razón se me revolvió el estómago. Aun así, obligándome, di el primer bocado, pero eso sólo hizo que me dieran ganas de vomitar.

— Vamos, muñeco. Tú puedes dar otro bocado— me animó poniendo su mano en mi hombro izquierdo.

— ¿En serio me llamaste de esa forma?— pregunté con hastío y temeroso de que Blue estuviera escondido por allí en su forma original y tuviera problemas con él. No es que no nos lleváramos bien puesto que con el tiempo logró aceptar que Canek y yo sólo éramos grandes amigos y que "no corría peligro" su relación. Por lo que terminó aceptándome y verme como un amigo (aunque él todavía no lo quiera aceptar). No obstante, eso no significaba que no fuera fácil ponerlo celoso cuando sentía que Canek estaba siendo atento conmigo "más de la cuenta" (según él).

Después del Ocaso (gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora