17. Pelea y una amistad rota

140 30 28
                                    

Soleil

— No importa si mi madre ya no está, si tengo unos buenos padres ahora y una vida mejor a como estaba en el orfanato... Este día siempre lo odiaré — Lukas me había confesado un día de otoño, a los 13 años. — Lo odiaré por ser el día que ella me abandonó y la razón de que tenga siempre este miedo constante de que los seres importantes para mí lo hagan también algún día.

Estábamos en la casa del árbol que hay en su casa. Nuestro lugar favorito y "secreto" donde hemos pasado mucho tiempo juntos jugando, leyendo, escuchando música o sólo hablando.

—No deberías pensar eso. Ellos nunca te dejarán. Te aman mucho — me senté a un lado de él y ambos contemplamos el cielo azul.

—Eso no lo sabes... — pronunció con pesimismo.

—Estoy seguro de ello, y si eso pasara... me seguirás teniendo a mí— internamente le di una gran sonrisa. — Yo estaré ahí para ti siempre.

— ¿Me lo prometes? ¿Prometes nunca irte de mi lado? — me veía con mucha incertidumbre.

— Nunca me iré y siempre seré tu mejor amigo.—  le dije con determinación y seguridad. — Te lo prometo. — Alcé mi meñique y él lo entrecruzó con el suyo.

—Hecho. Así que no importa lo que pase ni lo viejos que estemos, nunca dejaremos de ser mejores amigos y siempre estaremos juntos — me dio una gran sonrisa, dejando a un lado su miedo e incertidumbre. Pues creía en mis palabras.

—Ya no quiero ser tu amigo. Me dolió más de lo que podía imaginar haberle dicho esas palabras; y sé que a él también le dolió de la misma manera puesto que al escucharme, se congeló viéndome totalmente confundido.

— ¿Qué...? ¿Por qué... por qué estás diciendo eso? — su voz se entrecortó al preguntarme eso.  — ¿Eres consciente de lo que me has dicho?

Quería ponerme a llorar ahí, puesto que no quería decirlo, pero no sabía qué más hacer. Estaba harto de que Liam me amenazara con decirle que me gustaba y de sufrir sus desplantes debido a sus celos.

Era una situación que no podía seguir soportando, y aunque lo más lógico y simple era decirle a Lukas que su novio me estaba intimidando y metiéndome en problemas, era simplemente lo que NO podía hacer. Porque tenía tanto miedo de que me tratara diferente al saber que me había enamorado de él. Algo con lo que sinceramente no estaba dispuesto a vivir.

Aun si se enterara que me gustaba, cabía la posibilidad de hacerle creer que eso era una mentira, pero aun así, quedaría el problema que tuve con su novio hoy. Por lo que si era totalmente sincero conmigo, entre decidir a quién creerle y a quien darle la razón entre Liam (su novio) y yo (su mejor amigo), estaba seguro que Lukas se pondría del lado de él sin pestañear porque es su novio.

Y un novio tiene más poder que un mejor amigo. Simple y sencillamente porque el amor te ciega y Lukas estaba indudablemente enamorado de él.

En ambos casos, yo saldría perdiendo y nuestra amistad se rompería sin más. Por ello, ¿no era mejor que yo terminara nuestra amistad antes de que una de estas dos posibilidades pasara, para evitarme un poco de sufrimiento y dolor?

—Lo soy — lo seguí mirando sin ninguna expresión en el rostro, aguantando las lágrimas.

Tragó saliva.

— ¿Esto tiene que ver con lo que pasó hoy con William? — se apresuró a decir. — Entiendo que estés enojado, pero ¿podemos hablarlo? — se acercó más a mí, quedando nuestros rostros un poco más cerca. — No viene aquí a reclamarte, jamás fue esa mi intención desde el principio. Sólo quiero escucharte, quiero saber qué pasó. Este asunto... yo no creo que hayas iniciado la pelea. Te conozco, tú no eres así. Debe de haber un malentendido. Sólo dímelo y arreglaremos el problema. Lo sabes ¿verdad? Creeré lo que tú me digas.

Después del Ocaso (gay)Where stories live. Discover now