54. No me pertenece

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⚠️Advertencia⚠️: Este capítulo contiene violencia y abuso sexual.

Soleil

Sólo pude soportar un trance más, en donde me mostraba un hermoso presente donde él y yo ya habíamos adoptado a nuestro primer hijo y así, iniciábamos con la familia que habíamos deseado tener juntos.

Ese trance fue el más doloroso de todos porque al menos antes tenía la esperanza que algún día volveríamos a estar juntos y podríamos recrear de alguna forma todos esos recuerdos hermosos que perdimos antes de tenerlos estos cuatros años. No obstante, ahora... todo había terminado. No importó cuánta fe le tenía a la Madre Naturaleza de que no se lo llevaría, ni cuánto sentía en mi corazón que él seguía con vida. Él ya no estaba. No estaba más en este mundo... No estaba conmigo más y lo peor es que ni siquiera podía llorar teniendo su cuerpo conmigo, porque ahora le pertenecía a un ser despreciable creado por el Señor Mist.

Y mientras él siguiera usando su cuerpo, el anillo que Lukas me había dado seguiría intacto. Al menos eso creía, sino ¿por qué lo seguía teniendo en mi dedo anular con la oportunidad de seguir visitando el laberinto?

Ser consciente de ello me hacía sentir peor de lo que estaba e incrementar mi odio hacia el Señor Mist.

A excepción del funeral de mi hermano en El Gran Árbol de la Vida que había en nuestra comunidad—en donde no pude ver el rostro decaído de mi sobrino ni el valor de abrazar a mi cuñada, sintiéndome de alguna forma culpable de no haber podido salvarlo—; no salía de mi habitación. Todo el tiempo sentía mucho sueño, el cuerpo débil y cansado, sin nada de apetito y sobre todo... sin emociones.

Aun si ya tenía la capacidad de expresar mis emociones, desde que supe que Lukas había muerto, sin pedirlo, mi rostro estaba más duro, sin ganas de querer mostrar cómo me sentía mostrando entonces una expresión seria y deprimente.

Las ganas de sobrevivir en este mundo cruel se habían esfumado y el deseo incesante de desaparecer de él crecía cada día más. No quería vivir, ya no quería hacerlo. No tenía la fuerza ni encontraba el sentido para ello.

Ni siquiera la comprensión y la motivación que querían darme mis padres de seguir adelante ni su súplica de no hacer nada estúpido cuando me decían la frase "ya perdimos a tu hermano, no queremos perderte a ti también"; me daban una razón para querer continuar.

Sólo quería desaparecer...

Sólo quería verlo una vez más...


— Soleil, por favor vuelve... — Parpadeé varias veces y en frente de mí, se encontraba Canek. Sentado en esa silla de madera a un lado de la cama.

Fruncí el ceño ligeramente. No supe en qué momento entró.

—¿Qué haces aquí?

— Vine a ver a mi mejor amigo, por supuesto—. Me dio una sonrisa triste.

Si había algo bueno en todo esto del Klomerthmagedón, debía ser el lazo de amistad que él y yo habíamos formado. A pesar de ser una ex-pareja y saber que yo le rompí el corazón; entre las cenizas de una relación que no funcionó, creció y sigue perdurando una fuerte amistad entre los dos. Pues resultó ser ese gran amigo de mi especie que siempre deseé tener.

Solté un suspiro—. Ya me viste, ¿así que podrías irte? Me siento muy cansado.

Le di la espalda y me acurruqué más con la cobija. No quería hablar con nadie.

—No seas así. Vine a ver cómo estabas... Comprendo tu dolor por la muerte de tu hermano y sé que estar presente en su asesinato debe ser una experiencia desgarradora, pero... ¿hay algo más no es así? — preguntó con cautela.

Después del Ocaso (gay)Where stories live. Discover now