34. Mentira

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Soleil

Era sábado, y llegué a la casa de Lukas a las 12:00 pm con varios ingredientes para hacer los pastelitos rellenos de fresa. Como era casi costumbre, el señor Warthon me abrió la puerta principal con una sonrisa en el rostro al saludarme y me dejó pasar, diciéndome que Lukas estaba en la cocina.

Le agradecí y me dirigí a la cocina para encontrarme a Lukas quien con magia había puesto algunos ingredientes flotando en el aire; y todos los moldes y utensilios en la barra de la cocina. Saludé a Lukas con una sonrisa y ya. Aunque me hubiera gustado haberle dado un beso en los labios, pero eso era imposible; porque su padre estaba cerca y nos arriesgábamos a que nos vieran. Por lo que, me dediqué a poner todo en la barra mientras que él leía una parte de la receta para saber qué era lo primero que teníamos que hacer.

Al ser ambos unos inexpertos en la repostería, cabe mencionar que 7 pastelitos fueron directo a la basura por ser incomestibles ya sea porque la masa seguía cruda, estaban totalmente quemados, no sabían dulces o simplemente había algo que se nos había olvidado poner que hacía que supieran mal.

Por eso, fue tan gratificante lograr que dos cupcakes rellenos de mermelada de fresa no se hubieran quemado y se vieran comestibles a la octava vez que lo intentamos, una vez que salieron del horno.

Mientras esperamos que se enfriaran, nos dedicamos a hacer el betún de queso crema para decorarlos. Una vez que estuvo listo, cada uno tomó uno de los dos cupcakes,— los cuales por cierto eran de sabor chocolate ya que Lukas había logrado que su tío Jack (el hermano del señor Matthew que vivía en Clovek) le mandara chocolate en polvo—; para ponerle la crema y ya después cada uno se dedicara en ponerle algo más para decorarlo.

Lukas decidió ponerle al suyo (además del betún), chispas rojas y un corazón hecho de chocolate blanco el cual tenía la palabra "Love" en medio. Supongo que ese corazón también le pidió a su tío que se lo enviara. En mi caso, después de ponerle el betún, puse algunas chispas con forma de corazón de colores rojo y rosa; y en medio puse una fresa.

Al terminar, cada uno dio ese cupcake que habíamos decorado para el otro sin decir nada; solo sonriendo. Porque no había necesidad de decir nada, ambos sabíamos lo que el pastelito relleno de fresa significaba. Ambos nos gustábamos, ambos ya habíamos confesado nuestros sentimientos por el otro y ambos ya habíamos dejado en claro queríamos una relación romántica seria, la cual era algo que ya teníamos.

Ambos dimos una mordida al mismo tiempo a nuestro pastelito relleno de fresa, por lo que ambos nos dimos una mirada de aprobación respecto al sabor porque ¡estaban deliciosos! Aunque eso era en gran parte por el sabor del chocolate. El manjar más sensacional y exquisito que los humanos habían creado.

Ambos nos sonreímos y ante la felicidad de haber logrado hacer pastelitos tan ricos, nos dimos un beso en los labios y seguimos comiéndolos con un vaso con leche.

Cuando terminamos de comerlos, limpiamos la cocina y subimos a su habitación tomados de la mano.

Sus padres ya no estaban en casa, de hecho, se despidieron de nosotros a los 20 minutos que había llegado, diciéndole a Lukas (más bien recordándole) que se cuidara, que lo querían y que si había algún problema que le enviara una carta a su tía Caroline; ya que saldrían de la ciudad para comprar algunas pociones difíciles de conseguir que necesitaba el señor Matthew, por lo que hasta mañana regresarían. Por ello mismo, no hubo problema que se enteraran que en realidad no estábamos haciendo un pay de limón solo por diversión sino pastelitos rellenos de fresa.

Cuando estuvimos dentro de su habitación, él soltó mi mano y emocionado me dijo: — ¡Cierto! ¡Ahora que estás aquí, puedo mostrarte esto! — sacó una caja de zapatos, la cual estaba pintada de color morado, debajo de su cama y se acercó a mí sin quitar la emoción en sus ojos. Yo lo miré con curiosidad.

Después del Ocaso (gay)Where stories live. Discover now