3. Señores Wilde y Warthon

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8 años

Lukas

Entonces... ¿Qué pasa cuando los objetos humanos se convierten en tu pasatiempo favorito?

Los seres de tu alrededor te consideran un raro y lunático.

Cuando la maestra Natalia descubrió que conservaba algunos inventos humanos (7 meses después de descubrirlos), trató de quitármelos diciéndome que era prohibido en el orfanato guardar esa clase de basura. No obstante, me aferré a ellos y llorando le imploré que me dejara conservarlos y que siguiera buscando otros, puesto que para mí eran interesantes y me hacía feliz tenerlos.

Su rostro fue un poema cuando pronuncié esas palabras y al saber que lo decía en serio, habló con la directora, la señorita Parissi. Ella me mandó a llamar y lo que me preguntó fue:

— ¿Esos objetos te hacen feliz?

Asentí varias veces.

Soltó un suspiro.

— Si quieres seguir teniendo estos objetos, debes mejorar en tus notas y convivir con tus compañeros.

—Lo haré — casi de inmediato, contesté.— Sacaré nueves y dieces en los exámenes; y jugaré con mis compañeros.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

Me dejó conservarlos, algo que le agradecí demasiado. Por lo que ante su condición, puse más atención en clases y mis notas subieron. Asimismo, trataba de relacionarme con los niños del orfanato cada vez que teníamos que trabajar en equipo.

Cambié mi actitud que tenía cuando ingresé al orfanato, mostré más interés por las cosas de mi alrededor, dejé de pensar tanto en la última vez que vi a mi mamá, y la tristeza poco a poco se fue.

La directora y las maestras sabían que había superado mi estado de depresión debido a mi interés por los objetos humanos, y por ello, dejaron que siguiera interesado en esas cosas. Mientras no hiciera algún desastre, no me prohibirían conservarlos.

Los adultos fueron comprensivos respecto a esto, pero los niños... Pueden llegar a ser realmente crueles.

Una vez que se enteraron de mi pasatiempo, las burlas y comentarios despectivos no tardaron en llegar a mis oídos; así como recibir agresión física por parte de ellos. Y es que, era la primera vez que conocían a alguien que le gustara la "basura humana", sintiera interés por esa raza inferior y destructiva e hiciera ver la posibilidad de que no eran tan malos como se decía que eran.

Mi mentalidad era sin duda distinta a la de ellos, de modo que fui catalogado como loco, raro, fenómeno, "traidor de Demerth", entre otras cosas. Siendo este el hecho por el que nadie quería sentarse conmigo en la horas libres, nadie quería ser mi amigo y nadie quería que fuera miembro de su equipo de trabajo o de juego.

Aun si había compañeros amables que me hablaban de vez en cuando, no pude tener una fuerte conexión con ellos.

Era triste mi situación sin duda, pero no me importaba. No importaba ser llamado "el raro del orfanato", porque esa "basura humana" me hacía inmensamente feliz, era mi impulso y motivación para no darme por vencido, porque creía que lejos del orfanato y de la ciudad de donde nací, había más por conocer.

Había un mundo que La Madre Naturaleza quería que descubriera y que viviera porque sino, nunca iba a comprender por qué hizo que los seres que más quise me abandonaran y me dejaran solo ante un mundo tan cruel que no aprueba que pienses diferente.

El tiempo pasó y en el transcurso de los meses antes de cumplir 8 años, hubo algunas parejas que se interesaron en adoptarme, pero yo los rechazaba.

Y es que cuando la pareja se acercaba a platicar conmigo, y la que quería ser mi "futura mamá" acariciaba mi mejilla y me hablaba dulcemente, la imagen de mi mamá llegaba a mi mente para después recordar los acontecimientos de esa noche; provocando que empezara a llorar y me alejara de ellos aterrado.

Después del Ocaso (gay)Where stories live. Discover now