María es una mujer de veinticinco años que quiere ser distinta a los demás, quiere seguir su sueño sin que nadie la juzgue y quiere vivir una vida llena de aventuras y experiencias que las hacen sentir feliz sin seguir la corriente, como todas las p...
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Narración del comisario
A los veinte años por fin puedo empezar a estudiar lo que me gusta en la universidad, para un día llegar a ser policía y luego comisario. Ser el jefe de una comisaría en la cual pueda decidir sobre los casos y entrenar mis hombres para que sean los mejores, me llena de felicidad y me voy a sentir muy poderoso.
En la universidad conozco un chico que se convierte en mi mejor amigo, Federico. Cuando terminamos de estudiar yo logro obtener un puesto de trabajo en una de las dos comisarías que tenemos en mi pueblo.
Mi mejor amigo después de una desilusión amorosa, decide irse del pueblo y consigue trabajar allí. Estoy feliz por él porque ambos estamos logrando nuestros sueños.
Después de años de sacrificios, logro obtener el puesto de comisario. Un día, siempre en busca de futuros policías para mí comisaría, veo una mujer con mucho potencial, pero que no voy a contratar porque no admito mujeres. Son frágiles y ninguna puede hacer este tipo de trabajo donde se requiere mucha acción, mucho coraje y sobre todo mucha cabeza.
Ella al parecer tiene todas estas características, pero mi ética me dice de no admitirla en mi comisaría. Hasta que mi mejor amigo me confiesa que es su hija, yo me quedo sorprendido. Me ofrece mucha plata para que pueda cumplirle el sueño a su hija. La plata es tan poderosa que logra convencerme.
Esta mujer, María, viene a trabajar en mi comisaría, tiene el talento en las venas y eso se nota.
Mi mejor amigo se vuelve loco. Al parecer la madre de María, le impidió que su sueño de ser padre y de ver crecer a una criatura, se haga realidad. Después de veinticinco años perdidos, él pierde el control y mata a la madre de María.
Para ocultar todo me ofrece aún más plata y no puedo no aceptarla. Hasta poco tiempo odiaba a los corruptos, pero esta plata me podría permitir vivir sin trabajar nunca más y capaz escaparme en un lugar para calmar un poco la culpa que siento.
Lo ayudo para que nadie descubra su asesinato. Es difícil ayudar a su hija a descubrir algo que yo mismo ayudé en hacer. Pero es así.
Me pide que lo ayude a hacer llegar unas cartas con amenazas que escribe para su hija, y yo me tengo que hacer el sorprendido cuando me diga lo que ha escrito y ayudarla para encontrarlo. Hasta me pide que le haga un identikit, para que ella sepa que yo la esté ayudando de verdad.
Es todo muy confuso. Me siento como en una película en la cual tengo que actuar dos personajes distintos entre ellos. Federico está dispuesto a todo, yo me veo obligado a seguirle la corriente, por la plata y por la amistad que llevamos hace muchos años.
Después de muchos planes y de cosas que pasaron a lo largo de estos meses, no me vi venir que María y otro empleado mío, Marcos, hacen un plan a escondida, sin decirme nada, y logran atrapar a Federico, en consecuencia, a mí también.
Nos detienen, y después del juicio nos dan muchos años de cárcel que me hicieron entender que el camino del mal, de la corrupción y de las mentiras es el peor que se puede tomar en esta vida.
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Pase lo que pase es siempre mejor estar del lado del bien, las personas malas y enfermas te pueden hacer creer algo que luego no te van a dar. La plata puede ayudar, pero hasta un cierto punto, si es utilizada para hacer el mal te va a jugar en contra...
