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Ada continúa hablando sobre todo lo que vivió durante los años en los cuales desapareció, pero Leon se pierde a mitad del relato y prefiere fingir que está escuchando todo lo que dice

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Ada continúa hablando sobre todo lo que vivió durante los años en los cuales desapareció, pero Leon se pierde a mitad del relato y prefiere fingir que está escuchando todo lo que dice. Ada, por el contrario, finge que no sabe lo que Leon está haciendo, porque está satisfecha con tenerlo cerca.

Es egoísta, porque ella sabe que Leon está mejor sin su presencia: lo mejor habría sido nunca aparecer, aunque luego de escuchar sobre sus terrores nocturnos, cree que ahora que sabe la verdad, podrá lidiar mejor con ellos.

Además, Ada sabe que Leon te tiene a ti. Por supuesto que ese joven Kennedy ha desaparecido; ya no es ese perrito que agita la cola al ver a Ada, pero de algún u otro modo no ha cambiado. Ada sabe que Leon no ha cambiado, aunque él crea que sí.

—Pelea —es lo último que dice Ada, antes de despedirse.

De nuevo están en el centro comercial; el sol está ocultándose y pronto se hará de noche. Ada cree que si tuvieran oportunidad de conocerse, te debería una disculpa por robarte a Leon durante tanto tiempo. Y por lo que piensa que sucederá luego...

Leon tiene otra vez esa mirada rota y vulnerable, susceptible a enfrascarse en sus pensamientos.

—Pelea y déjales en claro a Thomas y Victoria lo que quieres o estarás condenado a vivir así, toda tu vida.

Ada no le da tiempo a Leon de que se despidan, cuando arranca y sale del estacionamiento del centro comercial. Sin mirar atrás. Todo lo que debió hacerse, está hecho.

[...]

Leon ha perdido la cuenta de los días que lleva encerrado: no sabe qué hora es ni la última vez que comió algo que no fuera un vaso de ron o whisky. El sabor amaderado y amargo se sigue deslizando por su garganta, quemándola y provocándole esas náuseas tan características, que lo hacen correr al baño de la oficina, para vacíar el poco contenido que se mantiene (o mantenía) en su estómago.

Nunca fue un ávido bebedor durante su adolescencia o en su corta época rebelde (que en realidad no era nada más que él saliéndose sin permiso para ver a Ada) pero luego de la muerte de ella, cayó rápido en el alcoholismo.

No se siente orgulloso, es algo que le ocultó a Ashley y a su familia y Thomas nunca pareció darse cuenta porque los resultados en la empresa seguían igual de excelentes; era en las noches, antes de dormir, cuando decidía perder la consciencia bebiendo. Estuvo así por más de dos años, quizá tres, hasta que por voluntad propia encontró ayuda en Jill y Chris.

Dos personas con las que nunca tuvo un contacto estrecho, pero que durante la época de rehabilitación, fueron como dos hermanos, junto con Claire: a los tres había dejado de frecuentarlos, aunque siempre que podía los visitaba. Ashley se terminaba colando en sus planes y los cinco disfrutaban de las planes que compartían. Luego de nuevo tuvo que concentrarse en la empresa cuando su padre le dijo que debía empezar a planear el modo exitoso en que la empresa Kennedy y la de tu familia se unificaran. Lleva tiempo sin verlos, además del pequeño encuentro con Valentine, y ahora que de nuevo está ahogándose en alcohol, los extraña más que nunca.

Ashley ha intenado entrar, sin esfuerzo, y Leon se pregunta si también tú has hecho ese esfuerzo... Si siquiera alguna de las dos sospecha por lo que está pasando.

Leon se siente débil y estúpido, un niño pequeño como Ada se encargó de repetírselo, y quisiera que sus palabras o su regreso no lo hubiesen afectado al punto de volver a una época de su vida, sin retorno.

Dentro de la oficina no hay ventanas y los focos que la mantendrían iluminada permanecen apagados, porque Leon sigue entrando y saliendo de ese ciclo interminable e insufrible de resaca y ebriedad. Su cuerpo no ha tenido tiempo de recuperarse. Leon quisiera destruirse a sí mismo y desaparecer, para ya no tener que preocuparse por su vida.

¿Enfrentar a Thomas y Victoria?

A sus veintisiete años quisiera no dudar de eso.

Tal vez Ada tiene razón y Leon es un niño. 

[...]

Por fin se anima a salir de su cueva luego de que estuvo las últimas horas investigando cosas, preguntando aquí y allá por información sobre tu familia y el tal Luis Sera: descubrió la amenaza de tu madre hacia él, porque ella por voluntad propia lo admitió, y también descubrió lo de tu trabajo.

Leon aún no es tan influyente como Thomas Kennedy, pero sin duda la poca o mucha influencia que ha conseguido por cuenta propia fue suficiente para resolver esos dos asuntos.

El siguiente paso es dejar el alcohol. Probablemente lleva poco menos de dos o tres horas sin beber, pero ya la garganta empieza a sentirla seca y el dolor de cabeza y mareos típicos de la resaca se hacen presentes: antes apenas y lo sentía, cuando ya de nueva cuenta introducía alcohol en su organismo.

Falla cuando se encuentra en su cuarto, revisando el cuarto con las pocas pertenencias de Ada que pudo rescatar: todas las fotos que se tomaron juntos, alguna prenda que ella le regalaba luego de sus escapadas nocturas hasta su pequeña casa, y el perfume que nunca pudo obsequiarle.

Dentro de toda la penumbra que parece querer tragárselo, Leon piensa en ti; en la mirada preocupada y desconcertada que le diste cuando se encontraron de vuelta en el centro comercial o incluso de tu cuerpo acomodándose a la perfección en su regazo. Leon se arrepiente de no haber dado un paso más allá de sus límites, pero al mismo tiempo sabe que fue lo correcto porque no se encuentra bien.

Quiere un abrazo tuyo, sin embargo, Leon quiere mejorar para sentir que merece ese abrazo y tu cercanía.

Y cuando explota, horas después, contigo y sin motivos aparentes por una tontería, está más que seguro. No hay terror en ti, más bien decepción, y eso le cala más que cualquier otro sentimiento.

Cuando ve tus ojos enfadados, moviéndose casi frenéticamente de un lado a otro en busca de respuestas en él, Leon confirma que lo mejor es que te alejes, aunque le duela.

Las cosas que fácil llegan, fácil se van, piensa mientras te ve alejándote de la videoteca. La caja abierta con la etiqueta de las iniciales de Ada Wong parece sonreírle y recuerda las palabras que ella le dedicó.

Betrothed Hearts [RE4R | Leon S. Kennedy/Lector | AU]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora