El Rey del Inframundo - Mairimashita Iruma Kun (Yaoi 18+)

Sigilo.

He aquí el siguiente capítulo, si me alcanza el tiempo subo otro.

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.

Capítulo 25.
 

Iruma estaba peleando contra los seis dedos de Baal junto a su toro de nubes negras, cuando trataban de herirlo el toro se volvía intangible y solo lo atravesaban, pero cuando el toro daba cornadas se volvía tan duro como el acero y los hería de gravedad. Baal estaba viendo a lo lejos como el niño manipulaba la magia y parecía un experto con ese hechizo, pero estaba seguro de que ninguno de los maestros de Babyls tenía el conocimiento para esa clase de hechizos, era uno de los hechizos profanos de los reyes demonio, así que sospecho más de que Delkira había manipulado todo a su gusto y le había dejado a Iruma más información de la que realmente el niño necesitaba.

Así que estaba más decidido a terminar con el último vestigio de Delkira voló tan rápido como pudo para poder atravesar al peli azul con su tridente, una vez lo asesinara todo ese poder sería suyo, pero no contaba conque la guardia del inframundo apareciera… se estaba tardando demasiado en matar a un solo niño y gracias a eso se estaban empezando a movilizar a los demonios que no se unirían a su causa.

 
-       Muévanse de mi camino – la lluvia de rayos empezó a caer sin importar si estaban sus aliados en combate lo único que buscaba Baal era acabar con todo lo más rápido posible, si tardaba más no habría otra oportunidad para ganar.

-       Emperador del Rayo Baal, será mejor que te detengas, aun puedes tener un juicio justo si te rindes – la voz de Henri inundó el lugar, cuando le avisaron que su rey estaba en peligro se movilizó lo más rápido posible, había llegado a la mansión Naberius y todo estaba en cenizas, luego fue a la mansión de Sullivan y todo estaba destruido, así que asustado voló lo más rápido que podía para poder salvar a su rey, no iba a permitir que desapareciera de nuevo, él se había jurado protegerlo de manera adecuada a diferencia de la última vez que se había ido.

-       Henri, tu serás el segundo que mate cuando sea rey… tu y Sullivan se llevaran la peor parte de todo mi odio – ambos empezaron a pelear, los golpes y la magia salía disparada por todos lados, junto a eso ambos debían de esquivar al enorme toro de nubes negras que estaba atacando y los demás policías estaban tratando de sacar a Iruma de ese lugar, la orden de su líder había sido clara, Iruma debía estar a salvo acomode lugar y evitar su muerte era la prioridad principal, pero el niño no hacía caso a las palabras de los policías él seguía peleando contra los dedos para asegurarse de poder detenerlos, pero a pesar de las heridas que ya tenían ninguno parecía realmente lastimado o simplemente parecían disfrutar todo el daño que Iruma les lograba hacer.

La pelea continuó por varios minutos, pero en un momento donde nadie prestó mucha atención Maemaro logró lanzar su bumerán contra Iruma y de esa manera la herida desconcentró al menor haciendo que las nubes perdieran su forma de toro y estuviera desprotegido, Baal al ver como se deshacía la invocación del toro lanzó su tridente con mucha fuerza hacía Iruma y justo cuando creyó que iba a lograr matarlo una enorme muralla de tierra apareció protegiendo al peli azul.

Todos los presentes voltearon a ver que había logrado proteger a Iruma y apareció Agares con una cara enorme de flojera desde el suelo, estuvo ahí esperando el momento perfecto para poder ayudar a su amigo.

 
-       Lo siento, pero no te dejaré lastimar a mi amigo – los adultos se sorprendieron de que un niño de esa edad tuviera la magia suficiente para poder detener el tridente de Baal con su magia de linaje. A lo lejos estaban los anormales llegando a la zona de batalla, Henri le había dicho a Ameri que contactara a las coronas y personas de confianza para poder detener el ataque de Baal en lo que él iba a proteger a Iruma con la policía del inframundo, pero la peli roja sabía que no había mejor escuadrón que la clase anormal así que los llamó a ellos primero y después fue por las demás coronas.