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D A V I N A

Llegó la mañana siguiente y me dirigía al gran comedor  para desayunar. Cuando Draco y yo regresamos al castillo y él insistió en acompañarme de regreso a mi dormitorio, traté de dormir el resto de la noche. Pero él estaba ahí, no físicamente como yo quería sino en mi cabeza. Así que di vueltas y vueltas hasta que salió el sol.

Caminé rápidamente hacia el gran comedor, esperando que algo de comida curara el anhelo en mi estómago. Me dirigí directamente hacia la fila de estudiantes que avanzaban con sus bandejas, agarrando comida.

Me había duchado esta mañana pero había hecho un trabajo terrible secándome el cabello, así que algunos mechones todavía estaban húmedos y mi uniforme... mierda , murmuré para mis adentros cuando me di cuenta de que me había olvidado de abrocharme los cuatro botones superiores de mi camisa. Los abotoné y cuando volví a mirar hacia arriba, el chico frente a mí había girado la cabeza sobre su hombro con los ojos entrecerrados. Esa mirada era un pecado en sí misma.

Theo.

—¿No quieres dejarlos sin abrochar?.—Theo dijo y yo me puse tenso.—te quedaría mejor.

Me burlé y puse los ojos en blanco.—¿Por qué? ¿Por qué soy una puta?.—No hizo falta que Einstein se diera cuenta de a qué se refería. Chicas y chicos como él se burlaban de mí toda mi vida.

—Exactamente.—dijo, agarrando una bandeja mientras avanzábamos por la fila.—también haría feliz a Malfoy.

Cristo. ¿Podría ser más predecible?.

Forcé una carcajada.—¿En serio? Es como si estuvieran obsesionados con él. Seguro que hablan lo suficiente de él.

—¿Obsesionado?.—Theo se río.—Con eso...—se volvió hacia mí de nuevo pero luego sus ojos se movieron hacia arriba, por encima de mi cabeza y luego apretó la mandíbula y entrecerró los ojos con tanto odio.

—Continúa.—escuché una voz ronca muy familiar.—termina esa frase, quiero saber.

No necesitaba mirar, no, estaba demasiado nerviosa para mirar por encima del hombro. Ya podía sentirlo tan cerca detrás de mí y reconocería esa voz desde cualquier lugar, especialmente después de la última noche.

—Sociópata.—gritó Theo, dando un paso adelante, un poco demasiado cerca de mí para mi gusto.—maldito sociópata loco.

Escuché la risa sin aliento de Draco.

—Honestamente, no me sorprende que vayas por esta pequeña zorra.—dijo Theo furioso y noté que algunos estudiantes se habían dado cuenta de esta patética pelea. Luego, Theo me miró como si fuera un niño pequeño triste y dijo.—Si me gustaras, te advertiría que te mantuvieras alejada de él. Oh, es cierto. Ya te lo advertimos, pero eras demasiado tonta y desesperada para abrir las piernas por-

En un segundo, Draco estaba detrás de mí y al siguiente estaba frente a mí con su mano alrededor de la garganta de Theo en un agarre mortalmente fuerte, presionándolo contra el mostrador. La fruta cae de un lado y rueda hasta el suelo. Ahora casi todo el mundo estaba mirando.

—Di lo que quieras sobre mí.—Draco hirvió en la cara de Theo.—pero deja su nombre fuera de tu maldita boca.

—¿Sí? ¿O qué?.—Theo gruñó en respuesta e intentó apartar a Draco de él.

Debería detener a Draco, colocar mi mano sobre su hombro y decir algo estúpido como, este no eres tú, pero es él y eso es lo que me atrae tanto. Además, Theo merece que le den un puñetazo en la cara. Estaría mintiendo si dijera que no me satisfacía ver a Draco como su sociópata primordial.

SCREAM FOR ME | DRACO MALFOYWhere stories live. Discover now