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D A V I N A

Harrington me dejó sola en mi nuevo dormitorio, o debería decir "casa", y luego se alejó por el estrecho pasillo con la lámpara parpadeante que colgaba de la pared. Lo miré y un pensamiento oscuro me dijo que lo empujara escaleras abajo. Tal vez entonces este infierno se cerraría y no tendría que soportar este año.

Con gran control, dejé en paz al viejo espeluznante y entré a mi dormitorio. Era pequeño, pero de todos modos no querría un espacio grande. En un rincón había una cama individual con sábanas blancas y dos almohadas y luego una colcha verde oscuro a los pies de la cama. Dejé mi bolso encima y luego miré alrededor de la habitación.

Al lado de la cama había una mesita de noche de madera frente a una ventana larga y rectangular de la que había cortinas de color verde oscuro colgando hasta el suelo de madera oscura. Noté la alfombra de aspecto viejo debajo de mis pies, estaba mezclada con rojos y verdes y parecía una alfombra que encontrarías en la casa de una abuela. Pero no me quejé: probablemente era lo más bonito de este castillo.

En el lado opuesto de la habitación había un escritorio y un armario con cuatro cajones debajo de las puertas viejas. Curiosamente, abrí el armario y encontré varias camisas blancas con botones colgadas y un par de blazers. En los cajones encontré faldas, medias y calcetines y supuse que ese era el uniforme que debía usar. Me quedé devastado cuando vi la corbata.

Y por último, un pequeño escritorio al lado de la puerta frente a mi cama. Y encima había algunos libros, bolígrafos y un horario de mis lecciones. Suspiré mientras contemplaba la espantosa vista. Se supone que debo estar viviendo mi vida, se supone que debo terminar con la escuela. Podría estar en la universidad o viajar por el mundo en un año sabático.

En cambio, estoy aquí y todo es culpa mía.

Este es mi infierno personal.



Después de una hora de estar acostada en mi nueva cama, sonó un golpe en mi puerta. Al principio, no iba a abrirla y dejar que quienquiera que estuviera allí se fuera. Pero entonces el golpe volvió a resonar y esta vez fue fuerte, tres fuertes golpes de puño rompiendo la madera de la puerta.

Entonces, curiosamente, me levanté y caminé hacia la puerta. Luego, la abrí con un movimiento rápido.

De pie afuera, con la mano en la cadera, había una chica baja con cara de puchero. Su cabello negro era corto y su flequillo complementaba perfectamente su rostro.

—Voy a darte un recorrido por la escuela.—dijo y yo levanté una ceja.

Hola a ti también.

—Esta bien.—dije, con una mueca en mis ojos.

Sus ojos me miraron de arriba abajo y la niña no hizo ningún esfuerzo por ocultar su juicio. Perra —quise decir pero no tenía exactamente lo mismo con ella.

—Pansy Parkinson.—dijo y supuse que ese era su nombre.

—Davina Arden.—le respondí en el mismo tono mojigato.

—Un placer.—forzó una rápida sonrisa en sus labios y giró sobre sus talones, luego me miró.—Bueno, ¿vienes o no?.

Sonreí y la seguí afuera, cerrando la puerta detrás de mí.

Ella me agrada.


SCREAM FOR ME | DRACO MALFOYWhere stories live. Discover now