Mire que acaba de entrar otra vez Duff Mckagan, pero esta vez viene con un hombre pelirrojo.

- Hola, hermosa. - sonríe y yo rodó los ojos.

- Aquí no vendo guitarras.

- De igual manera aunque así fuera yo no toco la guitarra, soy el bajista.

- ¿Aja?

- Bueno... no quería molestar solo que mi amigo ha venido aquí a comprarle algo a su novia ya que vendes patines y el quiere unos para ella.

- Pues tu amigo es bienvenido aquí. - voltee con ese chico pelirrojo y el solo me miro serio.

- Gracias, nena. - Hablo aquel pelirrojo y se marchó para ver los patines.

- ¿Por qué siempre andas de mal humor? Sabes que no voy a intentar meterme entre tus piernas ya que eres novia de Nikki, y el es mi amigo. A menos que quieras eso. - se recargo en el mostrador y yo me hice para atrás.

- No. - solté secamente.

El sonrió sinico y me guiño el ojo.

- ¿Por qué no vas con tu amigo y lo ayudas a elegir los patines para su novia?

- Estoy cómodo aquí.

Gire la silla para darle la espalda.
Cuanto los días para que Nikki regrese a mi lado, esto es un infierno y ya no soporto a este idiota de Duff.
Después de que su amigo se decidió a comprar los patines, ellos se marcharon. Al fin.

He tomado mi medicamento tal y como el medico me lo ha recetado. El apetito no me volvió en sí, pero procuro comer un poco más que antes y mantenerme ocupada con diferentes cosas.
Se que es necesario ir con el terapeuta pero la verdad ahora tengo prioridades y eso es mi tienda y Nikki.
Hablando de Nikki, hoy regresa al fin de la clínica y estoy muy feliz por ello. Meses sin verlo me pareció una eternidad. Siglos si se puede decir.

Estoy afuera de aquella clínica tal y como Nikki quería que fuera. Veo que se abren aquellas puertas blancas y veo a Nikki más reluciente que nunca.

NIKKI
Meses aquí encerrado, el día por salir me pareció una eternidad.
Estar sobrio no fue tan bueno como había pensando que sería, ahora que estoy sobrio me siento tan vacío y solo. Lo único que me mantenía estable era saber que al salir de aquí Carrie, estaría ahí para mí y que no estaría solo como solía hacerlo.
Los guardias abren las puertas, salgo de aquella clínica que a la vez fue mi infierno y veo a Carrie.

Ahí esta esa dulce niña vestida con un pequeño vestido de color rosa, su cabello suelto que se mueve con el viento y con esa sonrisa encantadora que tanto amo. Aunque la veo distinta, la veo más delgada que hace meses antes de entrar aquí, tiene unas ojeras debajo de sus ojos más marcadas que nada y los pómulos se notan más. Pero para mi sigue siendo la chica más hermosa de todas.
Al verme corre hacia a mi y se lanza sobre mis brazos. Tomo equilibrio para no caerme con ella en mis brazos, sus delgadas piernas rodean mi cintura y sus brazos mi cuello.

Me besa desperadamente como yo a ella. Había echado de menos el sabor de sus labios, sus besos y a toda ella.

- Carrie, deja que respire aire puro. - comento Tommy.

- No seas envidioso. - Hablo Vince que pasaba por nuestro lado.

- Te extrañe demasiado - dijo entre el beso. - como no tienes idea.

Camine con ella aún en mis brazos hasta el carro, al llegar al carro ella se bajo y me abrazo por la cintura.

- Carrie, nena. - digo y ella me mira con sus ojos llorosos. - Hey, no llores aquí estoy. - limpio sus lágrimas y suelta un suspiro.

My little girl... (Nikki Sixx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora