My little girl... (Nikki Sixx)

1.

¿Me había enamorado antes? No lo creo. Había tenidos novias y las quería pero no eran lo suficientemente para quedarme con ellas o tal vez yo no era suficiente para estar con ellas.
La mayoría de mis relaciones fueron duraderas, pero siempre terminaba estropeando todo por mi ambición por el éxito, las drogas y las mujeres. Es lógico, entiendo que no perdonen infidelidades porque yo tampoco lo haría y entiendo el porqué siempre termine mal con ellas.
Nunca en mi vida se me cruzo por la mente que yo terminaría enamorado de una réplica exacta de una muñeca de porcelana, jamás me imagine que me enamoraría locamente de una mujer hasta que conocí a Carrie Hopkins, aquella chica de sonrisa inocente y con los ojos más hermosos de todo el mundo.
Ella fue la mujer que marcaría mi vida, marcó exactamente mi vida como jamás lo imagine.
No era la típica chica con la que yo solía estar, ella tan pequeña, delgada y de una piel blanca como la nieve.
Era como si una princesa se hubiese salido de un cuento.
Si alguien del futuro hubiese venido hace tiempo y me hubiera comentado que me enamoraría profundamente de una niña que parecía una muñeca, me hubiese reído en su cara. Yo con las niñas ricas, jamás.
Estábamos en nuestra primera gira, me encontraba más que drogado, pasado de copas y demás pero... cuando vi esos ojos de color almendra volví a estar sobrio y recordé lo hermosa que aveces solía ser la vida.

Ahí esta ella, parada en el vestíbulo del hotel con unos patines sobre su mano, vestida con unos pantalones deportivos de algodón, una sudadera negra bastante grande para su cuerpo, su cabello color caramelo amarrado en dos coletas y con ese flequillo que cae sobre su frente era como ver a una niña de preparatoria pero no lo era.
Era un puto ángel.
Volteo a verme, me analizo de pies a cabeza, seguro por el aspecto que traigo. No me he bañado en tres o cuatro días, eso creo, así que debo de tener un aspecto de mierda.

Pude ver una pequeña sonrisa en su rostro, de seguro se burlo de como luzco y la verdad me da igual.

- Nikki, ¿Qué mierda haces parado como idiota? - me pregunta Tommy al mismo tiempo que me toma del brazo. - Oh, oh ya veo. ¿Quién es esa muñeca? - la miro de pues a cabeza. - Amigo, es una niña que de seguro estudia la preparatoria.

- ¿Quién dijo que quería follarmela? - voltee con Tommy y este sonrió. - No seas idiota, Tommy. - OK, tal vez Tommy tenga razón y tal vez es una niña de preparatoria pero... es la chica más guapa que haya visto en mi vida y no me había puesto así por ninguna mujer más que por la droga.

- Vamos, hombre.

Caminamos hasta el elevador, una vez dentro de aquel pequeño ascensor, mire aquella linda e inocente mirada por última vez en este día o al menos eso pensé.
Todo el jodido día nos metimos todo tipo de drogas en el sistema, Tommy y yo terminamos hechos una mierda al final del día. Desperté y lo primero que vi fue una chica de cabello negro acostada sobre la cama. La saqué de la habitación lo más rápido que pude, no quería a nadie a mi lado e iría al vestíbulo para ver si de pura casualidad volvía a ver aquella niña de ojos almendrados.
Me sorprendí ver aquella niña, esta sentada sobre el sofá, lee una libro pero al sentir mi presencia baja aquel libro. Me mira y entonces quedo atónito.

Sus ojos grandes y hermosos me miraron de nuevo, mi corazón latio fuerte y rápido como cuando consumo cocaina. Aún mantenía esas coletas sobre su cabeza, pero esta vez no traía esos patines sobre sus manos.

- Hola. - Saluda sonriente. Maldita sonrisa hermosa y esos hoyuelos que se formaron en sus mejillas fue fenomenal. - Desde hace rato vi que estabas parado aquí, te observe y tuve la curiosidad de saber quien eras y además tu estilo me dejo impresionanda. Me gusta. - Hablo de repente. ¿Quién demonios es ella?

- Soy Nikki Sixx. - No suelo ser muy social, en realidad aveces me alejo de las personas y me encierro en mi propio mundo pero algo cambió en mi, había venido hablar con ella cosa que jamás me imagine que llegaría hacer.